Capítulo 16.

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Si tienes miedo a intentarlo, es porque lo estás deseando.
El miedo te indica, claramente, que debes hacerlo.
—El camino correcto.

×××××

—¡Es que no es justo! –gritó Kya mientras hacía una mueca del dolor por el esfuerzo que estaba haciendo– ¿¡Por qué me tocaron unos padres así!? ¿¡Por qué simplemente no se ponen en mi lugar e intentan comprenderme!?

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—¡Es que no es justo! –gritó Kya mientras hacía una mueca del dolor por el esfuerzo que estaba haciendo– ¿¡Por qué me tocaron unos padres así!? ¿¡Por qué simplemente no se ponen en mi lugar e intentan comprenderme!?

—Kya, relájate –me levanté de la silla donde tenía más de 30 minutos escuchando sus quejas y dejando que se desahogara y me acerqué a ella. Sentí su respiración agitada y le acaricié la mejilla para relajarla; por fortuna pude provocar ese efecto en ella– Sabes que tus padres siempre te han odiado de esa forma tan... extraña. No debería sorprenderte que estén a la espera de algún error tuyo para quitarte a Maddie.

—Es que no lo entiendes –soltó un pequeño sollozo– No quería empezar a sentir odio hacia ellos, pero no me la ponen fácil.

—Mira, vamos a la cocina. Necesitas comer algo, no has probado nada de comida y esa pancita necesita tener algo dentro.

Kya soltó una pequeña risita y sonrió. Se sentía tan bien saber que mis intentos de hacer que se distraiga de todo lo que está pasando sean positivos.

La tomé de la mano y la dirigí hasta la cocina con mucha precaución. Ella se sentó en una silla de las que se encontraban en la barra mientras yo me ponía a buscar en el refri algo que se me ocurriese hacer pero que no fuera tan complicado; soy más de comida rápida, de esas que están en tu casa 20 minutos después de que llamaste, pero con Kya enferma y con esa operación tiene que tener cuidado con cualquier alimento que quiera ingerir.

Al final opté por hacer un sándwich y se lo extendí.

—Pensé que no tenías ni idea de cómo se hace un sándwich –tomó el plato y me miró divertida.

—Eh, tía, que tengo que aprender a hacer algo. No todo se basa en comida rápida –reí. Me senté alado de ella y la miré sonriente– Además he aprendido a hacer otros tipos de comidas gracias a Cheeto.

—Nunca he tenido la dicha de probar alguna comida de él pero Mangel me ha contado que todo lo que cocina es delicioso.

—No lo dudes, muyaya.

Y así pasamos lo que faltó de la tarde, hablando de diversos temas y riéndonos por las tonterías que se nos ocurrían. Escuchar la risa de Kya cada cinco minutos era algo reconfortante para mí en aquellos momentos. Cuando vi su cambio repentino de actitud cuando Maddie se marchó junto a sus padres no pude evitar sentir odio hacia ellos por provocarle dolor en menos de cinco minutos. Realmente se había puesto mal y por más que intentaba tranquilizarla no podía. Al principio lloraba sin parar y maldecía el día en el que sus padres se volvieron así con ella, pero después vino lo peor; empezó a tirar cosas, a soltar maldiciones hacia sus padres y a pensar lo peor. Temía que fuera detrás de ellos para ir por su hija y que esto se hiciera un problema mayor.

La pequeña de ojos color leopardo (elrubiusOMG) || #Goldenlipsawards2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora