Rafagas de recuerdos

3 0 0
                                    

Eleonor despertó agitada y se vio en su cama, juraría que se había desmayado en el jardín pero no fue así, todo fue una pesadilla pensó. Fue a la cocina y su padre se había ido a pescar como siempre hacia los viernes. Mañana era la famosa fiesta de cumpleaños a la que no deseaba ir pero su padre insistió en presentarse y por consecuencia la obligaría a ella también. Estaba libre hoy pues su jefe decidió cerrar hoy por motivos de la preparación de la fiesta que era el mayor evento en aquel pueblo esta semana. Era lo malo de los pueblos chicos, un simple cumpleaños era un gran evento. Luego de vestirse fue al pueblo. Estaba en el correo y al entrar sintió algo extraño. ¡Eleonor! Escucho su nombre y fue hacia la señora que le llamo y al llegar hasta el mostrador vio al hombre de ayer quien la observaba detenidamente. Ella es Eleonor. Mucho gusto no teníamos el placer de conocernos formalmente. Le sonrió, Eleonor sintió un escalofrío al ver su sonrisa tan perfecta de aquel rostro tan hermoso que parecía ser tallado por los dioses griegos. Me llamo Luke. Ella no contesto. ¿Necesitas algo? Preguntó a la señora ignorando a Luke. Pues quería ver si podías llevar a Luke a la casa de mis abuelos en el bosque que está cerca de la tuya. Será si no hay otra opción. Respondió algo molesta. Gracias Eleonor. Eleonor salió después de tomar sus cartas. Disculpa Luke ella siempre ha sido un poco rara, pero su padre es un sol que apreciamos mucho por aquí. No tiene porque disculparse hermosa dama. Beso su mano a lo que aquella señora emocionó. Eleonor esperaba afuera hasta que el hombre salió. Al ver que lo hizo siguió su camino. ¿Tiene auto? Pues la verdad si y no. Ella le miró extrañada. Sí, porque tengo uno y no porque está en el taller. Mi hermana está esperando que lo terminen así que vine en busca de alquilar una vivienda aquí. ¡Aquí! Sí, porqué tú sorpresa. La mayoría desearíamos irnos de aquí y tú que se ve has viajado y disfrutado de ciudades grandes decides vivir aquí. Tengo mis razones. Imaginó. Dijo ella irónicamente. Entonces deberé llevarte por completo. Así parece. Pues adelante. Le señaló la puerta de su camioneta. Eleonor no hablaba y Luke se limitaba a observar el paisaje. ¿Hace mucho que vives aquí? Su padre le dijo que ha preguntas de extraños no contestara o mintiera. Sí, mucho. ¿Nunca has ido a otra ciudad? No. No eres mujer de mucho hablar Eleonor. Siéntete afortunado he cruzado menos palabras con personas que me conocen por mucho más tiempo. Lo dijo molesta pues algo en ese hombre la perturbaba pero al mismo tiempo le atraía, era extraño. Llegaron a la propiedad. Es aquí. Tal y como la imagine. ¿Vives cerca? Debo irme. Porque no pasas y me acompañas, ya que conoces los alrededores. No hay mucho que decir. Miró sus ojos y de pronto no pudo negarse a su pedido fue como magia, él solo pidió y ella lo hizo. Entraron a la casa. Era acogedora como una casa de bosque. Los muebles estaban tapados con sábanas. Subieron las escaleras y habían tres cuartos. Eleonor entró a uno de ellos que debía ser el principal, tenía un balcón que daba hacia el lago. Tiene una vista hermosa este lugar. Bien creo que ya me voy. Al dar la vuelta se encontró frente a frente con él, demasiado cerca. Estaba como en un extasis o trance. Se perdió en sus ojos azules. Su aliento era frío y muy cerca de sus labios lo podía sentir. Eres muy hermosa Eleonor. Su corazón comenzó a latir de prisa y de pronto vino a ella una ráfaga de pensamiento vivido. "Eres muy hermosa Eleonor." Esas mismas palabras, esa misma voz pero no el rostro de quién lo decía. Volvió al presente y salió despavorida de allí y Luke no lo evitó. Hasta pronto mi querida Eleonor. Sonrió.

CazadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora