CAPÍTULO 21: UNA BONITA HISTORIA DE AMOR

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CAPÍTULO 21: UNA BONITA HISTORIA DE AMOR

Cuando llegaron a Dalton se fueron a la habitación. Una vez en ella, Blaine agarró a Kurt del brazo y, suavemente se acercó al castaño para juntar sus labios por tercera vez desde que se conocieran. Los dos volvieron a sentir esa electricidad por sus cuerpos, ese deseo de que el tiempo se detuviera, temblaban de emoción, movían sus labios y sus lenguas luchaban por conocer el sabor del otro. Por mucho que quisieran evitarlo, se entregaban en cuerpo y alma en un beso que no sabían si se volvería a repetir. No sabían si eran correspondidos, si el otro sentía lo mismo. Esa incertidumbre lo único que conseguía era que el beso fuera más ansioso y necesitado. Muy alejado de la dulzura de los dos anteriores.

No se separaron hasta que se quedaron faltos de aire. Se miraron a los ojos, deseando saber qué sentía el otro y a la vez temerosos. Blaine no quería dar otro paso, ya se había declarado y había salido mal. El valor con el que quería enfrentar la situación se esfumaba. Los planes en su cabeza desaparecían y ya no había nada salvo miedo. No recordaba el discurso que su mente había creado y ya no sabía como transmitirle sus sentimientos al castaño. Kurt pensaba que el moreno lo había olvidado, que no le correspondía. Temía alejarlo para siempre con un gesto precipitado. Sin embargo, no podían estar en silencio eternamente, alguien debía decir algo.

– Yo... Siento algo muy especial por ti, puede que reaccione tarde, pero no puedo ocultarlo por más tiempo. – Fue el ojiazul el que se animó a hablar.

Como toda respuesta, el castaño recibió un beso del menor. Ese beso era especial. Por fin sabían ambos que estaban enamorados. No había más miedos, sólo ellos dos, mostrando sus sentimientos sin temores. Por eso, a sus labios esta vez los acompañaron sus manos. Kurt puso las suyas en la parte baja de la espalda de Blaine, casi tocando su trasero. Por su parte, Blaine rodeó el cuello del castaño con sus brazos, concentrándose en sentir cada uno de los matices del sabor del ojiazul en sus labios. Volvieron a separar sus labios por la falta de aire, pero no separaron sus cuerpos, juntaron sus frentes y se miraron a los ojos.

– ¿Ésto significa lo que creo que significa? – Preguntó el mayor.

– Si lo que piensas que significa es que somos novios... Entonces sí. – Respondió el más bajo con una sonrisa en los labios que no duró mucho porque, al terminar de hablar, Kurt lo volvió a besar. Poco a poco se acercaron a la cama y se tumbaron. Blaine quedó arriba. Con las manos temblorosas el moreno acarició el brazo del mayor y se decidió a quitarle la chaqueta del uniforme. El castaño imitó el gesto y las dos prendas cayeron al suelo. Ambos chicos temblaban ante cada contacto que hacían, incluso cuando había tela evitando el roce de sus pieles. De repente, hubo un movimiento de Blaine que produjo que rozaran sus entrepiernas haciendo que ambos soltaran un jadeo.

– Creo que deberíamos parar... Antes de que hagamos algo de lo que después nos arrepintamos. – Dijo el menor.

– Si, tienes razón.

Blaine se desplazó para tumbarse al lado de Kurt y se abrazaron. Tardaron cinco segundos en volver a besarse y esta vez fue el castaño el que se posicionó encima. Los besos iban subiendo de intensidad. Le quitó la corbata al moreno y empezó a desabrochar los botones de la camisa. Cuando ya había soltado los tres de la parte superior, las manos del ojimiel detuvieron al mayor. Kurt se dio cuenta y empezó a alejarse de Blaine, pero éste lo agarró y lo acercó más todavía.

– No es necesario que te apartes... Dejémoslo en tres botones por hoy. – La sonrisa que le dirigió sólo consiguió que el castaño se lanzara a sus labios. Sin detener el beso, el moreno quitó la corbata de su novio y soltó tres botones. Las manos de ambos no sabían donde ponerse para no incomodar al otro. La inocencia del primer amor flotaba en el ambiente. Los dos chicos estaban nerviosos y no sabían como actuar. Pedían perdón cada vez que causaban excitación en su compañero. Ambos estaban rojos por la vergüenza que sentían, tenían miedo de asustar al otro. Su inexperiencia se reflejaba en cada gesto, en cada temblor, en cada mirada. Aunque para Blaine no era el primer beso, ninguno de lo vivido junto a Nick tenía la más mínima comparación con ese momento. En ese momento, en esa habitación había dos corazones latiendo acelerados, dos jóvenes enamorados y dos almas entregadas.

Blaine se sentía en el mismo cielo en los brazos de Kurt. Cada beso, cada caricia era como una goma que borraba cada una de las cicatrices de su alma. Con él a su lado, se creía capaz de alcanzar la luna con la mano. El castaño tenía un olor como a vainilla y para el joven era adictivo. Los labios tenían un sabor dulce como gominola y su piel era suave como el terciopelo. No sabía cómo había podido sobrevivir hasta ahora sin él. Era más necesario que la comida, que el agua, que el oxígeno...

Por su parte, con Blaine a su lado, Kurt creía que podría enfrentar a todos los homófobos del mundo. Nada podría hacer que lo dejara de amar. Su amor se había construido poco a poco. Primero cimentado en una amistad que poco a poco fue aumentando hasta llegar al tejado, el amor. Amor... una palabra que sonaba cada dos segundos en la mente del castaño, pero que tenía miedo de decir demasiado pronto. Sentía necesidad, notaba que sus hormonas adolescentes querían más de lo que estaba teniendo ahora, pero las prisas no son buenas consejeras.

Poco a poco, el cansancio fue venciendo y los dos se quedaron dormidos, en la misma cama, con sus uniformes puestos, pero esta vez era la primera que compartían cama por algo bonito y no por culpa del dolor.

Yo Te Ayudaré (Klaine boyxboy) (Autora original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora