1.

5.1K 529 165
                                    

Era una tarde bastante triste, el cielo estaba totalmente nublado, y la familia Kim seguía acomodando las cosas en su nueva casa, era la primera vez que se mudaban pero era necesario, habían transferido al señor Kim SeokJin por lo que tuvieron que mudarse más cerca del trabajo del hombre.

—Hijo— gritó, Kim TaeHyung— Baja a comer— al no ver resultados y como la pizza se enfriaba gritó con más fuerza— ¡Kim NamJoon! — pronto los pasos apresurados del chico se escucharon por el piso de arriba, bajó con unos shorts azules marino y una camiseta blanca algo sucia por el polvo.

—Lo siento, estaba limpiando mi habitación para acomodar mis cosas—dijo.

—Está bien, me parece perfecto que limpies— revolvió el cabello de su hijo—Iré a ver a tu padre.

NamJoon se sentó en una silla libre y esperó por sus dos padres. Pronto escucho la risa de limpiador de su padre y la grave y hermosa de su papi.

—Tu padre cree que deberíamos comprar un perro ahora que estamos en una casa grande— comentó TaeHyung mientras abría la caja de la pizza.

—Suena bien— dijo Nam encogiéndose de hombros

— ¿Ves? — dijo SeokJin mientras repartía unos platos desechables. —Yo sé que entre los tres podríamos con un perro.

—Bien, pero nos repartiremos deberes para cuidarle— Tae comenzó a repartir las rebanabas de pizza.

Comieron entre risas y cajas de mudanza.

Nam regresó a su cuarto que estaba a medio terminar, aun no ponía cortinas en su ventana, tampoco tendía su cama, había ropa suya en el colchón de su cama, la mitad de sus cosas seguía en las cajas.

Comenzó doblando, guardando y colgando su ropa en el ropero, luego acomodó algunas cosas más en su escritorio y estantes, cuando por fin vio las cajas vacías las metió dentro de su armario, tendió su cama y suspiró al ver que casi terminaba, sólo faltaban las cortinas.

Miró por su ventana y se sorprendió al ver que ya estaba obscuro, torció la boca y fue en busca de su papi, pues él era quien sabía dónde estaban las cortinas. Todas las luces de su casa estaban apagadas, ¿Acaso sus padres ya estaban dormidos? Con un puchero regresó a su habitación.

Al parecer esa noche dormiría sin cortinas. Tomó una toalla y un bóxer, se dio una buena ducha con agua caliente para relajar su cuerpo.

Salió con la toalla enredada en su cintura, sacó su pijama de ositos Ryan y comenzó a ponerse los pantalones, no podía meter una de sus piernas por lo que se agachó para poder jalar de más abajo la pierna del pantalón.

— ¡Bonito trasero! — Nam pegó un brinco al escuchar aquello, levantó la mirada topándose con la mirada divertida de su vecino quien estaba recargado del marco de su ventana.

Tomó sus pantalones y los subió de un tirón, su rostro ardió en vergüenza.

—Bonita piel— dijo de nuevo su vecino.

Miró su torso desnudo y se apresuró en buscar la camisa de la pijama, sin abrir los botones la pasó por su cabeza con rapidez.

— ¡Soy Jeongguk! — Gritó el otro— No soy yo el que se mudó, pero me gustó tu bienvenida.

— ¡Pervertido! — le gritó tapando su rostro con las manos.

—Oh, vamos que yo no tengo la culpa de que no uses cortinas. — Dijo el otro rodando los ojos— Dime tu nombre.

Nam retiró las manos de su rostro y observó a su vecino que ahora se mostraba con una sonrisa amable—Kim NamJoon.

—Bonito nombre, para una persona bonita— dijo guiñando un ojo.

Nam volvió a sonrojarse pero esta vez no ocultó su rostro con las manos. Analizó mejor a su vecino, parecía alto, su cabello era negro y estaba algo revuelto y mojado, al parecer él también había tomado una ducha, su piel era blanca y tenía unos adorables dientes de conejo, sus brazos estaban musculosos por lo que no dudaba en que debajo de esa camisa negra ajustaba hubiera una sexy tableta de chocolate.

—Bueno, tienes una linda pijama— dijo Jeongguk— ¿Cuántos años tienes?

—Diecinueve— respondió Nam. — ¿Y tú?

—Veintiuno— dijo inflando su pecho— Bueno, eres menor, dime Oppa.

—Eso sólo lo dicen las chicas— dijo frunciendo el entrecejo.

— ¿Y tú qué eres? — preguntó divertido al ver la cara enojada de Nam.

Pero Nam no le respondió, simplemente apago las luces de su cuarto y cerró su ventana dando fin a la conversación con su vecino.

Pero Jeongguk no dejaría de molestar a su adorable vecino.

Ride MeWhere stories live. Discover now