Títeres y Familia

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Antes de comenzar... lamento la tardanza. Pero aquí está para quienes quieran leerlo. Otro capítulo que, espero, sea de su agrado.

Bienvenidos a la lectura

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−Entonces... ¿Cómo te ha ido con el nuevo trabajo? –Del otro lado de la línea, una voz familiar...es decir, siempre es bueno saber que tienes a la familia ahí, a pesar de la distancia, recordándote que todo lo que haces tiene un fin que justifica tus medios...aunque esa familia use la lengua menos frecuente.

−Me oyes hablar, sigo vivo, ¿qué más puedes pedir? –Y a ella pareció darle risa mi respuesta, aunque ella desde pequeña se reía con cualquier estupidez de mi parte.

−Siempre te cuento sobre mis estudios, mi vida...no haces otra cosa que preguntarme sobre eso, ¿por qué no me cuentas a quién trataste hoy? ¿O es mucho pedir?

−Canijo...pero mi niña, sabes que no debería...

−Dar nombres, pero sabes que me lo debes, nunca me cuentas nada de lo que haces y cada viernes que hablamos suenas como arrollado por un camión –era mi turno para reír, pero extraño me pareció notar que ella no reía.

−Creo que estás exagerando...

−¿Exagerando? Eres psicólogo, Gael, pasas más de la mitad del día y cinco veces por semana escuchando los problemas de otros, incluyéndome, ¿tan malo sería que aunque sea por una mísera vez alguien escuche lo que tengas que decir? Y con mayor razón... ¿qué mejor que tu propia familia?

Con razón se había decidido a estudiar lo mismo que yo...y con razón pagaba cada mes para que lo lograra. Maldita chiquilla, sabía decir la palabra correcta en el momento adecuado. Incluso por teléfono, era capaz de imaginar su expresión enfadada ante la idea de que yo le llevara la contra...es decir, si saltábamos del griego al español era porque quería enfatizar algo, sabía que yo me manejaba más con el español y ella con el griego, si bien podíamos hablar en ambas lenguas en una conversación... una de las tantas cosas que me hacía sentir orgulloso. Además, me había pedido tantas veces lo mismo...las mismas veces que yo había evadido tal petición. Pero ya qué sacaba, en verdad ameritaba comentarlo con ella, aunque no hiciera uso de ningún nombre.

−Intento no contarte demasiado porque temo que te arrepientas de estudiar Psicología ahora que estás a medio camino...

−Ya a estas alturas, ¿de veras crees que puedes convencerme de lo contrario? –Que se lo tomara tan a la ligera...sí, seguía siendo una niñita.

−Créeme que yo mismo me pregunto en qué estaba pensando cuando llegué a la conclusión de que era bueno en esto...y después me acuerdo que cuando estudiaba no sabía que este lugar existía...

−¿Cómo dices que se llama?

−Hollywood Arts...

-Siempre has sido un exagerado, no puede ser tan malo.

−¿Quieres apostar? Escucha y ya me dices si tengo razón o no, porque lo que no encuentras en los libros...pues tendrás que aprenderlo a la mala y eso te lo quiero ahorrar.

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Sabía que no era buena idea leer en el trabajo. Que me interrumpieran los golpes en la puerta no me hacía demasiada gracia...en realidad, nada me hacía demasiada gracia en ese lugar. Y como no miraba mi agenda cada cinco minutos, olvidaba que alguien invariablemente tenía un lugar en ella y por lo tanto, también en mi reloj. Pero ya sentado, cómodo, no podía hacer todo el trabajo, ¿o sí?

Hollywood Arts: Academia del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora