Day #6: Lemon 🍋

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Advertencia: Contenidos zukulentoh. Si tienes menos de dieciocho no leas ;)

PD: La escritora tiene quince... 5mentarios.

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Cuando lo besó, lo hizo con la única intención de olvidar.

Olvidar lo que era, lo que sería, su condición... Olvidar todo en esos labios que sabían a miel. Olvidar que no estaban destinados.

Olvidarse de todo mientras él le correspondiera con ese amor que emanaba.

Cuando el oxígeno exigía su importancia, se miraron. Un segundo, dos...

Y se perdieron de nuevo en los labios del otro mientras sus vestimentas empezaban a incomodar. Mientras el calor subía en el ambiente, mientras el sol se ocultaba del cielo, perdiendo el dominio de los cielos y dejando paso a la luna.

La luna que sería testigo de los besos prohibidos de aquellos dos que no podían amarse.

—No podemos hacer esto... —dijo el menor en un suspiro.

Besó su cuello y escuchó su gemido, haciendo que sonriera.

—Ahora mismo me importa muy poco.

Y era cierto. No podía importarle menos.

Hizo que su réplica se ahogara en la pasión de sus labios, que su pasión le hiciera olvidar.

Olvidar. Ese era el propósito.

Olvidar todo y entregarse al otro en cuerpo y alma.

Entre besos y caricias ardientes como el mismo fuego al que estaban condenados por sus actos y a torpes pasos, sus cuerpos hicieron chirriar levemente el colchón en el que se puso encima de su amante, cuya respiración estaba agotada y sus mejillas arreboladas, de color carmín.

Sus ojos dorados estaban opacados de pasión y a la vez brillantes de lujuria. Sus labios se entreabrían, recuperando el aire que le faltaba tras el beso.

—Te quiero —le dijo, y vio que sonreía avergonzado.

Amaba su sonrisa. Era cálida como el sol y brillante como las estrellas.

—Sabes que esto no está bien, ¿verdad?

—¿Ves que me importa?

El joven que estaba debajo suya suspiró, pero no pudo decir nada, su beso calló todo. Y mientras le besaba, desabrochaba su camisa mientras su amante, con temblorosas manos, hacía lo mismo con la suya.

Se permitieron perderse en el roce de sus pieles, en el sonido de las prendas deslizarse de sus cuerpos, una por una.

Se dieron el lujo de besarse como si el sol no fuera a aparecer mañana, hicieron que la luna fuera testigo de su pasión. Se demostraron con besos repartidos por todo el cuerpo, caricias que parecían hechizar sus pieles, gemidos que eran como una sinfonía para sus oídos.

Separó los labios de uno de sus pezones cuando escuchó el ruego silencioso del chico, sabiendo que no soportaba más.

Sus dígitos insertados en su interior parecían no satisfacerle ya en sus deseos, necesitaba más. En su lujuria, aquello era insuficiente en todos los sentidos.

Pudo ver en sus ojos entrecerrados por la pasión el miedo, el miedo al dolor y a la vez el incontrolable deseo carnal.

—Hazlo —pidió con voz gutural, y no pudo evitar sonreír.

Le encantaba ese rostro lleno de pasión a la vez que estaba avergonzado por pedir algo así.

—Creo que no te he oído bien...

Su mirada fulminante no tardó en aparecer, y amplió su sonrisa ante ello.

—¿Y bien?

Gruñó, y pensó que no podía haber mejor visión que la de su amante enfurruñado y a su merced.

—Quiero... —hizo una mueca su desvió la mirada—. Quiero que lo hagas...

—Hmm, ¿que haga qué?

—¡Tú sabes a lo que me refiero!

Su rojo rostro no sabía si se debía a la vergüenza o a la rabia.

—Hm, puede que sí, puede que no —besó su cuello y lo mordió levemente, dejando una marca.

Sus gemidos eran como música para sus oídos, y escuchó seguidamente un gruñido. Estaba impaciente, se notaba.

Sonrió y recorrió su espalda con su mano libre, haciendo que se arqueara con un suspiro cargado de pasión.

Sabía que todo eso estaba mal, que al día siguiente la realidad volvería. Pero mientras la ilusión durara junto a la complicidad de la luna, lo aprovecharía al máximo.

Le secó las lágrimas que sacó a su joven amante, debido a la rudeza de su virilidad entrando por la estrechez de su entrada, a besos suaves.

Él movió su cadera para decirle que estaba listo, y empezó a moverse suavemente para no dañarlo. Lo menos que quería era eso. Herirlo.

El menor se aproximó a su cuello y entrelazó sus manos detrás de él, besándole con pasión. Sabía que estaba reprimiendo su deseo por él, siempre cuidándole hasta en esos momentos.

Con ese simple contacto le dijo que estaría preparado para lo que fuera, y todo por un simple hecho: lo amaba.

Lo amaba con toda la fuerza que tenía, con todo el corazón y el alma, y le entregaría todo el amor que guardaba en su interior.

Fue esa la señal que necesitó para saber que no tenía que reprimirse, y las estocadas se iban haciendo cada vez más frenéticas, sus gemidos se unían en una perfecta melodía de amor y cuando llegaron al clímax, no pudieron evitar buscar los labios del otro en un silencioso «te amo» que moriría en sus labios y seguiría naciendo en sus corazones.

Agotados por tal pasión, y con una nueva unión de sus labios, se dejaron caer, juntos, en los brazos de Morfeo.

Durmieron, felices de estar juntos, de consumar su amor, sin saber lo que el destino tenía deparado para ellos.

Que, al amanecer, sus vidas se separarían para siempre.

◦•

Salut, lectores~.

Bueno, se ha notado que es ligeramente triste ¿No? ¡Es que me obligaron a escribirlo y no sabía que hacer!

Vale, pues... Cómo es el segundo que publico...

—Inserten los comentarios/críticas aquí acerca de lo horrible que es mi lemon—

Em... ¿Merezco comentario/voto? ¿Disparo? ¿Tartita?

Au revoir~. Nos leeremos pronto~.

30 Days: OTP ChallengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora