Una estrella fugaz

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>>Farlan

Aún si todo me dolía, realmente me alegraba despertar. Sentía que me había perdido de mucho, y tanto Dae como Hat me pusieron al corriente:

Al grupo que me "atacó" los expulsaron, y a quien les ayudó lo suspendieron el tiempo suficiente para que reprobara varias materias y se fuera directamente a exámenes finales. 

Ante mi situación, y conociéndome, mis profes accedieron a darme una segunda oportunidad para entregar mis trabajos y proyectos, presentándome sólo cuando me hubiera recuperado totalmente. Y, como me aburría mucho en el hospital cuando Hat y Dae no estaban, me ponía a trabajar. Era lo mejor que podía hacer, pues estar solo en esa habitación tan blanca empezaría a cansarme.

Conforme las semanas pasaban, Clementine me ayudaba a caminar, a acostumbrarme al dolor del accidente y, por supuesto, a superarlo. No podía decir que era fácil, pero era necesario, pues si me quedaba demasiado tiempo en cama sin intentar ejercitarme, las consecuencias serían aún peores.

Un día, cambiando los canales de la televisión buscando algo interesante que ver, me topé con una clase de especial de videoclips musicales famosos, y muchos de ellos hablaban de amor y de fiestas con cosas románticas.

Hat fue lo primero en cruzar por mi mente. Me ruboricé y apagué el televisor.

Cuando desperté tras el choque, fue la voz de Hat lo único que escuchaba, su sonrisa fue lo único que vi.

Su primer beso lo que sentí.

Y estar consciente de eso me ponía muy extraño. Me confundía, me asustaba tanto...y me molestaba, porque no lo entendía.

Quería hablar con él, quizá dejar (¡¿de nuevo?!) las cosas en claro, pero ya era complicado tener un momento a solas, pues Dae lo acompañaba, o a veces Clementine me hacía chequeos cuando Hat estaba, y hasta cierto punto lo agradecía, porque estar a solas con él...

Todo mi cuerpo se estremeció. 

La puerta se abrió y entró Clementine. Hicimos algo de ejercicio, por decirlo así, y ella me felicitaba por esforzarme, por mejorar. Era un ángel, sin duda, y cada palabra que decía se me hacía tan extrañamente familiar...

-Oh, casi lo olvidaba Farlan; tu hermano vino hace unas semanas, ¿sabes? Lástima que se fue antes de que despertaras...

-¿...Tori, acaso él...? 

-¿No se llama Slayer? Así estaba su nombre en todas sus identificaciones.

-¡Oh, claro! ...Quizá se cambió el nombre, no le gustaba "Tori", pero no sabía nada de él desde hace siete años... ¿De verdad vino?

-Dijo que la universidad lo llamó para decirle de tu accidente, vino a pagar el tratamiento y luego se fue. Debe ser un joven ocupado, ¿no es así?

-Eso creo... ¿De casualidad dijo a qué se dedica ahora?

-Creo que mencionó algo sobre una Corporación o Empresa muy importante al mando de un tal White Will, pero no lo recuerdo. No quiso dar muchos detalles. Lo siento Farlan.

-No se preocupe Srta. Clem, muchas gracias por contarme.

-Es un placer. Intenta descansar otro poco, ¿ok? Con suerte, podremos darte de alta en unos días.

-Eso suena maravilloso. Hasta luego Srta. Clem.

Y, una vez más, sólo yo en ese enorme lugar.

¿Slayer, Tori? ¿Qué diablos? 

Yo lo recordaba como Tori, mi hermano mayor, el hermano perfecto: jugábamos, cantábamos, éramos todo lo que teníamos. Él quería ser científico, el mejor del mundo, y yo un piloto experimentado. Seríamos mundialmente conocidos...hasta que mamá y papá fallecieron en un accidente de avión. Tori ya era mayor, se hizo cargó de mí un tiempo y también se fue. 

Digamos que nuestra relación se arruinó sólo cuando desapareció, así que empecé a valerme por mi cuenta; muy pocas veces regresó a visitarme, y eran horas, con suerte un día. Nunca me hablaba de él o de su trabajo, me preguntaba mil cosas, me dejaba algo de dinero y se iba de nuevo. 

Y ahora, se aparecía de pronto... ¿Se habría preocupado por mi? Quizá sólo un poco, porque de igual forma, se fue de nuevo. Dae sabía de él, le había contado, ¿pero a Hat? ¿Dae le habría explicado? ¿Cómo habrá reaccionado?

La puerta se abrió. 

-Hola Farlan.

-Hola Hat.

Silencio. Llevaba su violín. Me encanta verlo tocar, me fascinaba escucharle cantar, porque en ese momento, Hat era vulnerable.

Se entregaba al instrumento que amaba, y dejaba de parecer el tipo que de un puñetazo te manda al hospital. Y yo era el afortunado que podía verlo así.

Oh, Hat, verte tocar era un deleite...porque admitías que estabas enamorado.

-¿Cómo te sientes?

-Cada vez mejor, sin duda.

-Imagino que, siendo el nerd que eres, ya habrás acabado todas las tareas que tienes pendientes, ¿cierto?

-Soy el rey de los nerds.- nos reímos. Eso era agradable. Podía ser YO, podía ser el ñoño obseso con el orden y la limpieza, el nerd que sacaba notas altas en todo, y era divertido, porque cuando Hat me decía así, cuando usaba algún apodo, no había un tono de burla, no había un "Eres inferior a mi" entre líneas.

Y eso me encantaba. Todo en Hat me encantaba. Estaba seguro de que él lo sabía.

No me di cuenta de que tenía su vista fija en mí, y había algo distinto.

-...¿Hat, sucede algo?

-Lo siento, me distraje pensando... No importa, ¿qué te gustaría escuchar?- me encogí de hombros. Sólo quería escucharlo a él, y atesorar cada palabra como si se tratara de un diamante.

-¿En qué pensabas?- me levanté. Podía hacerlo, y no era mucho esfuerzo. Él me ayudó un poco, me senté a su lado. Sólo quería estar cerca de él. Creo que se puso incluso más nervioso que yo.

-...En lo mucho que te extraño en la escuela. Dae también, seguro recuperará la chispa cuando recupere a su mejor amigo.

Etiquetas. No eran malas, sólo eran una explicación de tu relación socio afectiva con quienes te rodean.

Dae era mi mejor amiga, casi una hermana.

Pero Hat, ¿qué era él? ¿qué era para mí? Responder eso me confundía, porque no quería darle un rango menor a lo que realmente era, no quería encasillarlo... 

Pero, ¿qué título ponerle? No lo sabía, y eso me molestaba. Me molestaba no entender mis sentimientos, no saber qué hacer.

Pero me dio igual. No quería pensar.

No lo hice. Creo que apagué mis pensamientos coherentes. No eran necesarios, ¿o sí?

-Clem dice que, con suerte, podré volver en unos días.

-¿De verdad? ¡Esas son excelentes noticias!- le sonreí, ¿desde  cuándo era tan dulce?

Me recargué en su hombro, respiré profundo y me sentí a salvo. Hat me abrazó. 

No había nadie cerca. Con mucha suerte, nadie nos molestaría.

Me daba miedo estar a solas con Hat, y no porque pensara que él pudiera hacerme algo...sino por lo que yo dejaría que me hiciera.

Y eso no estaba mal.

We Are Lost StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora