Abro los ojos con dificultad. Bato el resto de máscara de pestañas que me quedaban con un parpadeo rápido. Me reincorporo con lentitud y entorno los ojos para aclarar mi visión.
Miro a mi alrededor, y me rasco el pelo enredado. Frunzo el ceño al ver que tenía una vía en mi antebrazo derecho.
Paniqueo unos segundos. Y comienzo a respirar de forma irregular, o eso ha dicho la máquina que se ha puesto ha soltar un sonido horrendo, que al parecer son los latidos de mi corazón.
Miro la habitación que me rodea, una cama vacía junto a la mía. Paredes blancas, y una única ventana un poco más alejada, dejaba entrar algo de claridad. Unas sábanas verde menta, que tenía bajo mis pies, con el logo de un hospital. ¿Estoy en el hospital?
Me encojo. Abrazo mis rodillas y hundo mi cara en esta. Me quedo pensando. Un buen rato. Me viene a la mente una imagen, como una corriente de aire, recuerdo a un niño pequeño, asustado.
Intento recordar que fue lo que pasó con exactitud, pero no lo logro. Solo consigo que el dolor aparente de cabeza aumente, y con creces.
¿Por qué estoy sola? Creo haber venido con alguien más. No lo sé.
Dejó caer los pies por fuera del colchón y los muevo de adelante hacia atrás, intentando acordarme de algo. O alguien.
Cerré los ojos, tomé aire e intente concentrarme. Aprieto los labios. Ladeé la cabeza de lado a lado. En cuanto estaba más cerca de acordarme de un nombre, de que se me apareciera la imagen de aquel pequeño una vez más; el punzante dolor volvió a la carga, y cada mes más notable.
Di un pequeño quejido. El sonido de la máquina que controlaba mi pulso volvió a sonar estrepitosamente. Tape mis oídos con ambas manos, quería que parase.
Entre el llanto que ya amenazaba con salir, el dolor punzante y odioso que tenía en la cabeza, y el sonido causado por el nerviosismo que me inquietaba, no ayudaba -para nada- a aclarar mis ideas. Más bien, todo lo contrario.
Abrí una gaveta, estaba junto a la cama. Esta chirrió nada más mirar en su interior, hasta que estuvo abierta hasta los topes. Parecían objetos personales, unos auriculares, teléfono móvil y una cartera. Eran mis objetos personales. El teléfono se iluminó. Y lo cogí sin pensarlo dos veces. Habían tropecientos emails en la bandeja de mensajes, todos de un tal "Ratita idiota"
¿Ratita? ¿Idiota? Dejé el pulgar sobre el botón inferior central del teléfono y accedí de inmediato gracias a mi huella dactilar. Bastó con ver el fondo de pantalla para saber quién era "Ratita idiota".
Había una foto en la que aparecía abrazada de un chico, con mi cabeza hundida en su hombro. Él me miraba de reojo. Ambos sonreíamos, parecíamos felices. Supuse que era él, el chico de los mensajes.
Y como si de un rayo se tratase, tuve destellos, en los que me acordaba de él. "¿Cómo se llamaba?" Eran las palabras que rondaban en mi cabeza desde que vi la foto, como el tarareo de una canción. No podía dejar de pensar en ello.
Quito de cuajo el esparadrapo que sujetaba la vía, quitándomela también. Toda la sangre acumulada en esta sube hasta juntarse con el suero que estaba siendo adquirido en mi cuerpo.
Me pongo en pie, pero caigo al suelo. Llevo el tobillo vendado. Me debo haber dado un golpe antes. Tampoco me acuerdo. Vuelvo a ponerme en pie con ayuda del metal de la cama, y mantengo el equilibrio con el pie que no tengo dañado.
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The Truth » Jeon Jungkook ; BTS [Editando]
Hayran KurguCabezota, tozuda y un poco bocazas, así es Lia. Marne Lia. No es consciente de lo que pueden repercutir sus palabras. Y encajar no está dentro de sus planes. Alérgica a lo normal, a los estereotipos y de vez en cuando -algunas mañanas- a la vida. N...