Siete de enero

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La mujer a su lado suplicaba fuerzas, atada de su mano ella lloraba.
El dolor de su pecho se lo llevaba, él ya no aguantaba el hecho de respirar por si solo.
Su alto y delgado cuerpo ya estaba débil, pero su sonrisa, esa sonrisa encantadora, no se desgastaba.
Su último suspiro fue mirando al amor de frente. Viendo el rostro que por años lo había acompañado.
Aquel Siete de enero confirmó que el amor verdadero es sufrido y que, aunque pasaron los años, su Elena estaba a su lado.
Los vestidos negros de aquella mujer seguirían cubriendo su cuerpo, pero el recuerdo de un hombre sonriente siempre será su consuelo.
Han pasado los meses y las flores no faltan dónde él ya descansa, pues Elena, sigue amándole a pesar de la distancia.
La promesa que medio siglo atrás habían hecho frente a Dios, ese siete de enero se estaba cumpliendo, el amor no se envanece, el amor de Elena no se desgasta.

#YKBO

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