—Iniciamos el vuelo tres, cuatro, ocho. Vayan embarcando por la puerta lateral con destino a China. Por favor señores pasajeros vayan tomando sus asiento. –Hablaba la azafata con una voz robótica irritante.
No sé cómo he acabado en esta situación, en la ventanilla del avión, en un asiento que es enano, a la par que asfixiante, de camino a China. Ah. Sí. Se me olvidaba, por Lia. Por quien si no.
Me ha contado de camino al aeropuerto su relación nefasta con sus padres. Creo que por todo lo que ha pasado, es tan así, tan como es ella. Tan indescriptible.
Y ya rumbo a visitar al tan odiado padre de Lia, que aún no sé ni cómo se llama. Hemos cogido el primer vuelo que pasaba, es decir, el más cochambroso. Al parecer Lia ha viajado muy poco, y los aviones y ella no se llevan muy bien. Las consecuencias de eso, es que está actuando como un cerdo antes de matar.
—¡Ay! Pero qué le pasa a esta cosa. –Toquetea todos los botones que están en el techo, por encima de nuestras cabezas.
—Es el aire acondicionado. –Apoyó una mano en su muslo para intentar tranquilizarla, aunque es imposible no soltar una risilla.
—Joder, pues que no me sople en la cara, que yo ya estoy con la hiperventilación. ¡Madre mía, que calor! ¿No hace calor? –Agitaba sus manos como si fueran un abanico.
Las azafatas empiezan con su rutina a enseñarnos las instrucciones en caso de accidente. Lia tarareaba una canción en bajo, solo le escuchaba yo. O eso creo. Juraría que estaba cantando la canción de la araña, porque entrelazaba sus dedos una y otra vez al ritmo de su canto.
Se encienden las luces informándonos de que debemos abrocharnos los cinturones, nada de comida y por supuesto nada de fumar durante el vuelo. Todo esto acompañado de un "ding". Ella da un salto sobresaltada por el sonido. Yo me limito a reírme por lo paranoica que está mi chica.
—¡Júrame que no podemos comer durante el vuelo! –Grita. Yo ya estaba riéndome a carcajada limpia cuando intentaba hacerla callar con un gesto de manos, acompañado de un largo "shh". Pero a ella le da igual. No se calla. —O sea, sobre que ya vamos a morir aquí todos, ¿¡no puedo dar ni un bocado!? ¡Dios mío! ¿¡Pero esto qué es!? –Finge un lloriqueo y se lleva las manos a la cara.
—Liiia, que eso solo es cuando despegamos y aterrizamos. Nada más. En cuanto se apagué la luz del dibujin de la comida puedes comer toda la comida que tú quieras. –Asiente. Toma aire y lo suelta lentamente, convenciéndose a sí misma que no es nada.
—No vamos a morir. No vamos a morir. –Repetía una y otra vez agarrada al reposabrazos como la niña del exorcista, balanceándose hacia adelante y hacia atrás. El avión se pone en marcha, atraviesa unos pequeños baches, que son normales para todo el mundo, menos para Lia. —¿A quién coño quiero engañar? ¡Vamos a morir! ¡Vamos a morir!
Se acerca una una azafata rubia. Se inclina y manda a calmarse a Lia. Yo hago una mini reverencia a modo de disculpas. Lia, como no, nada más marcharse, se puso a imitarla y a decir un montón de lindeces sobre la mujer.
—Mira tú a esta, la bicho palo. –La señala, mirándola con cara de asco. Mientras que la rubia pasaba por los pasillos como si estuviera en la fashion week de Milán.
—Venga Lia, solo está haciendo su trabajo. –Intento relajarla. Pero una y otra vez, son fallidos mis intentos.
—¿Su trabajo? Esa tiene que trabajar donando huesos o haciendo de esqueleto para las clases de ciencias. ¡Pero mírala! Es todo hueso ¡Qué asco!
—Bueno, sí, está flaca, pero está haciendo su trabajo, nada más.
Y la mente de mi novia sale a relucir en su máximo esplendor. —¡Que alguien le tire un cacho carne a esa mujer! –Todos se giran a mirar quien ha sido la del berrido, yo me escurro en mi asiento escondiéndome con la capucha y las manos, sin embargo, ella toda orgullosa de su comentario, les saluda a todos con la palma de la mano y hace miles de reverencias.
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The Truth » Jeon Jungkook ; BTS [Editando]
FanficCabezota, tozuda y un poco bocazas, así es Lia. Marne Lia. No es consciente de lo que pueden repercutir sus palabras. Y encajar no está dentro de sus planes. Alérgica a lo normal, a los estereotipos y de vez en cuando -algunas mañanas- a la vida. N...