Capítulo 12

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-¿Y qué más sabes hacer?- dijo Claire, con la ilusión tiñendo su voz.

-Pues…- le dije sonriendo-, a parte de oír voces en mi cabeza, algo preocupante, puedo escuchar todas y cada una de las conversaciones de este sitio y oler a muchos kilómetros. Puedo ver cosas que normalmente no se verían y…- le dije, intentando crear suspense-, también puedo teletransportarme.

-Oh, venga ya- dijo Claire, totalmente incrédula-. Ibas bien, pero eso ya no me lo creo.

Acto seguido, la cogí de la mano y, haciendo uso de gran parte de mis energías, aparecimos en el recibidor, que estaba vacío puesto que ya era de noche. Al segundo siguiente volvimos a caer en mi cama. Claire soltó un gritito entusiasta.

-Dios, ¡eres increíble!-dijo para, acto seguido, soltar una carcajada.

Yo aún no me podía creer lo bien que se lo había tomado todo. Hubo un momento en el cual incluso me desesperé, porque no reaccionaba como yo esperaba. Es decir, ni chillaba, ni me apuntaba con un dedo, ni huía despavorida de mí habitación llamándome loca. Todo muy extraño. Pero ahora venía lo difícil.

-Y bueno, por el asunto ese de que soy mitad demonio, y además hija del grande y los ángeles creían que mi madre era una humana- dije irónicamente-, a Ethan lo han apresado, porque los ángeles tienen prohibido estar con un humano.

-Solo diré dos cosas- respondió, muy tranquila-. ¿Qué pasará cuando se enteren de que no eres mitad humana?

-No lo sé, Claire- dije, preocupada-. Por eso hoy viene esa ángel para llevarme con ellos y poder sacar a Ethan de allí.

-Bueno… Y lo segundo es… ¿¡Estás con Ethan!?-soltó con un grito que hizo que pusiera una mueca-. ¿¡Y encima es un ángel!? ¡Ya decía yo que ese hombre no podía estar así y encima ser legal! Tócate las narices, como que por ser, no es ni humano.

Yo solté una carcajada que me hizo tumbarme en la cama. No podía con esta chica, de verdad.

-Pues… no sé si estamos juntos, pero… Claire- le dije, dispuesta a sincerarme-, creo que estoy enamorada de él.

Justo en ese momento la puerta de mi habitación se abrió estridosamente y entraron Damon y un chico al que nunca había visto. Ambos iban armados.

P.O.V Claire

Todo lo que había pasado esta tarde era surrealista, pero estaba claro que era verdad. Dios, Lena un… ¿ángel demonio?, ¿demonio ángel? ¿Qué se supone que era? En fin, decidí no calentarme la cabeza, yo la quería así y tal cual.

Pero me alegraba por ella. Al fin y al cabo, nunca le había visto ese brillo en los ojos. Ese Ethan le estaba haciendo mucho bien. Y me alegraba por ello. Yo, por mi parte, nunca me había enamorado. Es más, desconfiaba de todos y de todo. El amor había matado a mis padres. Bueno, no, yo había matado a mis padres, pero no quería hablar de ello. Solo Lena había traspasado aquellas barreras construidas por mí, y, aunque temiera el dolor, me alegraba de tenerla.

Por eso aún no me explico qué es lo que sintió mi mente y mi cuerpo cuando vi a aparecer por la puerta a aquel hombre, tan parecido a Damon, pero tan diferente. Tan mortalmente apuesto. Tan mortalmente armado.

-Así que tú eres Lena- dijo aquel chico mirando a Lena. Sé que suena estúpido, puesto que la miraba con muerte en los ojos, pero sentí algo extraño e incómodo dentro de mí-. Bien, lo siento pero vas a tener que venir conmigo.

Me quedé boquiabierta ante tal orden. ¿Qué pasa, que ahora me había vuelto invisible? Antes de hacer nada que desvelara mi existencia, me di cuenta de que realmente era invisible para ellos. Y, aunque me había quedado idiotizada mirando a aquel extraño, me puse manos a la obra.

-No, gracias- respondió Lena-. Estoy muy bien aquí donde estoy. A todo esto, ¿tú quién eres?

Mientras decía eso, Lena me miraba fijamente y oí unas palabras en mi cabeza “Claire, no sé si me estás escuchando, pero si te he hecho desaparecer, supongo que también podré comunicarme contigo a través de tus pensamientos. Escúchame bien, necesitamos huir, ya- dijo la voz de Lena en mi cabeza-. Haz lo que tengas que hacer, pero distráeles”.

“Dicho y hecho, cocina”- respondí mentalmente.

Cogí un bate de baseball que había en el cuarto de Lena mientras le agradecía a Dios la afición de Lena por ese deporte. Ya armada, me dirigí a Damon, que estaba de espaldas a mí y, dando un golpe certero, lo dejé seco en el piso.

-Mi nombre es Luke- dijo el otro, con esa voz ronca que me hizo detenerme un segundo-. Y soy el hermano de Damon

Éste, extrañando al momento al antes nombrado, se dio la vuelta en su busca. Al encontrarlo tendido en el suelo medio inconsciente, se volvió a girar a toda prisa buscando al culpable con ojos de asesino. Entonces quedó cara a cara a mí. Yo retuve mi respiración. Mierda, era increíblemente guapo. Y eso fue lo que me motivó a pegarle un batazo en plena cara con todas mis fuerzas.

Cuando calló al suelo con un quejido, apareció en la habitación la mujer más bella que nunca había visto. Rubia, con los ojos más verdes que había visto jamás y tan pálida que su piel parecía marfil. Miró a su alrededor, descaradamente satisfecha con el resultado de aquellos dos demonios tendidos en el suelo, miró a Lena y le dijo:

-Vamos- antes de poder decir nada más, la cogió de la mano y empezaron a desaparecer. Lena, con el horror y la desesperación reflejados en sus verdes ojos, tan parecidos al de aquella mujer, me dijo:

-No te preocupes, volveré a por ti.

Y entonces se fueron, dejándome allí con dos demonios que estaban despertándose poco a poco. Cuando vi como Damon me miraba con frialdad a los ojos supe, sin lugar a dudas, que lamentablemente me había vuelto visible otra vez. Solo pude decir, en bajito, pero con sentimiento:

-Mierda.

P.O.V Lena

La desesperación me consumía. Sobre todo, al saber que había dejado sola a Claire con dos demonios.

La realidad me dejó estática. Pude ver como un brillo en los ojos de Damon y Luke, tan parecido a aquel viejo sueño que tuve, que me declaró sin necesidad de palabras que eran demonios.

Pero para mí ya no hubo más pensamientos cuando vi a Ethan tendido en el suelo, mirándome directamente a los ojos. Eché a correr hacia él y, cuando llegué a su lado, ya se había levantado y prácticamente me dejaba sin respiración mientras me abrazaba.

-Lena, Lena- me decía Ethan-. Dios, no sabes cómo te he echado de menos. Estaba preocupadísimo. Lena, te quiero.  

Tenía un nudo en la garganta que no me dejaba respirar, pero aún así obligué a mi voz decir:

-Yo también te quiero, Ethan

Y entonces el mundo se detuvo, porque él juntó sus labios con los míos. 

Tan feliz que podría morir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora