¿Compromiso? ¡Te has saltado unos cuantos pasos, Dylan!

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Cuando se despierta está solo en la cama. Parpadea, ¿en qué realidad pensó que sería de otra manera? Se da la vuelta y queda boca arriba mirando el techo. Había sido maravilloso, sabía que hacer el amor o tener sexo (no sabría especificar qué había sido exactamente) con Dylan O'Brien iba a ser absolutamente maravilloso. Sin embargo, aún puede sentir una ligera angustia en su pecho al recordar que primero habían hablado de los motivos de su venganza.

¿Cuánto viven Britt y su hijo perdido en los pensamientos de Dylan? Hace dos meses, cuando lo conoció, seguramente no había otro pensamiento en su cabeza. ¿Y ahora?

Él le ama, le ama tanto que el sentimiento le oprime el corazón con una fuerza apabullante, pero siente que Dylan a él no, absolutamente nada... y eso lo está matando.

Mira el reloj, son apenas las diez de la noche. Suelta un suspiro y se levanta, debe ducharse y vestirse, su estómago pide desesperado un alimento que no sea desilusión y desesperanza.

Casi al mismo tiempo Dylan mira el reloj del pasillo, está esperando que Will aparezca, pero no hay ni rastro de él. Deja caer la cabeza hacia atrás, sobre el sillón, perdido en las sensaciones que aún perduran en su cuerpo, como el tímido toque de Thomas en sus pectorales o la sensación de sus cicatrices bajo la yema de sus dedos. ¡Diantres! Hace una mueca extraña, debe dejar de pensar en él porque las reacciones de su cuerpo le traicionan.

- Ki – le llama cuando el informático pasa por delante.

Se detiene, pero Dylan nota que se tensa. Arquea una ceja, esa no es una reacción común en Ki, después de todo siempre está gritándole y regañándole... por lo que, muy probablemente, le está ocultando algo.

- ¿Has visto a Will? – la sensación de incomodidad aumenta tanto que Dylan piensa que podría palparla.

Ki suspira y resignado deja caer los hombros, a Dylan es simplemente imposible ocultarle algo demasiado tiempo.

- Veo que no lo sabes – murmura.

- ¿A qué te refieres?

- Will salió poco después de que abandonaras el calabozo.

- ¿A dónde?

- Fue de caza – responde, el más joven de los dos puede notar en el mayor una expresión de sorpresa.

Will odia ir de caza porque sufre un particular descontrol cuando deja que sus poderes demoníacos posean el cuerpo humano que lo contiene. Además, añade mentalmente Dylan, pierde el control sobre sus propias emociones.

- Lo sé, yo también se lo dije, pero estaba de muy mal humor – Ki encoge los hombros.- No hubo manera de hacerle cambiar de opinión. De todas formas, parece ser que ya ha regresado.

- ¿Sabes dónde está?

- Rosa me dijo que le habían visto en la cafetería.

Dylan se pone en marcha, no puede imaginarse ni una sola razón por la que Will hubiera salido de caza por propia voluntad. Algo pasa, algo que él no entiende y odia no entender las cosas.

Siguiendo las indicaciones de muchos demonios a los que les ha preguntado, Thomas encuentra la cafetería en un pequeño anexo del edificio. Se acerca, maravillado con la decoración y con la pequeña terraza. ¿Cómo es posible que haya un lugar así en una fortaleza? Es como un pequeño mundo dentro de uno aún mayor.

Sonriendo se acerca a la puerta, pero al percibir una presencia conocida dirige la vista y su atención hacia la terraza. Allí, en una mesa cercana, se encuentra Will. Thomas se muerde el labio, tiene que hablar con él... necesita hacerlo. Will lleva tiempo extraño, siempre que le ha necesitado allí estaba... no puede perderle, no a él.

Un ángel en el infierno #DylmasNewtmasAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora