Capítulo 9

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Bien, he aquí un nuevo capítulo. Antes de nada, quería agradecer, y dedicar este nuevo capi, a susurros, por subirme el ánimo como lo hace.

Para continuar, sigo con un ruego, comentarios, ¡por favor!

Y, por último, desear que os siga gustando la historia y este capítulo lo disfrutéis leyendo como yo al escribirlo (:

También os dejo una nueva canción :3

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P.O.V Ethan

No, no, no, por favor, ella no. Ella no. Observé la espalda de Lena alejarse más y más mientras mi cabeza no paraba de gritarme aquellas palabras.

Hace aproximadamente dieciséis o diecisiete años, no se sabía con exactitud, Lucifer, el gran señor de los Demonios, tuvo una hija con una humana. Cuando nos enteramos allí arriba, estalló la bomba. Todos los ángeles estábamos totalmente seguros de que si encontrábamos a la niña, el padre de la criatura vendría a por el afortunado y éste mataría al padre y a la niña.

Pero, no se sabe exactamente por qué, la niña nunca había aparecido. Y no fue porque no fuera reclamada. Miles de ángeles dieron sus vidas para encontrarla, e incluso algunos perdieron la cordura. Hasta que al final, solo los más valientes, o dementes, la buscaban.

Y ahora- escuché una vocecita vacilante en mi cabeza- tú acabas de encontrarla.

P.O.V Lena

Estaba… enfadada, defraudada, humillada, decepcionada. Y no sabía por qué. Así que corrí. Y ya está.

En cierto momento, incluso pensé en ir al cementerio, pero luego me dije que no, que estaba demasiado alterada. Y continué corriendo. Al final llegué a una especie de bosque. Nunca había estado aquí. Pero no presté demasiada atención a ese hecho, solo cerré los ojos y empecé a chillar. Chillar como no lo había hecho antes.  Cuando volví a abrir los ojos, todo estaba en llamas.

Y no hice nada. Solo me quedé observando el fuego, el cual daba la sensación de que me llamaba. Yo me dejé llevar.

Cuando estaba a poca distancia, incluso me estaba haciendo daño en la cara por el calor que desprendía, empecé a recordar a Ethan. A ese Ethan que me había salvado de la muerte, hacía ya tanto tiempo. Al verlo frené en seco. Me miraba fijamente y negaba con la cabeza. Y desapareció.

Aquello hizo que escuchara las voces que gritaban dentro de mi cabeza. Me la cogí entra las manos y me dejé caer al suelo. Las voces daban miedo. Mucho miedo. Una era tenebrosa, oscura, grave. Y me decía que me dejara llevar. La otra voz era suave, melodiosa, clara. Ésta me decía que luchara.

No sabía qué hacer. Estaba perdida, y sola. Me tendí en el suelo, y me desmayé.

No vi como las llamas se apagaban lentamente.

P.O.V Damon

-Tú, chucho inmundo- dijo una voz en mi cabeza. Bueno, una voz no, su voz.

-¿Sí, mi amo?-respondí mentalmente.

-Mi hija acaba de despertar. Y, aunque lo odie, no es mi parte la que predomina.

-¿¡Cómo!?- chillé. Ella no podía serlo. Tendría que matarla.

-Como vuelvas a pensar en matar a mi niña, te juro por Dios- dijo con voz amenazante e irónica cuando dijo lo de Dios-, que después de lo que te haré yo a ti desearías estar muerto.

Tragué saliva cuando dijo eso. Todos los demonios sabíamos lo original que era nuestro señor en cuanto a castigos se refiere. Todavía recordaba a aquel infeliz diablo que, después de sufrir su castigo, fue en busca de una concentración de ángeles. Desarmado. Se oyeron sus gritos desde nuestra casa. Pero, cuando descubrimos su cadáver, sonreía.

-Aunque haya dicho que no soy lo que predomina, tampoco lo es su madre- dijo mi señor-. Ciertamente, no sé qué es ahora. Tendrás que descubrirlo y hacer que nuestro lado gane.

Después de decir eso, mis pensamientos volvieron a ser míos.

P.O.V Lena.

Recuerdo que desperté poco a poco. Moví mis piernas y mis brazos. Y entonces lo sentí.

Algo explotó dentro de mí. Un huracán que nacía desde lo más hondo de mi alma. Y sentí el poder. Todo aquel poder todo mío. Solo mío. Me volví a desmayar.

Cuando volví a despertarme, me levanté a toda prisa y me dirigí al orfanato. Y, Dios, tardé menos de cinco segundos. Aunque no sabía dónde estaba, mi cuerpo y mi mente cogieron las riendas. Era increíble.

Me sentía libre, me sentía viva.

Cuando llegué al orfanato, escalé por la pared y entré en mi cuarto. Podía oír todas y cada una de las conversaciones. En una habitación, una niña lloraba por la muerte de sus padres, en otra, un chico suspiraba por la chica de sus sueños. En la habitación de Claire, podía oír como… como… Fruncí el ceño. No se oía nada.

Me levanté de la cama y me dirigí a su habitación. Llamé a la puerta y, al ver que no abría nadie, la abrí yo. Y cerré la puerta lentamente. Estaba durmiendo. Dejé escapar un suspiro y me fui a mi habitación.

No había podido evitar ponerme nerviosa cuando no oí nada en el cuarto de Claire. Al fin y al cabo, era lo último que me quedaba. Porque Damon… Después de lo que me había dicho, no sabía cómo iba a perdonarle. Eran mis padres, mi punto débil, y eso él lo sabía.

Luego estaba Ethan. Al pensar en él sentí un dolor en el pecho. A él no lo conocía, y eso me dolía. Porque, aunque intentara engañarme a mí misma, me estaba empezando a gustar. Y en cambio, mis ojos habían visto hoy aquello. Y eso me hizo darme cuenta de que no lo conocía de nada. Y si le contaba aunque fuera mi niñez, él huiría despavorido llamándome loca.

Así que Claire, mi mejor amiga, era lo único verdadero que tenía en mi vida.

Con este pensamiento, entré en mi cuarto. Lo que vi me dejó sobresaltada y asustada.

-¿Qué…?- dije con voz temblorosa-¿Qué haces aquí?

Antes de ni siquiera dejarlo responder, mi cuerpo actuó solo. Eché a correr hacia él y me cobijé entre sus brazos. Brazos inseguros que, tras un momento de vacilación, me devolvieron el abrazo. 

Tan feliz que podría morir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora