CAPÍTULO 30: ROMÁNTICO

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CAPÍTULO 30: ROMÁNTICO

– ¿Dónde vamos? – Preguntó el ojiazul.

– Supongo que ya no tiene sentido seguir ocultándolo, vamos a Los Ángeles, a casa de Cooper. – Respondió el menor.

Llegaron a Los Ángeles, a un bloque de apartamentos y Blaine llamó a una puerta del tercer piso. Abrió una señora de unos 60 años.

– Hola, soy Blaine, el hermano de Cooper.

– Si, claro. Soy Mary. Un segundo, ahora te doy la llave...

La mujer volvió a entrar y cuando salió le dio al moreno unas llaves.

– Si necesitáis cualquier cosa ya sabéis donde encontrarme. Tu hermano me ha contado vuestra historia y quiero que sepáis que estoy aquí para lo que necesitéis, sin tabús.

– Gracias. – Dijeron los dos menores al unísono.

Entraron al apartamento y todo estaba recogido. No era muy grande y no había muchos muebles. La cocina y el salón estaban juntos y había dos puertas. Una del baño y otra del dormitorio.

– ¿Y tu hermano? – Preguntó el castaño.

– No está aquí. Viene en tres días... – Respondió el moreno mientras se dirigía al frigorífico. Cogió una botella de Champán y una bolsa, agarró la mano de su novio y se dirigieron hacia la habitación. Estaba adornada con pétalos de rosas y velas que el ojimiel encendió. Sacó de la bolsa unos bombones y unas fresas.

– No tenemos que hacer nada si no quieres... Sólo quería hacer algo romántico para ti... – Dijo Blaine con un ligero color rosado en sus mejillas mientras servía un poco de champán en las copas y le daba una a su novio.

Kurt no respondió. Bebió un pequeño sorvo de su copa y le quitó al moreno la suya. Las dejó en la mesa y se avalazó a besar a su novio haciendo que ambos acabaran tumbados en la cama. Comenzaron con una sesión de besos, que sólo detenían para respirar, beber un poco de champan o comer algo. Los dos se dedicaban a disfrutar del momento, sin prisas puesto que nadie los interrumpiría allí. Tenían tres días para demostrarse su amor. Blaine estaba muy nervioso y el castaño lo notaba. Kurt decidió innovar, cogió una fresa y se la puso entre los labios. El moreno entendió el juego y besó al castaño mordiendo la fruta. Los dos siguieron besándose de manera dulce. Llevaban mucho tiempo besándose cuando las manos del ojimiel comenzaron a desabrochar la camisa de su novio. Kurt sintió vergüenza. No era la primera vez que el menor lo veía sin camiseta, pero la vez anterior los había interrumpido Finn por lo que no le dio tiempo a asimilar lo que había pasado.

– Me encanta. – Dijo Blaine que había notado el sonrojo del mayor. Comenzó a bajar por su pecho dejando un camino de besos. Recorría minuciosamiente cada centímetro de piel del castaño.

– Ahora me toca a mí. – Dijo Kurt, quitándole la camiseta a su novio y poniéndose encima de él. El castaño recorrió con las manos el pecho de su novio pero sus labios no se separaron del cuello del moreno. En este caso, sí era la primera vez que el ojiazul veía a su novio sin camiseta.

La temperatura de la habitación aumentaba por segundos. Se notaba la inexperiencia que ambos tenían. Nerviosos pero decididos, pasaron mucho rato besándose y disfrutando de las nuevas sensaciones que les producía la piel que por primera vez conocían. Estaban extremadamente excitados pero no dejaban que sus impulsos dominaran. Todo iba a ser perfecto, habían esperado a este momento.

Dubitativo, Kurt desabrochó el boton del pantalón de su novio y bajó la cremallera. Miró a los ojos a Blaine para que éste le confirmara que podía quitárselos y, cuando recibió el permiso, lo hizo. El moreno se quedó en calzoncillos. El mayor se quedó observando el cuerpo de su novio, lo que hizo ruborizar al menor. Las manos del ojiazul comenzaron a explorar el cuerpo de su novio. Blaine se decidió y quitó los pantalones de su novio, por lo que ambos estaban en ropa interior. Siguieron besándose y explorando el cuerpo del otro. Era un terreno nuevo, desconocido, por lo que se tomaban las cosas con calma. Sin embargo eso no impedía que sintieran excitación.

Blaine quiso avanzar un poco más y puso su mano sobre el miembro del castaño y comenzó a masajearlo por encima del calzoncillo. Kurt jadeaba y gritaba de placer. El moreno sonreía al pensar que era él quien causaba esas reacciones en su amante. De repente, Kurt se quitó su ropa interior y luego hizo lo mismo con la del ojimiel y los dos quedaron totalmente expuestos. El mayor sujetó con su mano los dos miembros y comenzó a mover la mano de manera que los dos disfrutaban del placer a la vez. Primero llegó al orgasmo Blaine y poco después llegó Kurt. Los dos estaban pegajosos por el sudor y el semen. Se abrazaron durante horas, hasta que los dos se sintieron con ganas de volver a experimentar juntos.

Esta segunda ocasión no tuvieron que esperar, ya que estaban desnudos. Comenzaron a besarse y pronto sus manos recorrian sus cuerpos, sus besos se volvieron necesitados y estaban completamente excitados.

– Blaine... ¿Has preparado algo para nuestra primera vez?

– Un momento... – El moreno se estiró y sacó un preservativo y lubricante de una de las mesitas.

– Esto no lo vamos a necesitar. Es nuestra primera vez... – Dijo el castaño descartando el preservativo.

Se volvieron a acomodar, con Blaine encima del castaño. Volvieron a besarse y a acariciarse. El ojimiel untó sus dedos en lubricante y metió uno de ellos en la entrada del ojiazul. Al principio, el mayor se sintió incómodo, pero poco a poco se fue acostumbrando a la sensación. Después el menor introdujo un segundo dedo y luego el tercero.

– Por favor... Blaine... No puedo más...

El moreno accedió a las súplicas de su novio. Puso lubricante en su miembro y poco a poco penetró en el castaño. Kurt emitió un grito de dolor.

– ¿Quieres que pare? No tenemos que hacer esto...

– No, sólo... dame un momento... es normal que duela.

Blaine esperó a que su amante se tranquilizara, besándo las lágrimas que salían de los ojos azules del chico y acariciando su cara con los dedos pulgares.

Cuando Kurt lo autorizó, el moreno comenzó a moverse de manera suave. Poco a poco el castaño se sentía más cómodo hasta que el ojimiel tocó un punto que hizo que el ojiazul gritara.

– ¿Te hice daño?

– No... Todo lo contrario... Repite ese movimiento...

Blaine lo obedeció y acompañó sus embestidas con movimientos de su mano masturbando al mayor. Ahora los dos chicos disfrutaban de cada movimiento que hacía el menor. Kurt fue el primero en llegar al orgasmo y, cuando el ojimiel notó que su novio se estrechaba en torno a él, gritó mientras derramaba su semen en el interior de su amante.

Se volvieron a tumbar abrazados, más sucios que antes, pero no les importaba. Se durmieron sin ni siquiera cenar. No tenían hambre. Sólo deseaban que ese momento no acabara nunca... A la mañana siguiente se despertaron abrazados.

– Kurt... ¿Estás bien? ¿Te duele algo? ¿Te arrepientes?

– Si. No. No. – Respondió el castaño que tenía ganas de repetir lo de la noche anterior. Kurt comenzó a besar a su novio y lo agarró para ponerlo encima suyo. Sin embargo, Blaine no se dejó.

– Kurt, quiero tener contigo todas las primeras veces... – Dijo mientras con un rápido movimiento colocaba al mayor encima de él y le daba el lubricante. El castaño levantó una ceja extrañado y el ojimiel sólo sonrió.

– Te quiero.

– Yo también te quiero.

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Yo Te Ayudaré (Klaine boyxboy) (Autora original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora