«Mi primer matrimonio fue un fracaso», pensó Jade.
Con la niña durmiendo en su regazo, Jade repitió esa frase mil veces en su cabeza. Intentando convencerse de ello, hacer que le pareciera verdad. Pero las mismas excusas de siempre acudían a su rescate. Pensaba que su relación había estado mal hasta que Sam se puso enfermo, después los papeles que desempeñaba cada uno cambiaron. Al menos así lo creía.
A lo mejor no habían cambiado y lo único que ocurrió fue que Sam dejó de ser tan dominante por culpa de la enfermedad. Cuando estaba en el hospital, no podía decirle a Jade lo que tenía que hacer. Todos sus problemas se volvieron insignificantes tras el mayor problema de todos: se estaba muriendo.
Jade creía que entonces fue cuando surgió el cariño entre ambos, pero quizá sólo fuera la dedicación que hubiera puesto en cualquier otra persona que, tan joven, pasara por esa enfermedad. Estaba harta de buscar excusas. Sam ya no estaba y ella tenía que dejar de mentirse. Había llegado el momento de cambiar algunas cosas.
"Mi primer matrimonio fue un fracaso "murmuró.
El hombre que estaba sentando a su lado la miró extrañado.
"Estoy practicando mi francés "explicó ella sonriendo.
Lo admitía, había sido un desastre y ella no hizo todo lo que podía para mejorar las cosas o cambiarlas, pero no entendía cómo reconocerlo le sería de ayuda. Perrie pensaba que sería así pero ella no lo tenía tan claro. Perrie pensaba que su matrimonio actual iba a correr la misma suerte. Mala suerte.
Sintió arrepentimiento y dolor dentro de ella. Sintió un vacío, un sentimiento de pérdida que era suyo. No se trataba de las niñas.
Se dio cuenta de que ella sería la que sufriría de verdad si su relación fracasaba. Pensó en lo que podrían llegar a ser juntas y cuánto podría dilapidar. Ella sería la que más iba a perder.
Estaba enamorada de Perrie.
La sorprendió llegar a esa conclusión. Entenderlo no hizo que se sintiera mejor. El amor no era suficiente. Había cometido errores que tenía que enmendar. El problema era que no sabía muy bien qué errores eran. Tenía la impresión de haber estado trabajando en ellos durante mucho tiempo, pero no lograba avanzar. Era escéptica y no pensaba que pudiera encontrarlos ahora sólo porque algo en su vida había cambiado. Se había dado cuenta de que amaba a Perrie.
El amor era una palabra tan peligrosa, intangible y sutil que apenas sabía qué hacer con ella. Pero sabía que era real.
Era como mirar por un telescopio. Al principio sólo se veía una mancha borrosa. Pero luego, cuando girabas la lente para ajustarla, descubrías de repente que allí había mil estrellas y el cielo estaba claro como el cristal.
Quería que Perrie estuviera siempre en su vida. Quería verla lanzar a sus hijas al aire y oír como éstas reían y gritaban. Quería que accidentalmente tiñese todo su cabello de rosa. Quería verla cerrar los ojos cuando la abrazaba.
Pensó en que ella le había pedido que dejara su trabajo y aquello no le había sentado bien. Pero al menos no la había presionado. Sólo quería que Jade supiera cómo se sentía ella. Y no había vuelto a sacar el tema.
Quizá ella debería aprender a hacer lo mismo. Pero la asustaba, le resultaba imposible.
«Pero, ¿por qué? Porque cuando lo hago acabo perdiendo. Ya lo aprendí con doce años», fue la conclusión a la que llegó.
Creía que amarla no solucionaba nada, sólo era un comienzo.
Amelia se movió en su regazo y el avión empezó a descender. Aquello la devolvió a la tierra, también literalmente, y al resto de su vida.
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Our twins || Jerrie ✔️
FanficSólo unos días antes, Jade Thirlwall no había oído jamás el nombre de Perrie Edwards, pero si lo que decía era cierto, su vida cuidadosamente organizada estaba a punto de dar un giro radical. Con sólo ver a la pequeña de pelo sedoso que Perrie tenía...