Suya

1 0 0
                                    

Estaban en una nueva misión, su padre se acercó. Debo ir por unas cosas que olvide. Te acompaño. No, quédate en la cabaña volveré rápido. ¿Y si te topas con ese demonio? No pasara estára oculto hasta tener hambre de almas y aún falta un día para eso. Está bien. Eleonor estaba cargando armas. Te veo. Su padre salió. Escucho una camioneta fue a ver y vio que se alejaba. Alguien entró y cuando vio quien era quedo sorprendida Nicolás entró. Cambio la vista y fue a seguir con su tarea de limpiar y cargar las armas. Tu padre me dijo que la camioneta estaba averiada y fue con mi tío a buscar unas piezas. Me dijo que tienes las llaves. Eleonor cerró sus ojos fuertemente y maldijo a sus adentros. La camioneta no tiene nada. Esos dos...Eleonor estaba molesta por la osadía de su padre y Paul, pero ya la escucharían. Nicolás entonces salió por la puerta y Eleonor a los pocos minutos salió y le vio caminado a la distancia. ¡A donde vas! Le grito pero él no le hizo caso y siguió su camino. Eleonor fue tras él hasta alcanzarlo y detenerlo. ¡Estás sordo! Estamos muy distanciados de la civilización Nicolás y pueden haber seres oscuros por ahí. Soy un lobo. ¿Recuerdas? Aún así solo no podrías contra una bruja o un demonio. Por algo son manada. ¿No? Trabajan en equipo. En definidas cuentas. ¿En que te afecta eso a ti? Bueno me afecta. ¿Por? Bu;bueno porque; porque estás comprometido y eres el segundo al mando de la manada. Solo ven. Eleonor se dio la vuelta y siguió caminando. Nicolás sonrió ante la nerviosidad de ella, decidió seguirla porque después de mucho tiempo sintió esa corriente, ese magnetismo entre ellos y escucho su corazón latir de prisa. Y se preguntaba. ¿Porqué? Entraron y las horas pasaron y nada de ellos. Nicolás encendió la chimenea y Eleonor miraba por la ventana. No vendrán dalo por hecho. No lo harán hasta mañana. Dijo él. Ya se les quitaran las ganas de volver hacerlo pues no tendrán oportunidad. ¿A que te refieres? Mañana nos iremos del refugio. ¡Qué! Emprenderemos un viaje mi padre y yo. Buscaremos más humanos con capacidades para entrenarlos y volver a juntar un buen ejército contra Amadeo y Colín. ¿De veras no te importa? ¿De qué hablas? No te importa que me case con otra. Eleonor suspiró. Debes formar una familia. Gina será una buena imprimación para ti. ¡No se imprima cada cinco minutos Eleonor! Grito. Eso no funciona así. Solo se hace una sola vez. Pero yo te rechace puedes volver a...Eso no importa. Un lobo puede pasar toda su vida buscando a su mate y no hallarla. Y también puede hallarla y ser rechazado lo que normalmente nunca sucede pero tú te saliste de lo imposible. Nicolás se comenzó a reír. Tantas mujeres en el mundo con las que pude imprimar y tuve que hacerlo con una cazadora tonta y desabrida, que encima me rechaza y me odia. Yo no te odio. Oh es cierto solo querías demostrar lo fascinante que eres y añádele que querías pagar una deuda a mi gente. O tal vez esperas por Luke. ¡Yo jamás me mezclaría con un ser oscuro! Creo que con nadie lo harías. Eres tan superficial, y te crees el centro del universo que solo te enamorarías de ti misma. Nadie es demasiado bueno para ti. Los humanos muy simples, los cazadores no son suficiente buenos, los vampiros muy oscuros y los lobos muy poca cosa para ti. Sabes, lo mejor qué pasó es que me rechazaras es más me alegro que lo hallas hecho. No podría estar con una mujer como tú tan fría que solo gira alrededor de ella misma. Me casaré con una verdadera mujer, con Gina y tendré mis cachorros fuertes con ella y tal vez no imprima con ella pero la haré la mujer más feliz y satisfecha de este mundo. Eleonor sintió una ira ante sus palabras pero más que las ofensas hacia ella fueron las palabras sobre Gina las que detonaron su irá fue hasta él y lo beso. Nicolás trato de zafarse pero ella no le dejo se pego a él de tal manera, que al final cedió a su beso y respondió de la misma manera que ella. Eleonor no podía parar solo quería sentir a su lobo, ráfagas de calor invadían su cuerpo, una excitación se apoderó de ambos parecía que no podían parar de devorarse en aquel beso apasionado dejándoles casi sin aire. Nicolás la levanto en peso y ella rodeo su cintura con sus piernas mientras este la llevaba a una habitación. Una vez en ella la deposito sobre la cama pero sin abandonar sus labios. Se separó por un momento para quitar su camisa dejando ver unos abdominales perfectos que eran solo suyos pensó ella. Fue hacia ella de nuevo e hizo lo mismo que hizo con él mismo, quito su camisa dejando ver sus pechos tapados por aquel sostén que para su gusto estorbaban en la visión que quería ver de su hembra. Arrancó los mismos y ella emitió un pequeño quejido de sorpresa ante aquel acto, pero luego su quejido se tornó placentero cuando Nicolás tomo uno de sus pezones en su boca y con la otra mano acariciaba el otro. Los gemidos de ella lo volvieron frenético pero debía ser paciente, volvió a su boca y de pronto ambos pantalones y todo lo que estorbaba ya no estaba solo estaban dos cuerpos que anhelaban estar unidos. Caricias iban y venían tan intensas que Nicolás logró sacar gritos de placer de su mate. Estaba lista para él y no se hizo esperar al ver que ella ya había alcanzado casi la cima, casi porque lo qué pasó a continuación hizo que si la alcanzará, Nicolás invadió su interior abriéndose paso a un lugar jamás recorrido por nadie. Estaba feliz de que su mate fuera pura para él. Nicolás gruñía en cada embestida y Eleonor creía que moriría de tanto placer que inundaba su cuerpo. Al principio sintió algo de dolor y ardor pero todo se fue transformando en calor y placer. No quería que terminaran todas aquellas sensaciones que Nicolás, su hombre lobo le daba. Nicolás hablo a su oído. Déjame marcarte Eleonor. No sé qué significa eso. Significa que seré tuyo por siempre y tú serás mía también. ¿Para siempre? Para siempre. Dijo mirándola a los ojos. Sí. Respondió y Nicolás no espero más pues era ahora o nunca. Sus colmillos salieron y separo su cabello de su clavícula y de pronto un golpe de calor intenso se apoderó de ambos y Nicolás lleno su interior al mismo tiempo que la marcaba. Su unión se había consumado en su totalidad y ya no había vuelta atrás y ninguno quería que así fuera porque la realidad, la verdad era que se amaban.

CazadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora