Un trago amargo descendía por la garganta de él, aportándole diversas sensaciones, regalando un poco de esa realidad y esa fantasía que tanto necesitaba. La mezcla de ambas sería el mejor veneno que él jamás había tomado. El momento se prestaba para que él pensara en temas profundos, reflexionara sobre lo ocurrido, aflorara algo más que simplemente lujuria, recordando viejas anécdotas en su antigua ciudad, con aquellas chicas que sólo iban y venían, con aquella novia que algunas se cansó de él y su aburrida vida...Y una madre exasperada de él, de su vida, de todo lo que estaba pasando en su cabeza.
El sueño no era fácil de conciliar a esas horas de la noche, y eso le era un gran problema pues, luego de haber tenido una experiencia única, lo último que querría sería pensar de más, sí, matándose a sí mismo con sus exhaustivas ganas de encontrarle lógica y escudarse con alguna simple excusa, pero esto le resultaría más difícil que siquiera alejarse de ella.
<<¿Acaso alguien tenía la culpa?>> En lo absoluto, nadie la tenía. Le sería más fácil todo si ella lo hubiese provocado intencionalmente desde un principio, si ella se hubiese insinuado siquiera sexualmente pero, no, en lo absoluto, esa pequeña niña sólo quería jugar con él...En la casa que ella bautizaba como Un gran castillo y que algún día ese castillo le pertenecería. Resultaba tan complicada la situación, y más aún, si él estaba comenzando a sentir la presión en el pecho, sí, esa presión de la cual había estado huyendo tanto.
<<¿Presión?>> Y allí iba otro trago largo de esa cerveza que le había costado 7 dólares con noventa y cinco.
La presión era nada más y nada menos que su impulso por querer ser emocional, por querer involucrarse...Por querer participar de más. No era a propósito, al contrario, esta sensación aparecía tan pocas veces que cada vez que hacía acto de presencia lo hacía sentir repulsión y mucho miedo, miedo de sí mismo. Ya le bastaba con lo ocurrido con su padre, él no quería depender de nadie más, era suficiente...Suficiente.
Nuevamente no la culpaba porque, sencillamente, ella no tenía ni idea de qué estaba pasando, había escuchado tantas veces el llanto de esa pequeña por las noches que, le parecía agotador no poder hacer nada para consolarla, para tomarla en sus brazos y decirle; "Te suplico que me cuentes otra historia de ciencia ficción, quédate esta noche, veamos algunas películas...Déjame acompañarte...Sé que cuando seas grande serás tan hermosa que me va a doler tenerte".
Poco a poco sentía que la necesitaba, que estaba aferrándose a ella...Pero ¿Cómo? ¿Cómo es aquello posible?
Una chiquilla huérfana de padre, con una relación meramente amigable con su madre, crece bajo un régimen dictado por la misma, en la cual le prohíben ser tal cual ella es, la obligan a utilizar un filtro, un filtro que ella debe cargar cómo si fuese una cruz. No obtiene cariño de nadie, no logra encajar con nada ni nadie...Y sólo puede vivir a gusto en aquel mundo irreal que ha decidido bautizar cómo; "Inocencia". Aquel mundo que siquiera puede mecerla en sus brazos con cuidado sin dejarla caer o sin siquiera marearla. Era una pequeña muñeca de porcelana, una muñeca sin rostro, sólo con un frágil cuerpo, cuerpo vestido con el ropaje que todas las muñecas debían usar, sentada en la postura que todas debían estar. Siendo llevada por la injusticia y poco a poco descubriendo que su piel era quebradiza, y que si no se alejaba de esas manos poderosamente destructivas...Pronto estaría en el suelo, quebrada, hecha pedazos. Y aunque la muñequita no tenía ojos ni boca sabía que mucha gente que ella quería, estaba por hacerle daño.
Descubrir todo aquello le partió el alma pues, ya no era ese morbo por querer tenerla sobre su regazo, pidiéndole más y más, no, ahora era esa responsabilidad de querer cuidar a esa pobre muñequita desamparada. Mary jamás quiso serle de estorbo al mayor, nunca quiso entrometerse en su vida personal, ella simplemente quería sentarse sobre la grama y escuchar las historias que él podía contarle, las historias que él inventaba para ella, historias que la acunaban y la mandaban justo a donde quería estar; Lejos de aquella asquerosa realidad, recostada en la luna jugando con las estrellas, mientras escucha de trasfondo la dulce voz de él.
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|Mi vecino.|
General FictionMary quiere conocer a su nuevo vecino. Mark quiere deshacerse de sus recuerdos.