Un cordial saludo a todos los lectores:
Espero haber tardado menos esta vez. Aprendí la lección y antes de que me sea imposible, aquí les traigo un nuevo capítulo de Academia del Caos, esperando que sea de su agrado y agradeciendo desde ya el apoyo que me han brindado a pesar de mi falta de constancia.
Sin nada más que añadir, les doy la bienvenida a la lectura.
x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x-x
Nunca me había detenido a pensar que la distancia que separaba mi departamento de mi trabajo sí era considerable. Podía usar la moto, es cierto, pero parecía ser que en mi trabajo querían conservar cierta reputación entre sus funcionarios, que ninguno estaba tan loco como aparentaba, de manera que me "sugerían" evitar su uso. En realidad, agradecía caminar un poco todas las mañanas y como no estaba obligado a llegar a una hora en particular, sabía tomarme mi tiempo cuando el ánimo me permitía tal lujo...y por supuesto, esa mañana el mismo ánimo brillaba por su ausencia...en realidad, no sabría decir si tenía que ver el ánimo con el hecho de no haber dormido en dos noches...canijo, contaba con recuperar la segunda, pero...claro, mi tiempo ya no era tal, no tenía propiedad, sólo el deseo vano que sabes que no cumplirá la siguiente estrella fugaz.
Quizás todos esos factores ayudaban a que el camino se viera más largo que de costumbre, más...más estirado...menos quieto, por algo se movía...por algo debía de moverse todo más de la cuenta, al punto de marearme, de revolverme el estómago de paso... ¿Cómo es que me comía esa hamburguesa a pesar de todo? ¿Y cuántas hamburguesas me había comido en esa semana? Ah claro, lo que es ponerse al día después de años sin comer una de esas...no recordaba el sabor...no, no lo recordaba, apenas era capaz de sentirlo a medida que caminaba con dificultad a través de una ciudad en constante movimiento que parecía decidida a hacerme caer... ¿O era el sueño?
Una bocina comenzó a resonar en la lejanía, como tantas otras, pero ésta parecía sobreponerse a todas y todos, incluyendo el sol allá en lo alto que no hacía otra cosa que aturdirme más. No entendía por qué me llamaba la atención ese sonido si ni siquiera veía la fuente...no sé por qué sentía que me llamaba, acaso en ese estado cualquier cosa bastaba para hacerme saltar lo suficiente como para estar a punto de soltar la comida...no importa, regla de los cinco segundos, podría recogerla antes de cumplido ese lapso y si lo pasaba...la recogería de todas formas, la comida no se desperdicia...
−¡Oiga!
Y un grito ya más real e incluso un tanto cercano. Pero seguía sin ver nada, no tenía por qué darme por aludido si al fin y al cabo no era el único que circulaba por el mismo sector. Quizás no era el que más rápido caminaba, pero marchaba de una u otra forma y me las ingeniaba para seguir de pie a pesar del cansancio...
−¡Doctor!
De acuerdo, nadie se daba por aludido ante el título, ya podía pensar en bajar la velocidad de mi caminata...pero también tenía presente que si se me ocurría frenar, no sería capaz de recuperar el ritmo pretérito. Probablemente ese alguien no se daba por aludido porque no había oído nada o quizás seguía el mismo criterio que a mí me regía...daba igual, seguía sin significar nada o quizás sí, pero en menor medida, no podía permitirme confiar de inmediato como si tal cosa, más considerando que en la tierra de las oportunidades debía de abundar los tipos que respondían a un Doctor...
−¡Doctor Santana! ¡Eh!
Bueno, ya difícilmente alguien respondería al apellido Santana, si bien en la tierra de las oportunidades no faltaban los habitantes de ascendencia latina, como una que conocía...pero no, en ese segundo, lo sabía, seguía siendo el único Santana sobre la acera, el mismo que era llamado por un muchacho que asomaba la cabeza a través de la ventanilla de un auto. Se había detenido a la orilla, molestia que se tomaba sólo para llamar mi atención, incluso parecía un tanto aliviado por el sólo hecho de haber reaccionado ante su grito, lo cual me extrañó un poco considerando que no recordaba haber visto su cara ni la de su acompañante en el asiento del copiloto...o puede que sí, pero ya hacía mucho que no confiaba en mi memoria lo suficiente como para dar algo por hecho.
ESTÁS LEYENDO
Hollywood Arts: Academia del Caos
RomanceSe preguntarán... ¿Qué tienen en común un par de chicas como Victoria Vega o Jadelyn West? Pues les puedo asegurar que más de lo que ellas o nadie puede imaginar. ¿Y cómo lo sé? Porque estudié para escuchar...sí, soy psicólogo. Y me empiezo a pregun...