Capítulo Catorce - Prométemelo

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14. Prométemelo.

*Advertencia: sólo tendrá sentido una parte de este capítulo si habéis leído los libros.

  —Harry, no —exclamó Draco sujetando al pelinegro por los hombros, reteniéndole en el suelo. El chico forcejeó, pero no consiguió librarse del agarre. Le miró sin entender.

—Draco, es Sirius. Sé que no le tienes mucho aprecio, pero...

—Escúchame, ¿quieres?

—¡Es Sirius, Draco! ¡¡Sirius!! —chilló Harry sacudiendo los hombros para librarse de él—. ¿Qué te pasa? ¡Déjame! ¡Le está torturando, Draco!  —estaba totalmente fuera de control con la mirada encolerizada.

Draco no tuvo más remedio que darle una fuerte bofetada en la mejilla.

  —¡Escúchame, joder! Es una trampa, una maldita trampa. Tienes que relajarte, Harry. No es verdad. Quien-tú-sabes está utilizando vuestra conexión...

  —¿Y tú qué coño sabes? ¡Qué coño sabes! —le dio un empujón en el pecho, aún con la mejilla roja, y se puso en pie—. Debo ir a rescatarle. No puedo permitir que se lleve a otra persona que quiero.

  —Mira que eres cabezota —gimió Draco—. ¿Cómo puedo convencerte de que es una trampa?

—¡No es una trampa! Sé distinguir... —se puso la camisa de cualquier manera— entre la realidad... —se subió los pantalones con la ropa interior aún mojada— y  los sueños —metió los pies en los zapatos—. Además, ¿cómo puedes saberlo?

  —Por si ya lo has olvidado, Harry, mi padre es mortífago. Tú mismo le viste el año pasado. A veces escucho cosas. Es normal, ¿sabes? Algunas reuniones son en mi casa...

Harry dejó de dar vueltas por el baño y le miró.

  —Tiene sentido —murmuró.

—¡Pues claro que la tiene! —se puso la camisa y los pantalones—. ¿Puedes contactar de alguna forma con Blac... Sirius para ver si realmente está allí?

Harry se mordió el labio inferior, pensativo.

—Vigilan las lechuzas y las chimeneas... —Draco comenzó a abrocharse los cordones de los zapatos—. Bueno, la de Umbridge no, pero sería una locura...

—¿No podrías contactar con alguien de los vuestros? No sé, McGonagall o alguien... De verdad, qué raro que sea yo el que da las ideas  —sonrió, pero al ver que Harry le miraba ceñudo borró la sonrisa. 

  —McGonagall está en San Mungo desde el lunes, ya lo sabes. Y Dumbledore no está... —contó con los dedos—, tampoco Hagrid, que ha huido... de la Orden del Fénix no queda nadie en el castillo —arrugó el rostro.

Draco le miró pensativo.

  —Creo... creo que deberías contárselo a tus amigos. Ya sabes, el Weasley y Granger. 

 —Sí... —asintió con la cabeza—, sí... Creo que sí —le agarró de la mano y le acercó a él —. Pero tú te vienes conmigo. Te necesito, Draco.

El rubio sonrió.

  —Claro.

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 —¡Snape! —murmuró Harry después de soltar un grito ahogado al cruzarse con el profesor por los pasillos—. Snape también está en la Orden... —miró a Draco—. ¿Crees que es de fiar?

  —Es nuestra opción más segura —contestó Draco, que se refería a la otra idea que se les ocurrió, la de colarse en el despacho de Umbridge.

—No vengas conmigo, Draco. No quiero que a Snape se le decape nada sobre nosotros a Voldemort—Harry le envió una sonrisa tensa y se fue por donde habían visto dirigirse al profesor. Apretó el paso al ver que iba a entrar en una de las aulas.

  —¡Profesor Snape! —exclamó Harry. El profesor se giró, claramente sorprendido—. Necesito su ayuda.

Snape frunció el ceño.

—Lo siento, Potter, pero, a diferencia de otros, no creo que usted sea tan importante como para creerse que sus problemas me afectan de algún mod...

—No es eso —le interrumpió—. Es... Bueno, señor —echó un vistazo a su alrededor—, es Canuto. Necesito saber si... me preguntaba si podría decirme... ¿sabe si está en ya sabes donde? ¿O está en el sitio donde la guardan..., señor?

  —Ya —murmuró por lo bajo sin dejar de mirarle—. Lo comprobaré, Potter. Quédese aquí —dio media vuelta y se fue a paso rápido por el pasillo.

Media hora después, Harry ya se encontraba de nuevo reunido con Draco en una clase vacía, sentados en el suelo con la espalda apoyada en la fría pared.

—Gracias por no hacerme entrar en pánico —agradeció el pelinegro, cogiéndole de la mano a Draco. El último sonrió.

—A veces puedes ser muy estúpido, ¿sabes?

—¿Cómo iba a saberlo, Draco? No soy capaz de distinguir lo real con lo falso. ¿Qué pasará cuando no estés conmigo y ocurra de nuevo...?

Draco rodeó las manos de Harry con las suyas y se las colocó en el pecho.

—Harry, a ver si te queda claro: estaré contigo siempre, ¿entendido?

El pelinegro bufó y se soltó.

—No hace más de una semana te odiaba con todo mi corazón...

—... pero yo estoy enamorado de ti desde hace meses —intervino el rubio—. Yo sé lo que siento ahora mismo, y te aseguro de que no es como cuando estaba con otras personas. Es diferente, algo nuevo pero, por alguna razón, sé que durará mucho tiempo.

  —No hagas promesas que no sabes si van a cumplirse, ¿vale? Las personas se cansan de las personas, es ley de vida. No puedes prometerme que estarás conmigo para siempre. No puede ser.

 Su mirada era triste, como si de repente se hubiera dado cuenta de que lo suyo era imposible.

  —Ya sé que es imposible lo nuestro—respondió Draco a la pregunta que no había llegado a formular Harry—, pero en cuanto todo acabe, será completamente diferente.

Harry sonrió pesadamente.

—Eres muy bueno, Draco —le cogió de la nuca y le besó—.No sé por qué pretendes parecer un chico tan estúpido y gilipollas todo el tiempo. Si hubieras sido así, quizás todo hubiera sido diferente entre nosotros todos estos años.

Draco suspiró y apoyó su frente en la de Harry.

  —No es fácil tener a un Lucius Malfoy como padre, ¿sabes? Él me exige mucho... pero lo entiendo, lo entiendo. Tiene que conservar el honor del apellido Malfoy y, encima después de lo que pasó el verano pasado, me está dando más caña que nunca. Quien-tú-sabes no permitiría... tenemos miedo, y no podemos actuar de cualquier manera. Y esta noche todos los mortífagos serán castigados por no haber conseguido la profecía, y él se enfadará mucho. Pero tú vales mucho más que todos ellos juntos, Harry. Prefiero que mi padre... ya sabes... antes que tú —le rodeó las mejillas con las manos—. Te voy a demostrar que estás equivocado. Voy a estar a tu lado por siempre. Sólo prométeme una cosa, Harry —le miró a los ojos intensamente—: quédate tu también a mi lado.

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Siento haber tardado en subir capítulo, pero es que he empezado las clases y no tengo tiempo ni para respirar :,(

A Por Él || Drarry || TERMINADA y EDITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora