Capítulo 8

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Vaya, he perdido la cuenta, la hora, los días. Vi un moton de gente, y otros han llamado para preguntar si podrian venir, pero dicen que el maximo de personas son 10 por día.

Entraron los chicos a mi habitanción con Maria Jose y Lorena. Sonrien, se acerca Lorena, hace un ruido raro, un cruze entre tos y garraspera la he oído varias veces, ella siempre trata de armarse de valor para cada situación, eso le enseñó su padre.

-Todo esto lo digo por algo. – prosigue Lorena. – Hay como 10 personas en la sala de espera ahora mismo. Algunas estan emparentadas contigo. Otras no. Pero ten por seguro que todos somos tu familia.

Se inclina y su cabello roza mi cara. Me besa la frente

- Aun tienes una familia. – Susurra Lorena.

Se quedan un rato mas, cada uno me dice algunas palabras y se despiden de mi. No entendia el porque hacian eso, pero lo tomare como un aliento.

Ha llegado la mañana. En un hospital el amanecer es distinto, enfermeras con sus afiches o sus sabanas, gente que se frota los ojos. En cierto sentido, un hospital nunca duerme. La luces nunca se apagan, las emfermeras no duermen. Los medicos han vuelto, me abren los párpados, me apuntan con la linternita y fruncen el ceño al garabatear anotaciones gráficas, como si los hubiera decepcionado.

Ya no me importa, estoy cansada y pronto ha de terminar. La asistente social ha vuelto. Al parecer, una noche de sueño no le ha servido mucho. Lee mi gráfico y las enfermeras le ponen al corriente de la agitada noche, lo que parece agotarla más aún. La doctora Martinez también ha vuelto. Me saluda diciendome que le alegra mucho verme, que pensó en mí anoche, esperando que siguiera aquí esta mañana.

Despues de que se marcharon los chicos con Lorena y Maria Jose no he recibido más visitas. Me pregunto si este asunto de decidir es algo que son conscientes las enfermeras. Desde luego, la doctora Martinez lo sabía. Creo que la enfermera que tengo ahora tambien lo sabe, a juzgar por lo mucho que se alegra que haya sobrevivido la noche. Espero que mi desición no lo tomen personal.

Estoy tan cansada, es solo cuestión de tiempo, y una parte de mí se pregunta por qué aplazo lo inevitable. Pero en realidad lo sé: estoy esperando a que vuelva Chris. Me parece una eternidad, pero seguramente no hace más de un día se ha ido. Y me ha pedido que lo espere, por tanto esperaré. Es lo menos que puedo hacer por él.Tengo los ojos cerrados, así que lo oigo entrar.

Escucho sus rápidas y roncas respiraciones. Como si acabara de correr una maratón. Chris ha cerrado sus ojos; sus párpados enrojecidos e hinchados me revela lo que ha estado haciendo. ¿Por eso se ha ido? ¿Para que nadie lo vea llorar?

Mas que sentarse, se desplomaba en la silla. Se cubre la cara con las manos y respira hondo varias veces para calmarse. Al cabo de unos instantes, deja caer las manos en el regazo.

-Escuchame – me dice con voz entre cortada.

-Quedate. – Esa fue su única se le quiebra la voz, pero pasa la saliva y sigue.

-No hay palabras para lo que te ha ocurrido. No hay nada positivo. Pero tienes algo por lo que lo que vivir. Y no hablo de mi, quizás este diciendo tonterias. Sé que estoy triste, aún no he asimilado lo que nos paso en ese accidente. – al pronunciar el accidente, la voz se le quiebra y las lágrimas le corren por la mejilla, y yo pienso: "Te Quiero".

Respira hondo para serenarse y enseguida continúa: - Lo único que se me ocurre lo triste que sería tu vida si terminará aquí, ahora. Y no soy tan estúpido como para creer que puedo arreglarlo, por que nadie puede. Pero no consigo hacerme la idea de no vas a envejecer ni a tener hijos, de que no podrás cumplir tus sueños del que tanto me hablabas, cada vez que me sonreías cuando te miraba fijamente.

Si te quedas, haré lo que quieras. Déjare la banda, me quedaré contigo aquí. Pero si necesitas que me aleje de ti, lo haré. He hablado con Lorena y Maria José, dicen que quizás volver al trabajo sea demasiado para ti en estos momentos, que sería mas fácil alejarte un tiempo de todo . Y eso seria una estupidez, pero lo aceptaría. Me siento incapaz perderte de esta manera. Quedate aquí.

Finalmente, se deja llevar y sus ojos se llenan de lagrimas por tanta impotencia, son como puñetazos en mi corazón al verlo asi.

Me tapo los ojos, no quiero verlo, no quiero oírlo, me duele tanto, pero trato de olvidar todo.

Pero entonces ya no oigo a Christopher, sino un gemido grave que en un instante emprende el vuelo y se convierte en un dulce sonido. Es un piano. Chris ha puesto unos audiculares en mis orejas de mi cuerpo sin vida, ha colocado un celular a mi costado. Se disculpa diciendo que ya sabe que no es mi musica favorita, pero no ha podido conseguir algo mejor. Sube el volumen y oigo la musica flotando en el aire de la mañana. Luego coge mi mano. Las notas del piano suenan como una advertencia, como un corazon desgarrado. Y entonces estalla algo en mi interior.

Por mi mente pasan rápidamente recuerdos de mi vida tal como era y destellos de mi vida como podría ser a partir de ahora. Me siento incapaz de asimilarlo todo pero siguen acudiendo, chocan entre sí, hasta que no puedo soportarlo. Ya no puedo seguir tal como estoy en un segundo más.

Percibo un destallo cegador, un dolor que me traspasa en un instante desgarrador, un grito silencioso que surge de mi cuerpo destrozado. Por primera vez, noto el indiscriptible dolor que me abrumía si me quedaba.

Pero también noto la mano de Christopher. No la persivo, pero la siento. Me encuentro tumbada en la cama del hospital y he vuelto a unirme a mi cuerpo.

Christopher llora y yo tambien lloro en mi interior, porque por fin siento las cosas. No solo el dolor fisico, sino tambien por que llegaría la parte mas dolorosa para mi. Pero tambien siento todo lo que tengo en la vida , todas las incógnitas de lo que pueda depararme el futuro. Y es demasiado abrumador. La emociones se acumulan una sobre otra, amenanzando con desagarrarme el pecho. La única manera de sobrevivir a ellas es concentrarme en la mano de Chris aferrada a la mía.

De repente, necesito sujetar su mano mas de lo que he necesitado nunca cualquier cosa . No solo que él me la todas las fuerza sujete, sino sujetarsela yo a él. Concentro todas las fuerzas que me quedan en mi mano derecha. Estoy débil y resulta muy duro. Es lo mas difícil trato de hacer acopio de todo el amor sentido, de todas la fuerza que me han transmitido mis padres, la doctora, las enfermeras y los chicos.

Entre lazo los dedos con Chris. Y entonces aprieto. Vuelvo a caer rendida, agotada, sin saber bien si acabo de hacer lo que creo.

Noto entonces que Chris aprieta la mano con más fuerzas, y es como si sujetara todo mi cuerpo. Como si puediera levantarme de esta cama. Y luego oigo su exclamación ahogada, seguida por su voz. Es la primera vez que lo oigo de verdad.

-¿Camila?- pregunta

Abrí mis ojos, persivo su hermosa sonrisa y percibo sus ojos llorosos, se que debería estar feliz por verlo, pero no puedo, debo dejarlo ir, no quiero que se aleje de sus sueños, de su vida, de sus planes.


Tropiezo en el amorWhere stories live. Discover now