C3. Caigo lentamente.

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Maya

Cerré mis ojos y me dejé llevar al compás de los silbidos del aire que se convertían en música para mis oídos. Sonreí. Es una experiencia maravillosa, nunca pensé que el mar fuera tan grande. Desde aquí es hermoso. Sus aguas cristalinas envueltas por el azul del cielo, le dan ese toque mágico y misterioso al océano.

Me pregunto qué clase de paraíso me esperará allí abajo. Desearía que no fuese un espacio vacío y desolado como el cielo. Sería una gran decepción para mí que, algo tan hermoso por fuera, no lo sea más por dentro. ¿Será un hermoso jardín de flores y plantas marinas, adornado de peces y sirenas? O tal vez una ciudad mitológica perdida de esas de las leyendas. Sea como sea, ya quiero llegar. Esta sensación tan tranquilizadora ya la había sentido antes. Me llena de nostalgia caer al mar de esta forma; siento que descubriré tantas cosas haciendo esto.

— Quisiera saber cuánto tiempo tardaré para bajar. —El estar recostada en el transparente manto del viento que me hacía aterrizar de forma rápida, es un momento que sólo se repite una vez en la vida pero..., aún no hay señales de que fuera a "pisar" agua pronto—. Mientras tanto, ¿qué hago?

Ya sé. No he pensado en los ciudadanos del sitio. ¿Serán altos o bajos? Puede que sean diplomáticos, o tengan un comportamiento refinado, e incluso burgués. No tengo idea de qué significan esas palabras, pero estoy segura de que corresponden a la alta sociedad. Me emociona el hecho de que sean gente culta; que sean hospitalarios y amigables con los forasteros que vayan en son de paz, como yo. Sólo debo demostrarles que soy una buena niña, que simplemente vine por cualquier razón conmovedora que se me ocurra a la hora de dar explicaciones. Mis tácticas son sencillas pero, al menos pasaré desapercibida si no elaboro algo tan exagerado que, se escuche demasiado perfecto para ser cierto. Debo tranquilizarme y no pensar en riesgos o siquiera el hecho de ser usada como rehén para iniciar una batalla con los de arriba.

— ¡Sí! Ya estoy aún más cerca del océano, puedo sentirlo. Veo el cielo cada vez más y más pequeño y siento que el mar se me viene encima. —Por supuesto que en un buen sentido.

~Cuarenta minutos más tarde~

¿Con todas esas inocentes ilusiones, se me olvidará algún detalle?

Tal pregunta empezó a rondar en mi cabeza luego de que me cansase de imaginar todas las hermosas fantasías que hay en el agua. Estoy algo impaciente por llegar; tan sólo falta una hora para mi entrada triunfal al océano. Ya poseo bases sólidas para explicar el porqué de mi llegada, una visión clara de los habitantes —a base de teorías lógicas, según yo—, y por supuesto, no tengo ni la menor idea de qué idioma hablan. Eso, quizás sea lo que no estoy considerando. Ya se me ocurrirá algo cuando esté allí. Trato de mantener la calma, no importa qué, siempre es importante estar serena; así las cosas aparentarán estar bien aunque no sea de esa forma.

Me siento mucho mejor al llegar a tal conclusión, ya no tengo preocupaciones con respecto a lo que me espera allí en el mar, cada vez estoy más segura de que todo saldrá bien. Tengo varios puntos a mi favor: el principal es mi edad, les hará saber que no puedo ser un enemigo. Fuera de todo, planeo vivir un tiempo abajo, tal vez hasta encontrar a la dama elemental del agua; pues en el cielo no tengo ninguna función u obligación, ya que, soy la representante del viento, "me encontré" puesto que, ya mi trabajo ahí está hecho.

Debo mantener todos mis sentidos alerta, no sé qué tipo de señal tendrá la dama del agua o, incluso la nueva reina Asméredid; puede ser desde el más insignificante hasta la persona más poderosa de este planeta. Tengo que ser cuidadosa, nadie debe enterarse de mi misión. Tarde o temprano el destino me llevará a encontrarme con la «dama» agua. Acabo de descubrir algo justo ahora. Mi reflejo cometió un error al referirse a mí como "dama": no lo somos hasta que seamos así nombradas por la futura reina.

The Fifth.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora