C. 15: El pasillo, Parte I

34 4 0
                                    

Maya

Siento un vacío en mi pecho. Algo indescriptible y difícil de explicar, pero que me afecta desde la noche anterior, dejándome así incapaz de dormir, y haciéndome reflexionar sobre mis ideas y objetivos. Las cosas han ido de mal en peor, debido a que nuestra actual finalidad ha sido ocluida por diversas circunstancias, las cuales sólo han servido para distraernos. Repasando una y otra vez los hechos ocurridos desde ayer hasta ahora, todo aparentemente indica que, hay un factor o más bien una o más personas, cualesquiera que está impidiendo que avancemos, sino todo lo contrario; hemos de estar retrocediendo, pues no encuentro razón alguna para que Mizu haya visto la verdad sobre sí misma en la plaza, es algo completamente fuera de lugar, deberíamos ahora mismo estar buscando a la última, aunque... ¿ella no debió haber visto eso antes? Es decir, ahora que lo pienso su poder no se desarrolló hasta el día anterior, lo cual me parece bastante extraño pues, debió haber sucedido hace ya un tiempo, cosa de la que no me percaté hasta el momento. Y además, no habíamos hecho mención del tema de «la última dama», al igual que yo misma no planteé la idea concisa de cómo encontrarla, hasta ahora que sus ya dichas habilidades salieron a la luz, ¿pero qué significa todo esto? ¿Qué clase de conexión tendrán? Uní ambas cejas mientras observaba el nítido panorama siendo cada vez más iluminado por una luz mañanera. Un momento. No hay ninguna explicación creíble –hasta ahora– de por qué ella no posee un amuleto, ni ha hecho mención de ello; me parece más raro aún, pero las respuestas sólo las sabré de dos formas, y recurriré a la segunda. Mi brazalete no ha cesado su resplandor desde que el sol se puso, pero ahora emite una blanca luz que parece ser la respuesta a mis preguntas, o tal vez no, ya que simplemente está ahí, iluminando sin ninguna razón aparente. De manera literal jaló de mi muñeca, intentando dirigir mi atención hacia un punto específico. Siendo que ahora las cosas están parcialmente claras para mí, creo saber qué está sucediendo, por lo tanto quiero que ella sea la responsable de confirmar mis sospechas, es algo crucial si queremos que llegar a la última, ya que al estar todas juntas la búsqueda será más extensa e importante, debido a que sólo falta ella para que podamos encontrar a Asméredid. Una descabellada pregunta se formuló en mi interior: ¿en verdad, desde siempre fue ella la única restante?, consciente estoy de que no tiene sentido alguno, pero pensándolo bien no está muy lejos de ser un argumente lógico, nunca la vi aceptar plenamente su responsabilidad como niña agua. De esa manera me resulta coherente que ella no haya adquirido su poder, pero son simples hipótesis, todo lo que debo saber lo confirmaré con ella misma. Con mis ideas claras y cuidadosamente organizadas, estoy lista para partir de nuevo a la mansión. Por medio de un simple chasquido de dedos supe cómo controlar una nube, así que de esa manera utilizaré mis habilidades, y eso hice. Me dispuse a desaparecer el objeto, pudiendo volar sin complicaciones. Mecí mis alas en el fino manto del aire con suma delicadeza y suavidad, para no despertar a las bellas aves en su reposo mientras esperan pacientemente a que el amanecer llegue a su punto máximo. Descendí lentamente a la vez que daba ligeros saltos para cruzar la escalinata de mármol, y entraba con candidez por la inmensa y blanca puerta de madera especialmente pulida. Cuando ingresé al recibidor, vi que las amplias ventanas seguían cerradas, lo que fue un indicio de su prolongado dormir. Silenciosamente, sin perder de vista el leve recuerdo del camino que debo llevar, ascendí con lentitud en busca del pasillo de las habitaciones, encontrándolo en el tercer piso. Al llegar, no puse un pie en la elegante alfombra, sino que preferí batir mis alas para no hacer más ruido. Ahí fue cuando me encontré otra vez, con ese sujeto cuya complexión era muy distinta a nosotras. Al parecer se había quedado en la casa, pero decidiendo no darle más vueltas y buscando la puerta correcta, me dispuse a revisar cada una, encontrando finalmente la nuestra, y finalmente entré. Quiero escuchar una respuesta a todas mis inquietudes, además de movilizarnos en la búsqueda de la última, ya que no debemos permitir que nuestros planes sean enfrascados por alguien más. Cuando divisé su figura en la cama, vi que tenía algo escondido en sus manos, y su lado había una extraña mesilla.

The Fifth.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora