2.

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NamJoon se aferraba a su almohada, el sol mañanero golpeaba de lleno su cara, maldecía el no tener cortinas.

- ¡NamJoonnie! - Escuchó gritar a su padre- ¡Tienes que ir a tu nueva escuela!

Refunfuñó queriendo enterrarse en las cobijas, pero sabía que si no se levantaba su papi iría a arrojarle agua en la cara procurando que entre por su nariz, se levantó con pereza y buscó sus pantuflas de Ryan bajo su cama, se arrastró con lentitud por las escaleras hasta el comedor, su padre estaba sentado leyendo un libro mientras que su papi ponía platillos en la mesa que iban desde panecillos con mantequilla hasta tocino frito.

-Tu padre me ayudó un poco- comentó mientras se sentaba al lado de su padre.

Nam se sentó y comenzó a servirse.

-Puedo darme cuenta- dijo en cuanto probó el tocino.

-Pero voy a tomar clases de cocina- prometió.

-Tae, no tienes que forzarte a nada- dijo su padre tomando la mano de su esposo.

-Pero quiero servirles la mejor comida a ti y a nuestro hijo. - estiró su mano y tomo la de NamJoon-No me importaría esforzarme en esto.

-Papi, hazlo si quieres y te gusta-Tae le sonrió a su hijo y soltó la mano de sus dos amores para así poder continuar el desayuno.

Cuando terminaron el desayuno Nam subió corriendo las escaleras, tomó una ducha mañanera, recordó lo sucedido la noche anterior por lo que esta vez se puso una bata de baño color azul, salió de la ducha y se paró frente a su ropero, quería verse bonito para su nueva universidad.

Se puso unos pantalones negro ajustados, una camiseta blanca ligera y sobre esta un suéter color lila pastel con una pequeña cabeza de conejo en el centro, sonrió complacido y se colocó sus converse blancos.

Tomó su mochila color azul, y bajó corriendo, su padre les esperaba en la entrada de la casa.

-Te llevaré - dijo- No sabes dónde está tu escuela y no quiero que te pierdas.

Nam asintió, corrió a la cocina y besó la mejilla de su papi en forma de despedida, este le sonrió mientras lavaba los platos.

SeokJin abrió la puerta de la casa otorgando el paso a NamJoon, ambos hombres subieron al auto negro.

Jin avanzaba lento con tal de que su hijo aprendiera el camino y el pudiese ir solo el día siguiente.

Nam bajó del auto cuando pudo ver el gran campus de artes frente a él, se despidió de su padre con un cálido beso en la mejilla.

Entró con algo de inseguridad, pero se relajó al notar la forma en la que todos le sonreían y le daban permiso de pasar.

Fue a la oficina del director para que le dieran sus horarios, una vez tuvo el papel en sus manos caminó por los pasillos buscando el 2B, vio a un chico bajito y pálido caminando, corrió hasta estar a su lado y le sonrió levemente.

- ¿Sabes dónde está el 2B? - Preguntó.

-Sí, yo voy en ese salón- respondió apartando la mirada de su celular para mirar a NamJoon. -Oh por dios, eres la monada canela de la que todos hablan- dijo guardando su celular- Eres tal como dijeron, alto, bonito y adorable.

-No soy bonito- dijo.

-Oh perra- dijo golpeando el hombro de Nam-Sí que lo eres.

-So...sólo enséñame donde está el salón. - dijo rojo de vergüenza.

-Espera, soy YoonGi y ahora seremos amigos, entre pasivas hay que cuidarse. -dijo mientras tomaba la mano de Nam y caminaba.

- ¿Quién dice que soy pasiva? - Preguntó indignado- Soy NamJoon.

-Oh vamos, todo tú dice soy pasiva méteme tu...-Nam no le permitió terminar de hablar pues le cubrió la boca.

-No lo digas- pidió.

Se sentaron juntos, YoonGi seguía insinuando que Nam sudaba pasividad.

Para cuando el breve descanso comenzó los ahora amigos caminaron a la pequeña cafetería de la universidad.

Nam compró un jugo y una barra de fresa, mientras que YoonGi había comprado una torta de tamal.

Comían juntos sentados en el césped del campus.

- ¡Vecino! - se paralizó al escuchar aquella voz.

¡Era su vecino pervertido!

-Me da alegría saber que estudias en esta universidad- llegó hasta ellos y se puso de cuclillas. -Lástima que sólo estaremos juntos durante este año, pero no te preocupes haré durar estos días.

Se levantó y se alejó trotando hasta donde estaban sus amigos.

-Oh dios- miró a YoonGi que se abanicaba con la torta- ¿Jeon es tu hombre? - Nam negó rápidamente-Lástima, es el segundo hombre más caliente que puedas ver en esta facultad.

- ¿Cuál es el primero? - preguntó para desviar el tema.

-HoSeok- respondió suspirando- Pero ese hombre está a punto de ser mío.

-Que genial.

-Sí, los dos somos suertudos de tener a esos chicos tras de nosotros.

-No le veo lo lindo tener a un pervertido mira culos, tras de mí.

-Hay- rodó los ojos- No seas una perra mentirosa, siéntete orgulloso de que sea tu culo el que él desea.

-A mí no me gusta ese tipo de cosas, yo deseo ese típico príncipe azul caballeroso, no un pervertido urgido.

-Entonces serás soltero toda la vida.

-Y virgen- agregó.

-y vir... ¡¿Qué?! - tomó los hombros de Nam y comenzó a sacudirlo. - ¿Sigues virgen? - preguntó en un susurro.

-Si- asintió no entendiendo por que tanto escándalo.

-Increíble, debes ser un espécimen en extinción. - dijo.

El timbre anunciando el regreso a clases sonó.

Sus clases continuaron con normalidad y para la salida YoonGi corrió a su parada de autobús después de darle su número a Nam.

Nam se paró en la entrada esperando a que su padre llegara cuando sintió las manos de alguien rodear su cintura, se asustó y por instinto soltó un codazo, se giró para encarar a la persona.

-Ay no puede ser- dijo al notar que era Jeongguk-Sabía que debía haber un pervertido tras de mí.

-Oh vamos, sigo insistiendo en que no tengo la culpa de que no uses cortinas- sobaba su estómago-Hablan mucho de ti- dijo cuándo el dolor pasó y se pudo parar derecho, ambos tenían la misma altura. -Y todo lo que dicen es verdad, eres muy bonito.

-Gracias- dijo girándose para que Jeongguk no viera el sonrojo.

Jeongguk aprovechó aquello para abrazar al moreno por la espalda.

- ¿Puedo pedirte algo? - preguntó en el oído de Nam.

-Su...Supongo que sí - respondió el otro sintiéndose algo incómodo.

-No pongas cortinas- y se alejó caminando.

Nam se quedó en su lugar, miraba al frente y pensaba en la petición de su vecino.

No sabía por qué, pero no quería poner cortinas.

Ride MeWhere stories live. Discover now