RUBÉN DOBLAS.
El día junto a mis amigos estuvo de puta madre. Tenía tiempo que no íbamos a esquiar y eso se debía a que visitaba Noruega cada 1000 años.
Cuando me dijeron que si nos reuníamos ese mismo día en la tarde para esquiar e ir a comer en algún lugar, inmediatamente acepté. Justo ahora nos encontrábamos dando una última vuelta a la pista.
-Eh, Rubén -Anderson, el más pequeño de todos, frenó y se quitó el casco- ¿Cómo vas con Kya?
-Oye, hombre, que es cierto -Patrick también frenó e imitó a Anderson- Nos hemos enterado por la televisión sobre tu noviazgo y no por ti. ¿Ves como sí cambian las cosas?
-Ups, lo siento -reí, ya que Patrick era el que siempre hablaba para hacer maldad- Lo siento tanto, chicos, que he estado ocupado y no he podido hablarles sobre mi vida.
-Lo hemos visto -Anderson empezó a quitarse la protección, indicándonos que ya teníamos que irnos.
Patrick y yo hicimos lo mismo y nos dirigimos al auto de este mismo. Decidimos ir a comer a un puesto de comida rápida y pedimos lo que comeríamos. Una vez que nos dieron nuestros pedidos, nos pusimos a platicar.
El tiempo pasó y no me di cuenta de lo rápido que la noche había caído. Estaba tan entretenido hablando con los chicos que no vi que mi madre me había llamado unas cuantas veces. No sé ustedes, pero cada que tengo llamadas perdidas de mi madre siento que me exterminará por no estar pendiente del móvil.
Me encogí de hombros y guardé ese aparato que ahora estaba maldito por las llamadas de mi madre, ya recibiría el regaño después.
-Se me hace raro verte sin Mangel -habló Patrick en cuanto le dio un bocado a una papa.
-Esta vez no hemos podido venir juntos, creo que tiene un compromiso en España junto a Beatriz -respondí.
-O sea que en vez de él vino Kya -Anderson me alzó una ceja y sonrió con picardía.
-Sois unos mal pensados -negué con la cabeza mientras reía.
-¡Que ha sido Anderson! -Patrick se llevó una mano al corazón y me miró como si estuviera ofendido.
-Los he extrañado -reí y saqué mi móvil para tomarnos una foto juntos, pero la cámara fue interrumpida con una llamada de mi madre... Otra vez.
-Contesta -dijeron ambos al unísono.
Asentí con el ceño fruncido. Probablemente tenían razón y lo que mi madre quería decirme era importante, pues no es de esas madres que se la pasan hablando a cada momento.
-¿Qué pasa, mamá? -pregunté nervioso.
-Rubén, que bueno que me contestas -alcancé a escuchar los sollozos de Kya al otro lado de la línea de fondo mientras mi madre le decía que tuviera la calma. No pude distinguir el lugar donde estaban pero era seguro que no era en casa, ya que escuchaba mucho ruido de personas.
-Me estás asustando. ¿Qué sucede?
Miré hacia enfrente y vi que los chicos me miraban atentos y con el ceño fruncido. Al parecer vieron mi rostro lleno de preocupación.
-Maddie se ha enfermado de gravedad, estamos en el hospital del centro -soltó.
Y fue entonces como si el mundo se me cayera encima. ¿Una enfermedad de gravedad? Eso era algo muy serio y que no sonaba nada bien. ¿Cómo había sido posible que eso sucediera, si antes de irme de casa ella estaba perfectamente bien?
Sin darme cuenta me encontraba yendo hacia la salida con los nervios a flor de piel, en busca de un taxi que pudiera llevarme lo más rápido posible hasta el hospital. Ni siquiera recordaba que mi madre seguía en la llamada, pues era como si el mundo se hubiera detenido y fuera la única persona que pudiera moverse sobre él.
ESTÁS LEYENDO
La pequeña de ojos color leopardo (elrubiusOMG) || #Goldenlipsawards2018
FanfictionRubén Doblas Gundersen fue una de las personas más importantes que pudieron haber aparecido en mi vida; habíamos sido la mejor pareja del mundo, cruzando fronteras y llegando lo más lejos posible... hasta que un día acabó. Él siguió con su vida en Y...