Sentirte cerca de mí aunque
a veces nos separe la distancia.××××××
Una de las mejores partes de mi vida es cuando estoy con esas personas que tanto quiero, aquellas que son especiales y que saben sacar sonrisas verdaderas en mí. Los chicos eran parte de esas personas. En cuanto llegaron no pararon de hacer lo imposible para hacerme olvidar todo el rollo del juicio, Maddie y mis padres. Jugamos juegos de mesa, charlamos e hicimos comida juntos, cosa que me dio bastante gracia; definitivamente el fuerte de los chicos no era la cocina a excepción de Cheeto. Literalmente él amaba cocinar.
Rubius y Mangel casi quemaban mi mantel favorito de la mesa por colocar el satén caliente encima de él, Alex y Frank tenían problemas con el pimiento –incluso llegaron a preparar más veces la cena por exceso de ello– y Willy y Vegetta se ensuciaban con cualquier salsa a propósito. La única persona cuerda y seria en lo que respecta a cocinar es Cheeto, sin duda.
—Al fin ha quedado todo, sentía que jamás saldríamos de aquí –Alex soltó un bufido y se lanzó al sofá rendido– Cocinar es tan difícil.
—Exageras, tío –Cheeto miró incrédulo al enano y sonrió– Es extenso, pero no es difícil.
—Extenso, largo, como quieras llamarle, pero pareciera eterno –se volvió a quejar Alex mientras se acomodaba en el sofá.
—No hay sodas en la nevera –chilló Rubius y me miró aterrado– ¿Qué clase de lugar es este?
–Uno donde no se provee tanto gas al estómago, Doblas –añadí.
—Debería ir por unas –el noruego caminó hasta la puerta principal y se giró para vernos a todos– ¿Vais a querer algo?
—No –dijeron todos al unísono.
Rubius se encogió de hombros y desapareció de nuestra vista. El silencio en la casa duró unos cuantos segundos, pero como era de esperarse, fue interrumpido por las anécdotas y charlas de los chicos. Estuvimos así por unos cuantos minutos hasta que la cena estuvo lista.
Me levanté del sofá y me dirigí a poner la mesa y a colocar la comida en los platos. Rubius aún no llegaba y eso empezaba a alarmarme. No paraba de ver el reloj de pared, incluso podía escuchar las manecillas moverse a compás del tiempo.
Solté todo el aire que, sin darme cuenta, había retenido en mis pulmones al escuchar la puerta principal abrirse. Rubius había llegado con algunas bolsas del mandado en mano y detrás de él apareció Jade. Por acto reflejo observé al enano y pude apreciar cómo sus ojos se iluminaban al verla; Jade, al percatarse de la presencia del chico, le sonrió extensamente, tanto que solté un chillido de emoción al volver a verla sonreír de esa forma.
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La pequeña de ojos color leopardo (elrubiusOMG) || #Goldenlipsawards2018
FanfictionRubén Doblas Gundersen fue una de las personas más importantes que pudieron haber aparecido en mi vida; habíamos sido la mejor pareja del mundo, cruzando fronteras y llegando lo más lejos posible... hasta que un día acabó. Él siguió con su vida en Y...