Capítulo 19.

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"Al final mi vida es un callejón sin salida".
—Edwin Lievano.

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Habían transcurrido dos meses desde la última vez que lo vi

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Habían transcurrido dos meses desde la última vez que lo vi. Al principio pensé que sería fácil acostumbrarme el no verlo, pero cuando comencé a notar su ausencia entendí. Entendí que lo necesitaba, y el hecho de saber que estábamos alejándonos otra vez rompía un poquito más mi corazón.

Afortunadamente a las pocas semanas de mi desmayo pude mejorar mi estado de salud gracias a los cuidados de Jade. Desde que se enteró del accidente no ha parado de reprocharme lo mala mejor amiga que fui por no haberle avisado, incluso se enojó más al saber que por eso Maddie estaba con mis padres; dijo que podía ir con el jurado a pedir la custodia temporal de la pequeña en lo que lograba recuperarme, pero le supliqué de rodillas que no se metiera en más problemas por mi culpa. Finalmente aceptó a regañadientes, sabía lo mucho que me importaba el hecho de que ya estuviera involucrada en esto como para meterse en más problemas.

Justo ahora me encontraba en mi última consulta médica, y no pude recibir mejor noticia que la de aquella mañana.

—Felicidades, Kya, tu herida ha sanado completamente. Eso significa que ya podrás estar con tu pequeña otra vez –fueron las palabras de la doctora Brooklyn al ver mi abdomen.

Le avisé a Jade sobre la noticia y no paró de dar saltos de felicidad. Dijo que ella quería llevarme a recoger a mi pequeña a casa de mis padres y que incluso sería un honor poder tener la orden en mano donde indicaba que ya podía llevármela. Creo que ella le tiene más rencor a mis padres del que yo le tengo a ellos.

Al llegar a la casa de mi infancia tuve que reprimir la ola de recuerdos que quiso llegar de golpe a mi memoria, así que me bajé rápidamente del auto con la esperanza de irme de allí lo más rápido posible y toqué la puerta principal de aquella casa con Jade a mi lado.

—¿Qué haces aquí? –la mirada de asco que me lanzó mi madre fue tan evidente que rogué a Dios para que Jade no dijera palabra alguna.

—Vine por mi hija –tomé aire y alcé mi mentón con valentía.

—¿Tienes la aprobación del juez? –asentí y le entregué el oficio donde venía la aprobación del juez. Al terminar de leerla me miró fijamente y se giró sobre sus talones para gritar:– ¡Maddie, coge tus cosas! ¡Tu madre está aquí!

Sonreí al escuchar el pequeño grito de emoción que soltó mi hija al escuchar aquello último. Miré a Jade, quien no hizo más que sonreírme devuelta.

—¡Mami! –Maddie corrió hacia mí con su mochila colgando de sus hombros y se aventó a mis brazos.

—¡Mad! –la alcé y la giré en el aire– ¿Estás lista para regresar a casa?

—Sí –sonrió. Se giró y extendió sus manos para alcanzar a Jade– ¡Tía Jade!

—No es tu tía de verdad –murmuró mi madre desde el umbral de la puerta.

La pequeña de ojos color leopardo (elrubiusOMG) || #Goldenlipsawards2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora