VIII

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En las madrugadas me nace escribir
porque mi mente está inspirada y te desea describir.
Te amo, pero más amo verte sonreír
y me duele, que por otro tengas que sufrir.

Y en silencio sufre mi corazón
pero confieso que tú eres la musa de mi inspiración,
el motivo de que escriba en mi oscura habitación.

La dimensión de un sitio desconocido
se forma cuando te veo a los ojos y me siento muy perdido,
a este tipo sí que lo traes completamente enloquecido
y enamorado perdidamente de un amor prohibido.

Lástima que aquella mujer maravillosa
no me ve en la manera en que yo la veo,
porque con mis ojos se vería increíblemente hermosa
y así se daría cuenta cuánto la deseo.
Quiero que sea mi Penélope y yo su Odiseo,
una historia de amor como esas de las que leo.

Cómo olvidar su hermoso cabello y cómo es ella,
soy el plebeyo al lado de una doncella,
esa mujer, para mí es la más bella.

Me tiene al borde de la locura,
cuando estoy con ella me devuelve la compostura,
la hermosura que la rodea es limpia y pura,
me encanta cuando mis dedos tienen un roce con su cintura
y sería capaz de besar hasta la silueta de su figura.

La amo demasiado y no soy alguien ruin,
me hace pensar que ella es María y yo su Efraín,
en mi mente ella es la única que forma un motín
porque describir su hermosura para mí no tiene fin.

Delirios de la mente de un no escritorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora