5.

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NamJoon caminaba por las calles de la ciudad, el día estaba soleado y hacía una suave brisa fresca, en sus manos traía una bolsa llena de distintos caramelos, tenía los audífonos puestos y escuchaba Collapse de Eminem, la calle no estaba tan transitada. Vestía un overol de mezclilla, bajo este tenía una camisa blanca llena de caritas del oso Ryan, y unos converse blancos, se veía adorable, y aún más cuando metía muchos caramelos a su boca y sus mejillas se esponjaban.

Mientras caminaba un gran perro blanco corrió atravesando la calle, parecía cansado, asustado y rengueaba de vez en vez, doblaba la patita, era evidente que estaba lastimado, tras el corría un chico con una piedra en la mano.

— ¡Ven perro pulgoso e inútil! — el perrito corrió por la banqueta hasta que sus patitas frontales entre ellas la lastimada fallaron y se doblaron haciéndolo caer de hocico, produjo un quejido tan lastimoso que Nam pudo escucharlo a través de sus audífonos, corrió hasta el perro y le acarició el lomo. — ¡Quítate! — le gritó el chico.

— ¡No! —Nam abrazó el cuerpo del perro.

—Déjame matar ese ladrón de comida.

— ¡Déjalo! Él necesita la comida, tú no.

—Bien, le daré a ambos— el chico levantó la piedra en el aire listo para lanzarla, Nam protegió el cuerpo del perrito con el suyo.

—Yo creo que no— Nam levantó la cabeza rápidamente al escuchar la voz de Jeongguk, quien estaba parado frente a él, protegiéndole del chico agresor.

Ambos hombres intercambiaron miradas, el otro chico era evidentemente más delgado en comparación a Jeongguk. Por lo que dejó caer la piedra al suelo y se marchó.

— ¿Estabas dispuesto a recibir una pedrada por ese perro callejero?—Se giró para ver a Nam quien revisaba la carita de su nuevo amigo.

—Ellos nos dan mucho Jeongguk— fue su respuesta.

Nam levantó al perro en sus brazos y comenzó su andar.

—Dame— Jeon se paró frente a él de nuevo y estiró sus brazos. NamJoon le sonrió y le pasó al perro con delicadeza.

Jeongguk siguió a NamJoon por las calles hasta que terminaron en una veterinaria.

Mientras el veterinario consultaba al perro los chicos esperaban en la sala de espera.

—Gracias por ayudarme— Nam se inclinó y besó la mejilla de Jeongguk.

—D...De na...nada— las mejillas de Jeon se pusieron rojas, era la primera vez que Nam le daba cariño.

Su pecho se calentó.

Ride MeWhere stories live. Discover now