Tan feliz que podría morir.

Capítulo 10

Hola (:

Siento haber tardado tanto en subir, pero como ya comenté, estoy en un curso bastante difícil y tengo mucho que estudiar.

Pero aquí lo tenéis. Personalmente, creo que es un capítulo bastante cargadito, para que no os quejéis ^___^

Y como de costumbre, os pongo una canción que me ayudó muchísimo a encontrar la inspiración :3

P.D: Comentarios, porfa please!

P.D2: ¿Alguien escucha algunas de las canciones? é.e

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P.O.V Ethan

Me desesperaba. Empecé a dar vueltas y más vueltas por el cuarto. Pero no era suficiente. ¿Ella, la hija de un demonio? ¿Hija de un demonio que nos habían mandado matar? ¿Sería capaz de matarla?

Ese pensamiento me dejó quieto en el suelo. Matarla. Iba a morir. La iban a matar. No.

No podía con ese pensamiento. Sentí algo partirse dentro de mí cuando me di cuenta de aquella verdad. Aunque yo no la matara, alguien lo haría. No lo iba a permitir. Y simplemente me dejé llevar.

P.O.V Lena

Se estaba tan a gusto en sus brazos. Dios, cuanto había deseado hacer esto. Ahora, con mi olfato más agudo todavía, casi podía sentir su fragancia rodeándome. Olía a lluvia y a sol. Cosas totalmente opuestas, que me abducían por completo. Miré hacia arriba, hacia sus ojos. Sus ojos dorados.

-Escapémonos- dijo Ethan

-¿Qué? ¿Escaparnos dónde?- le respondí con el corazón martilleándome en las costillas.

-Sí, donde sea, vayámonos. Juntos. Por favor- me suplicó. Acto seguido, frunció el ceño-. No permitiré que te hagan daño. Ya he faltado a muchas promesas. Pero ésta la pienso cumplir.

Y me miró a los ojos con toda la intensidad de su mirada. Sentía como iba perdiéndome a mí misma en su embrujo. Ya está- dijo una vocecita orgullosa en mí-. Eres suya. Siempre lo has sido.

Nuestras cabezas fueron juntándose poco a poco, con un magnetismo invisible. Nuestros labios se rozaron, pero queríamos más. Ethan me apretó fuertemente contra su cuerpo, y yo enrosqué mis manos en su pelo. El beso fue dulce, cariñoso, pero pronto fue cogiendo intensidad. No me podía apartar de él. Tampoco es que hubiese podido de haberlo querido.

Así que, cuando sentí como bruscamente lo apartaban de mí, me quedé confundida. Y fue peor cuando vi a dos hombres alados enfrente de mí colocando unas espadas en el cuello de Ethan. Se lo llevaron, en contra de mis chillidos. Me desmayé.

P.O.V Damon

La ira me consumía por dentro. ¿Cómo había podido hacerme esto? ¿A mí? Yo, que siempre había estado a su lado cuando me había necesitado.

En cuanto me enteré de que Lena había vuelto al orfanato, fui a su cuarto, pero no estaba. Esperé, escondido en el armario. Oí como la ventana se abría y, entre las rendijas del feo mueble, vi al estúpido ángel entrando en la habitación de mi reina. Cuando iba a salir para terminar lo que no había echo antes, entró Lena. Y, antes de lo que sale un suspiro entre los labios de los amantes, se refugió en sus brazos. Cuando vi como se miraban, decidí poner cartas sobre el asunto. Y llamé a los suyos.

No me quedé a ver el espectáculo. ¿Para qué? Total, ya había conseguido lo que quería. Lena sería mía.

P.O.V Ethan

Sabía que esto iba a acabar pasando. Lo supe desde el momento en que probé aquellos deliciosos labios. Pero no me arrepentía de nada. Ni siquiera cuando las espadas estaban dañando mi cuello. Nunca me arrepentiría de ella. Jamás.

Al fin y al cabo, era mi razón de vivir.

P.O.V Lena

Cuando desperté, la vida me parecía diferente. No sabía qué había sido de Ethan, solo sabía que tenía que encontrarlo. Así que, por primera vez desde que aquel poder había despertado dentro de mí, escuché aquellas voces susurrantes.

-¿Hola?- dije, no muy segura.

-Hola- dijo una voz dulce, una voz de mujer. Sobresaltada al escucharla responderme, pegué un gritito.

-Eh, no chilles. No te voy a hacer daño.

-Lo… lo siento. Es que no sabía que podía hacer esto- dije, vacilante

-No te preocupes, te acostumbrarás-dijo. Casi pude notar una pequeña sonrisa dejándose translucir por aquel tono de voz-. Al fin y al cabo, entra dentro de tus poderes.

-¿Mis… mis poderes?  

- Sí, cielo- dijo, preocupada-. Mira, no debería decirte esto, pero te lo puedo decir de tal manera que tú lo adivines. Eres lista, lo sé.

-Bueno, pues… dime.

-Bien. De las dos razas más bellas y mortíferas de la Tierra, tú has nacido. Fruto de un engaño, de un amor prohibido que acabó en mentiras y caos. Tu padre, echo de las más oscuras tinieblas. Tu madre, echa de la más bella luz.

-¿Qué?- dije, aún más estupefacta-. Lo siento, pero… Mis padres eran humanos… Porque lo eran, ¿no?

-Tus padres terrenales sí.

-¿Cómo que…?- de repente todo me dio en la cara.

Me puse frenética, como una loca a buscar aquella foto. La única foto que tenía de mis padres. Cuando la encontré, la dejé caer al suelo. Nunca me puse a pensar que realmente, no me parecía a ninguno de ellos. Ellos eran castaños de ojos marrones. Yo morena de ojos verdes. Ellos tenían la piel morena, yo translúcida. Ellos eran normales, yo no. Ellos murieron en aquel accidente mortal para cualquier ser humano, yo…no.

-Entonces….entonces… yo soy- dije, temerosa peor totalmente consciente de la verdad-. Soy adoptada.

-Así es- dijo la voz-. Pero, ¿a qué sabes quienes son tus padres? O, bueno, quiénes pueden ser.

-¡No!- chillé-¡Dime que me equivoco! ¡Por favor!

-Dilo- me ordenaron todas las voces de mi cabeza.

-Soy… soy…Mi madre es un ángel y mi padre un demonio

Se hizo un silencio en mi cabeza sepulcral. Nadie hablaba ya. Ahora, solo dos voces me dijeron:

-Bienvenida a tu mundo.