Se nos acaba el tiempo de reacción.

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Thomas observa cómo el famoso "veterinario" comienza a colocar las protecciones necesarias tanto dentro de la sala como en los alrededores de la misma. Está siguiendo con detenimiento las líneas de un círculo de protección que ha tallado en la madera de la puerta cuando unos brazos se cierran alrededor de su cintura, pega un brinco del susto y ahoga un grito.

Dylan lo mira divertido por encima de su hombro.

- ¿Estás bien? - pregunta con suavidad.

El rubio respira profundo para normalizar sus pulsaciones, consciente de que su demonio puede escucharlas.

- Aún trato de digerir que tienes una familia muy peculiar, pero sí - cierra los ojos y se deja caer contra el pecho del moreno.

- Hueles a eau de preocupación - contradice, ligeramente divertido.

- Si fueras humano también lo estarías. ¿Para cuándo han planeado Stiles y Caleb el gran día? - señala con la cabeza el interior de la sala donde el Diablo y Dios están, para no variar, discutiendo.

Dylan le da la vuelta en sus brazos para poder ver los preciosos ojos de Thomas al responder. No está muy seguro de cómo se lo tomará a pesar de haber dado su consentimiento. Quizás lo está saturando, quizás explote pronto.

- Para después de nuestra boda.

Pero el rubio solo parpadea un poco deshorientado. Coge aire y suspira con fuerza para después sonreír con cansancio. Demasiadas cosas para no haber dormido en toda la noche y aún ni siquiera es la hora de almorzar.

- ¿Y eso cuándo será? - pregunta, suprimiendo un bostezo.

- No pienses en eso, Tommy - se pone de pie y lo coge de la mano para que le siga.- Vamos, necesitas descansar.

- Dyl, ¿cuándo pretenden casarnos esos locos? - los señala y los aludidos paran de discutir para quejarse con un "¡Eh!" que casi lo hace reír.

- Entiendes que, si tienes razón, hay que detener a Kate lo antes posible, ¿verdad? - Thomas asiente.- Lo que básicamente quiere decir que tenemos que casarnos ya.

- ¿Con ya te refieres a ya en plan ipso facto o como dentro de una semana?

- Ipso facto.

Dylan observa al rubio en silencio, casi puede escuchar los engranajes de su cabeza tratando de funcionar pese al cansancio. Han salido al pasillo y van rumbo a las habitaciones.

- Si nos casamos antes de atrapar a Kate... - hace una pausa para acariciarse la barbilla, pensativo.- ¿Ella no lo notará?

El demonio sonríe, humano avispado. Como siempre.

- Después de casarnos Deaton tiene que usar su magia conmigo para que nadie sienta nuestra unión y eso también lleva tiempo - acepta.

- ¿Entonces cuál es el plan?

- Nos casamos mañana a primera hora, durante el mediodía Deaton me preparará y por la noche invocaremos a Kate en la sala.

- Uouh, todo en un día - abre la puerta de la habitación y se tira sobre la cama en cuanto la tiene cerca, Dylan sonríe suavemente.

- Lo sé, será una locura - cruza los bazos sobre su pecho y se acerca a Thomas, deja un beso sobre su cabeza.- Duerme tranquilo, ¿si? Ya comerás cuando te despiertes - recibe un gruñido como respuesta antes de que el rubio caiga totalmente dormido.

Thomas gruñe cuando siente la luz traspasar sus párpados porque, honestamente, lo único que quiere hacer con su vida en esos momentos es dormir, dormir y seguir durmiendo. Sin embargo, al ver que la luz no cesa y que, muy por el contrario, viene acompañada de ruidos y voces, abre los ojos mientras se incorpora como puede para quedar sentado.

- Awww, recién levantado eres lo más adorable que existe en este mundo.

¿Kaya? Sí, esas manos frías que estiran sus mejillas no pueden pertenecer a otra persona. En medio de la somnolencia se pregunta si la temperatura corporal será cosa de su condición sobrenatural... aunque Dylan es bastante caliente. Oh, siente sus mejillas arder. Es demasiado temprano para esa línea de pensamientos.

- Tienes que levantarte y meterte en la ducha, el agua fría te despertará - unas manos tiran de él, reconoce esa cabellera naranja.

- ¿Qué? No, no, ya estoy despierto - Thomas se pone en pie con rapidez y se marea levemente por el brusco movimiento.

Parpadea varias veces para ver quiénes están con él en la habitación: Kaya, Rosa y Lydia. Que tres mujeres hayan venido a despertarlo la mañana del día de su boda no puede augurar nada bueno, simplemente imposible.

- ¿Qué pasa, chicas? ¿Por qué estáis todas aquí?

- Alguien tiene que ayudar a prepararte según nuestras costumbres porque dudo mucho que Dylan se haya tomado el tiempo necesario para explicarte todo esto - dice Rosa mientras pone sobre la cama deshecha una caja dentro de la que hay algún tipo de ropa hecho de tela dorada.

Thomas estira el brazo para tocarlo, hipnotizado, es tan suave como parece a simple vista.

- Ese es tu vestido, si es lo que te estás preguntando - adivina Lydia, dejándose caer al lado de la caja.

- Pensé que me casaría de blanco.

- En nuestra cultura las cosas son un poco diferentes: nos vestimos de negro para cazar, de blanco para los funerales, de dorado para casarnos y de rojo para las ceremonias oficiales.

Kaya saca el vestido de la caja y lo estira para que puedan verlo bien cuando Thomas cae en un pequeño e insignificante detalle. O quizás no tanto.

- Espera, ¿vestido? No me voy a casar con un vestido, no es gracioso, chicas, no lo es.

Las tres ríen.

- Es una túnica - Kaya pone los ojos en blanco.- No un vestido en el sentido propio de la palabra - empuja a Thomas al cuarto de baño.- Venga, hemos preparado los aceites y las sales con las que debes frotarte para recibir a tu futuro marido - le quita la camisa y Thomas suspira resignado, no se va a librar de esa.

- En teoría, todas estas preparaciones son para la noche de bodas - comenta Lydia como quien no quiere la cosa, observando al chico que se desnuda sin pudor.- Ya sabes, para seducir a tu marido y asegurarte de que perderás la virginidad, aunque por lo que sé eso ya no es un problema...

- ¡Lydia! - exclama Thomas, casi resbalando al entrar en la bañera. 

Después, las mujeres lo dejan a solas con sus pensamientos. 

Busca una esponja para frotar su piel con la extraña mezcla que han hecho con el agua. Se siente bien, reconfortado de repente por el agua caliente y los dulces olores que llenan la habitación. Puede sentir los nervios en el fondo de su estómago, nada demasiado importante si piensa en lo que estará haciendo dentro de una hora. Se va a casar. Madre mía. Abre los ojos con sorpresa. Realmente se va a casar. Lleva las manos a sus labios para ahogar el gritito que amenaza con salir de su garganta y patalea, haciendo que un poco de agua caiga al suelo. Todo ha sido una locura desde que empezó a trabajar para Dylan así que no ha tenido tiempo para pensar en todo lo que significa de verdad lo que está viviendo. Ca-sar-se. Es una locura y, aún así, se siente lo más correcto del mundo. Coge aire con fuerza para llenar sus pulmones y lo expulsa con suavidad para calmarse, para lograr concentrarse en algo más que las mariposas que ahora aletean por todo su interior. Va a casarse con Dylan O'Brien, van a matar a esa perra asquerosa (¿se puede matar a la prometida del diablo?) y van a vivir felices como Thomas Brodie-Sangster que se llama.

Un ángel en el infierno #DylmasNewtmasAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora