~Capítulo de regalo, enjoy!~
Perrie terminó pronto en el sótano. Desenchufó la secadora, abrió la parte trasera y encontró el motor. Parecía quemado y no pensaba que fuera a merecer la pena intentar repararlo. Cerró de nuevo la secadora mientras oía de vez en cuando la madera crujir sobre su cabeza, eran los pasos de Jade en la cocina. La sacaba de quicio que ella se guardase todo para sí. Nunca decía lo que pensaba. Todo lo que conseguía de ella era un «está bien» o un «no pasa nada». Pero, a pesar de que la molestaba, no quería agobiarla ni presionarla para que hablara. Su instinto le decía que era mejor respetar las señales que ella le enviaba. Jade necesitaba espacio, al menos de momento.
Además, las palabras eran complejas muchas veces. Dos personas podían hablar y hablar sin parar y descubrir después que no habían dicho nada. Sobre todo si una de los dos mentía. Podías escuchar a alguien mientras se sinceraba contigo, creértelo, perder horas de sueño por culpa de la preocupación, para descubrir, a la mañana siguiente, que todo era mentira. No quería pasar por todo eso de nuevo.
Apretó el último tornillo, guardó las herramientas y subió de nuevo. Jade estaba en el fregadero, dándole la espalda, y sintió cómo todo su cuerpo reaccionaba al verla.
Se había recogido el pelo en una especia de moño sujeto con una pinza, dejando la perfecta curva de su cuello al descubierto. Inmediatamente se imaginó cómo olería. Su espalda se estiró mientras alargaba la mano para tomar la sopera ya vacía. Se tenía que haber imaginado que era el tipo de mujer que no metía cacerolas y sartenes en el lavaplatos. Era una mujer con principios.
Con principios y con el mejor cuerpo que había visto en los últimos meses.
"¿Qué tal la secadora? "preguntó Jade girándose un poco y sonriendo. La luz del techo iluminó el contorno de su cara, su pecho y sus caderas. Perrie sintió la sangre golpeando más fuerte en sus venas.
"Mal. Ha muerto "dijo ella intentando concentrarse". Supongo que iré a comprar una nueva..." Se detuvo al darse cuenta de que Jade se había quitado el jersey que llevaba. Podía ver sus brazos, suaves como la piel de un bebé. A lo largo de uno de ellos había un gran arañazo, reciente y con mala pinta. Ella se dio cuenta de que lo había visto sin que tuviera nada que decir. Y, Perrie, al ver la cara de culpabilidad de ella, se preocupó. Sabía que era algo que había querido ocultarle y lo había logrado si ella no lo hubiera visto.
No podía ni imaginarse por qué se sentía así pero estaba cansada de dejar que Jade siempre se saliera con la suya. Estaba cansado de sus evasivas y de sus silencios. Odiaba ese tipo de cosas.
"... este fin de semana "dijo Perrie terminando la frase dejada al aire segundos antes. "¿Qué te ha pasado en el brazo? "preguntó sin ocultar su enfado.
"Estoy bien, de verdad. No es nada. No es profundo" Lo dijo poco convencida, se daba cuenta de que tendría que dar explicaciones de lo ocurrido.
"Eso no es lo que te he preguntado." Jade respiró hondo.
"Es que... Bueno, sufrí una experiencia un poco desagradable con un casero hoy. Pero eso es todo, no tiene importancia." Ya podía hablar de ello y quitarse peso al asunto pero, sólo unas horas antes, había perdido los nervios. Había sido asqueroso y ella había estado completamente desprevenida.
"Cuéntamelo "dijo Perrie clavándole la mirada. Jade intentó bromear para quitarle importancia.
"No era un buen edificio. Estaba viendo un dúplex cerca de Indianola. El atractivo casero pensó que sus servicios sexuales se convertirían en una ventaja irresistible que me haría alquilar el sitio. Le comuniqué que estaba equivocado e intentó persuadirme de una manera más seductora."
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Our twins || Jerrie ✔️
FanfictionSólo unos días antes, Jade Thirlwall no había oído jamás el nombre de Perrie Edwards, pero si lo que decía era cierto, su vida cuidadosamente organizada estaba a punto de dar un giro radical. Con sólo ver a la pequeña de pelo sedoso que Perrie tenía...