Odiaba esas cosas.
Nunca había sido de ir a centros comerciales, de ir a esa clase de lugares con herbívoros ruidosos y menos cuando suponía mantener alguna clase de relación con ellos.
Pero sabía que a Giotto le hacía ilusión esas cosas, adoraba estar rodeado de gente, y no podía negarle nada a su cielo.
Así estaba, Giotto cogiéndole del brazo mientras caminaban al centro comercial. Debía admitir que su novio estaba muy guapo, con su camisa blanca a rayas azules y sus negros shorts.
Aunque no le halagaría, No aumentaría ese ego que tenía.
—¿No es bonito el cielo? —comentó, sacándole de sus pensamientos—. Deberíamos hacer esto más a menudo.
Miró el cielo estrellado, debía admitir que tenía razón. Era hermoso. Pero el aspecto de repetir no entraba en ese concepto.
Aunque también debía decir que rechazaba la mayoría de veces el salir a ese tipo de lugares, y Giotto se enfurruñaba, pero aceptaba sin más ir a otro lugar.
Alaude no veía tan mal, por ello, cederle el gusto de vez en cuando. Aunque fuera en contra de sus gustos, quería ver esa sonrisa ilusionada que se le ponía en esas salidas.
Aunque la verdad es que lo hacía para que Giotto le perdonase todas las salidas fallidas que habían tenido anteriormente, todo por culpa de su trabajo que parecía que se interponía siempre en sus citas.
Pasearon por el mirador del centro comercial —lleno de parejas acarameladas— tomados de la mano a petición de Giotto.
Alaude era consciente de que su rubio era dado a esos pequeños gestos, y no quería arruinarle el día. Total, ha había soportado todo el paseo por las tiendas, que era sin duda lo peor.
¿Qué más daba eso?
—¡Mira, Alaude! ¡Un karaoke!
El rubio platino se extrañó. ¿Un karaoke en un centro comercial? Debía ser muy molesto para el resto del lugar escuchar el canto de la gente (admitamos que no todos tienen voz de ángel).
—¡Entremos, entremos
Y en menos de lo que contaba tres, estaba dentro.
—Giotto, no sabemos si...
Pero el rubio había hecho oídos sordos y ya compraba las entradas para ir a una habitación a cantar.
—¡Vamos, Alaude!
La muchacha que les había atendido les acompañó a la sala con una sonrisa demasiado amable, y al parecer de Alaude, demasiado pegada a su novio.
—Aquí tenéis —dijo abriendo la puerta y enredando uno de sus rizos pelirrojos en su dedo—. Si necesitáis algo más, solo debéis avisarme.
El de ojos azules hizo una mueca al verla acariciando el rostro de Giotto, quien se sonrojó dada su naturaleza tímida, pero no dijo nada.
No quería montar un espectáculo matando a esa chica y arruinarle el día a su rubio.
Entraron y agradeció que ella se fuera. Miró en uno de los carteles y se fijó que eran salas con aislamiento de sonido, por ello no molestaba al resto del lugar.
En realidad, ya decía que estaba demasiado silencioso como para ser un sitio donde la gente iba a cantar.
—¿Cuál quieres cantar? —sonrió, cogiendo un lista de las canciones que había ahí—. Hay un montón... ¡Esta es linda! Pero esta...
Alaude sonrió mientras le veía mirar el objeto sin decidirse.
—Voy a ir a por unos refrescos en lo que te decides.
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30 Days: OTP Challenge
FanficTreinta momentos de una de mis OTP's de KHR: Alaude y Giotto (AG) ¡Pasa y lee! » Nominada por: LittleBrokenStory