Capítulo 31

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21 de abril, New York, 1959.

Lauren estaba vuelta loca yendo de una habitación a la otra. Todavía no podía creer que su abuela la visitaría tras años de ausencia. La última vez que la había visto fue para el funeral de sus padres, cuando ni siquiera era consciente de sí misma. Se había atrevido a contarles a sus padres lo ocurrido, haciendo que ellos se subieran en su coche de inmediato, para buscar al culpable. Todavía sentía remordimientos de conciencia por eso. Nunca le había querido decir algo al respecto a su tía o a su abuela, ya que se desvivirían haciéndole entender que no había sido su culpa, pero ella sentiría de igual manera que, si ella no les hubiera contado, nada hubiese pasado. Recordaba a la perfección la cara de sufrimiento de su abuela, quien había perdido al único hijo vivo que le quedaba. Su tío Luca había muerto de una enfermedad respiratoria unos años antes, dejándola de por sí devastada y obligándola a refugiarse en una campiña que tenía la familia, para no tener que enfrentarse a los medios, quienes se acordaban de su existencia siempre que le ocurría alguna desgracia.

A pesar de esa huida, Lauren la admiraba mucho. Había sabido sobreponerse a todo, incluso al abandono en el que Hollywood la había dejado por volverse mayor y perder la lozanía que caracterizaba al prototipo de la actriz ideal. Utilizando su propio dinero y el heredado de su esposo, había comprado un viñedo en Florencia, con el cual obtenía ciertas rentas que le permitían llevar una vida cómoda y sin sobresaltos. Además, estaba la empresa que su abuelo había establecido en el país y que su padre había administrado hasta el día de su muerte. Su tía Eva la administraba ahora, y de muy buena manera, teniendo en consideración que pasaba de fiesta en fiesta. Lauren tenía muy en claro que todo eso pasaría a ella en algún momento, pero no quería pensar en ello, cuando todavía no sabía ser responsable de sí misma. Camila la estaba ayudando en eso, obligándola a retomar un poco los contenidos escolares que había dejado a la deriva tras su escape de New Orleans, y con ello tratando de que volviera a vivir una vida normal. Lauren se sentía orgullosa de la inteligencia que la chica poseía y le encantaba tenerla al lado motivándola a seguir. Era algo valioso, por lo que todos los días trataba de mostrarle lo mucho que lo apreciaba.

--- ¿Puede dejar de ir de un lado a otro, señorita Jauregui? --- inquirió Christina tras la séptima entrada de la chica a la habitación que ocuparía su abuela.

--- Solo trato de ayudarte. --- bufó Lauren en respuesta, molesta de que la mujer quisiera darle órdenes.

--- Pues me ayudaría más si no anduviera de un lado para otro. --- Soltó la mujer mientras colocaba sábanas limpias en la cama. --- Usted sabe muy bien cómo es su abuela con el orden. Podría ir a vestirse, en vez de andar en pijama. La señora Rossellini de Jauregui podría llegar en cualquier momento y no creo que usted quiera que la vea de esa forma.

Lauren blanqueó los ojos y se fue a su habitación. Camila todavía no llegaba y eso la hacía estar nerviosa. Buscó en su armario algo apropiado para recibir a su abuela entre toda su ropa, encontrando un vestido lila, que se acoplaba a su cuerpo de muy buena manera. Se lavó y vistió en silencio, para luego tratar de arreglarse el cabello de forma que pareciera una mujer, no una niña. Contenta con el resultado, ordenó un poco su habitación y se sentó en el diván, mientras jugueteaba con las yemas de sus dedos. Le era imposible controlar sus nervios, y ya se veía desmayada de tanta presión.

Estaba en eso, cuando sintió como la puerta de su habitación se abría y se puso de pie de inmediato, encontrándose con una Camila arrebolada y con la respiración entrecortada. Lauren corrió a abrazarla y la chica la estrechó entre sus brazos con ternura. Se apartó unos centímetros y, tras un impulso proveniente de lo más profundo de su ser, la besó con pasión. Camila le correspondió de la misma manera y soltó una carcajada tras eso para luego decirle, mientras se sacaba el abrigo que traía puesto:

Smoke Gets In Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora