Capítulo 8

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Eh (:

Antes de nada, quiero decíos que sigo esperando comentarios. He descubierto que son, junto al chocolate, adictivos >.<

Para continuar, os dejo otra canción de un gran grupo.

Y para terminar, aquí os dejo un capítulo calentito, calentito. Las cosas están cambiando y hay nuevos descubrimientos

Espero que os guste ^___^

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P.O.V Lena

Claire era la mejor del mundo. Le conté todo lo que había pasado con Ethan y con Damon. Ella, tras mirarme fijamente más de un minuto, me dijo, más bien me chilló:

-¡Lena, Lena, Lena! ¿¡Qué ayer estuviste todo el día con Mister Buenorro Ethan!? ¿¡Y te sientes mal!?

Tras soltar aquello, me cogí la barriga y empecé a descojonarme. Ella me miraba con una sonrisita en los labios y preocupación en los ojos. Al ver esto, me puse seria.

-Bueno, ahora en serio- me dijo-. Damon, en estos momentos, por muy bueno que esté, es un capullo. Vale que ayer nos preocupaste un poco a todos al no aparecer en todo el día, pero aún así no debería haber nombrado a tus padres. Es como un puñetazo para todos nosotros. Si llega a hacérmelo a mí, le hubiera roto la boca. 

La miré y asentí con la cabeza. Después, cuando estaba apunto de perderme en mis pensamientos, Claire se me tiró encima, haciendo que chillase como si me estuviesen matando porque, del susto, había dejado escapar todo el aire que tenía en los pulmones y me estaba haciendo cosquillas.

Mi querida Claire era una dulce chica de cabello castaño y alegres ojos marrones. Su piel estaba siempre bronceada, ya que su padre, según me dijo de pequeña, era italiano. Con esto y con todo, era aún más alta que yo, y mira que yo baja no era. Su alegría era contagiosa y era simpática hasta con las cucarachas. Hasta que iba yo, y las mataba. Entonces ella les decía a los cadáveres, irónica:

-Por molestar a Lena

Yo simplemente le ponía los ojos en blanco.

Cuando Claire decidió que me iba a dejar con vida, al menos por hoy, levanté la mirada. Y me encontré a Ethan. Verlo me provocó las mismas sensaciones de siempre. Me dejó sin respiración durante unos segundos, y después fue como si el mundo entero sufriera una transformación. Todo más alegre y perfecto, pero perdían interés cuando él estaba presente. Luego recordé las palabras de Damon, y me deprimí. Vi como Ethan miraba con odio a algo o a alguien, y le seguí la mirada.

Miraba a Damon.

Cuando sonó el timbre, yo ya estaba enfrente de mi bloque de hielo, cuchillo en mano, preparada para empezar a crear. Me encantaba esculpir, al contrario que dibujar o cosas de esas. Solo dibujaba para hacer los bocetos de mis próximos proyectos. A Claire se le daba genial. Incluso había vendido alguno de sus cuadros. Y Damon… Damon no pintaba. Así de simple. El pincel le miraba a él y él miraba al pincel.

Así que cuando Ethan entró en la sala y se puso detrás de mí, no lo oí, de lo concentrada que estaba.

Así que es normal que el cuchillo se me resbalara. Lo que no fue normal es que pareció que tuviera vida propia y, en vez de que se me resbalara, saltara de mis manos. Lo que tampoco fue normal es que estuve a punto de amputarme mi propia mano. Y, por supuesto, fue menos normal lo que pasó después.

P.O.V Ethan

No pensé. Y, aunque después habrían consecuencias, no podía permitir lo que estaba apunto de pasar.

Actué deprisa. Puse mi mano en el cortante filo del cuchillo y, aunque el dolor era mucho, me preocupaba más la cara de estupefacción de Lena. Después pasó a la de miedo, después alarma, después estupefacción-otra vez- y por último a… Bueno, era una mezcla de todas aquellas.

Oí el silencio atronador que se produjo en la habitación. Luego alguien chilló:

-¡Dios mío, está sangrando!

Y estalló el caos. La profesora llegó a mi lado pálida. Lena me miraba fijamente. Al final, Sarah, la profesora, dijo:

-¿Te encuentras bien?

-Sí, claro. Solo es un corte- le dije. Después miré a Lena-. Profesora, ¿me puede acompañar Lena a la enfermería?

Ésta, al oír su nombre en mis labios, despertó como de un sueño, y dijo:

-Sí, profesora, déjeme ir. Solo es sangre. No quiero que se maree. Solo es sangre.

La profesora, mirándonos alternativamente, accedió. Yo salí a toda prisa, escapando a todo ojo humano que pudiera ver sin ninguna dificultad como ese corte que en cualquier otro estaría provocándole un desmayo, a mí lo único que me hacía era poner una mueca de disgusto.

Cuando llegamos a la puerta de la enfermería, Lena miró mi mano. Y no apartó la vista.

P.O.V Lena

No me lo podía creer. Era imposible. No había nada. Solo sangre seca, pero nada más. Ni siquiera una cicatriz.

Dios, Dios, Dios.

Ethan me observaba totalmente quieto. Yo levanté mi vista poco a poco y le observé también. Él me cogió de la mano y me llevó bajo la sombra donde antes estábamos Claire y yo.

-Bueno- dijo Ethan- Empieza

-¿Qué?-le respondí, totalmente confusa-. ¿Qué empiece a qué?

-Que empieces a preguntar-me dijo, casi desafiante.

-No…no quiero saberlo-le dije, desinflándolo. Y de verdad que no quería saberlo. Me daba… miedo la familiaridad que estaba sintiendo hacia él.

-¿Por qué?-me preguntó, totalmente confuso

Y yo, como ya me pasó una vez, no pude controlar las palabras de mi boca y empecé a contarle lo de mis heridas.

Hace muchos años, cuando Damon y yo empezamos a ser amigos de verdad, estábamos en el techo del orfanato. Cuando fuimos a bajar, resbalé y me caí al suelo. Como es de suponer, me rompí el brazo, el tobillo y me partí el labio. Pero, asombrosamente, cuando Damon llegó a mi lado, solo me quejaba de los moretones.

Más tarde, cuando entré en la adolescencia y me di cuenta realmente de que nunca volvería a ver a mis padres, empecé a cortarme. Pero era tontería, ya que nunca conseguía que mis heridas duraran lo suficiente como para hacerme olvidar mi dolor mental y concentrarme en el físico. Una vez llegué a hacerme hasta treinta cortes por todo el cuerpo. Se curaron incluso antes de que terminara de cortar.

-Así que no, no pienso preguntar por qué te has curado tan rápido.

Ethan, pálido como un muerto, me miraba con una mezcla de comprensión y horror. Fue como si me hubiese convertido en un muñeco a pilas y de golpe me las hubiesen quitado. Toda energía en mi cuerpo me abandonó. Así que simplemente me levanté y me fui. 

Tan feliz que podría morir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora