C. 11: El vacío.

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Maya

~Minutos antes de la aparición de Dama Negra~

Mi cuerpo se desvaneció, lo único que queda de mí son mis propios pensamientos. No sé en donde estoy, y no debo darme el lujo de holgazanear en éste instante, ahora que corren peligro: la temperatura bajó excesivamente otra vez, y eso sólo puede significar una cosa; la mujer de voz aterradora está cerca. Puedo «olerlo», y eso claramente no representa nada bueno. Ni siquiera sé cuáles son sus intenciones esta vez, puede que pretenda poner a Lei en mi contra, a pesar de que ella simplemente basa sus argumentos de que soy o era malvada en amenazas, no sabemos de qué cosas pueda ser capaz. Incluso podría decir cualquier falsedad sobre mí; y algo más, desde que entramos a ésta mansión sentí una débil y extraña aura, la cual ni siquiera fue perceptible para Mizu, por lo que no le presté más atención, hasta ahora. De todos modos no es como si pudiésemos haber hecho algo, sin duda esa mujer posee habilidades superiores a las nuestras que, apenas estamos desarrollando. Me pregunto cuántos años tendrá, su origen y qué relación tiene con Asméredid. Seguramente una no muy buena, o mejor dicho absolutamente nada buena. Se acerca a mí. Lentamente, puedo ver cómo todo el colorido ambiente se deforma a uno absorbido por las tinieblas. Está sucediendo de nuevo. Todo empezó desde que lo descubrí.

«La princesa corre peligro aquí debido a su verdadera identidad, debo evitar a toda costa que la descubran, además de salir de éste lugar. Hay alguien observándonos».

Ella ha descubierto mis intenciones así como yo las suyas. Ahora que analizo con detalle la situación, la veo totalmente dispuesta a matar si es necesario, y por supuesto, al ser la única en estar al tanto de aquello, ¿qué más conveniente que sacarme del camino haciéndome no visible al resto? Las cosas están claras para mí. La mujer no quiere que nadie interfiera en sus planes. Todo está fríamente calculado para que las cosas salgan como le plazca... Pero no puedo quedarme de brazos cruzados mientras veo cómo Mizu y Lei van hacia la perdición: la primera acaba de salir en mi búsqueda y, como no puede verme, obviamente no sabe que estoy aquí. Por otro lado, la pequeña se ve algo tensa, tal vez no tenga idea de lo que esté sucediendo, pero aun así no pierde la compostura. Luego de un corto –pero para mí eterno– momento de impotencia, decido poner en marcha algún movimiento que pueda hacer para salvarles, a ambas. Aunque las cosas siguen estando distorsionadas, dirijo mis pasos en dirección a la salida. Escucho un desgarrador grito que me hace entrar en razón.

Si ya se deshizo de mí, hará lo mismo con Mizu.

Corro lo más pronto que me lo permiten mis piernas, ya que no puedo utilizar mis alas por alguna extraña razón. Veo cómo ella está buscándome, mientras una especie de ser, se posa justo detrás de ella y lo peor sucede. Estoy a punto de atacar, hacer lo que sea cuando siento una mano que me detiene. Me giro con rapidez para enfrentarle, y sólo logro ver mi propia figura. Negó con la cabeza.

— ¿Qué sucede? ¿A caso no debo hacer algo al respecto? —Le espeté un poco molesta. Sólo se limitó a cerrar los ojos y señalar algo que, no tardé en comprender.

Lei Rah salió de la mansión. Lo peor que pudo haber hecho. Luego de que mi compañera quedó inconsciente la niña está expuesta a cualquier tipo de males sin tener a alguien que le proteja. ¿Dónde están sus plantas para protegerla? ¿En dónde se encuentran sus guardias? Parece que todo ha sido planeado por un tercero, alguien superior... Siento que las cosas van de mal a peor cuando le escucho hablar:

Quiero morir...

Tus deseos son órdenes. —En ese momento me percato de que la mujer está junto a ella, a punto de cumplir su petición.

The Fifth.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora