Es hora de tomar decisiones, Thomas.

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Dylan observa a Will sin saber si matarlo o darle una paliza. Acaba de llegar de hacer una ronda y de cazar unos cuantos demonios de bajo nivel, cuando se encuentra con su amigo en la puerta lanzando maldiciones a diestro y siniestro. Le echó la bronca al llegar a su altura, por tener el móvil desconectado y le informó de la repentina desaparición de Thomas. Lo había mandado a su habitación cuando sintió la presencia de Kate, pero que había ido y no lo encontró.  

Se masajea el puente de la nariz con cansancio y tiene la intención de poner rumbo a las instalaciones y así buscarlo por sí mismo cuando Jackson y Ki aparecen escoltándolo por los pasillos.

- ¡Thomas! - va hasta él y lo abraza, impulsivo.

El rubio se sorprende un instante. Está tan distraído que ni siquiera se había dado cuenta de que Dylan y Will están allí.

- Hey, tranquilo - le acaricia la espalda una vez que reconoce la esencia de su demonio.- Estoy bien.

- ¿Dónde estabas? - lo separa de su cuerpo agarrándolo por los hombros y mirándolo con reproche, Thomas pone los ojos en blanco previendo lo que viene.- No, mejor - se gira hacia sus guerreros.- ¿Qué ha pasado? ¿Qué hacía Kate aquí? ¿Y por qué mierda siempre puede sortear nuestras defensas?

- Dyl, es la prometida de Lucifer. Si nuestras defensas la mantuvieran a raya no sería digna de tal puesto - resopla Ki, dejándose caer en una silla.

- Bueno, pues qué quería.

Jackson y Ki miran hacia Thomas.

- Conocerme, según parece - se encoge de hombros, su mente aún maquinando algo en su cabeza a lo que no termina de dar forma.

- Kate quería... ¿conocerte? - repite Will, incrédulo.

Thomas siente la insistente mirada de Jackson y Ki reprochándole en silencio que se esté callando todo lo que pasó, pero no es el momento de contárselo a Dylan. No, aún no. Necesita que el demonio moreno crea en él más que en nadie y, desde luego, importarle más que Kate.

- Supongo que estaba de paso y quiso darse una vueltita por aquí. Los demonios sois muy... - piensa el adjetivo durante unos segundos -  caprichosos.

Algunos abren la boca para replicar, pero Thomas alza una mano y los cuatro callan.

- Dylan, tenemos que hablar. Ahora.

No sabe qué le impone más si la decisión y dureza del tono que tiñe sus palabras o sus ojos chocolates tan serios, tan profundos... tan decididos.

- Está bien - asiente y se dirige a sus amigos.- Id a dar una vuelta para aseguraros de que esa mujer no sigue por aquí - el dolor de cabeza comienza a aumentarle.- Bueno, ¿de qué quieres hablar?

- Necesitamos un sitio más privado.

Dylan sonríe con picardía.

- Nada de eso, demonio, algo como una biblioteca. Tenéis que tener una en este sitio tan grande - masculla, sintiendo sus mejillas arder.

- Si piensas que por estar en un sitio público me voy a detener - acaricia el centro de la espalda de Thomas que siente un escalofrío en espalda y un cosquilleo agradable en su bajo vientre. No, no es el momento de tener una erección, maldición.

- Nogitsune, esto es serio - se cruza de brazos, tratando de disimular la excitación provocada por Dylan.

- Está bien. Vamos - coloca una mano en la baja espalda de Thomas para guiarle.- Estaremos tranquilos y dudo que nos interrumpan, esta gente es más de acción que de libros.

El rubio reiría si no fuera porque está concentrado en la calidez que desprende la mano de Dylan en su cuerpo.

- ¿Qué crees que planea Thomas? - pregunta Jackson, una vez que se han alejado lo suficiente.

Un ángel en el infierno #DylmasNewtmasAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora