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En un mundo donde las condiciones ambientales dificultaron la existencia humana y obligaron al cuerpo mutar para no perder la descendencia de la raza; los países al tener pocos habitantes se unificaron para pertenecer totalmente a reinos continen...
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Las palabras que Viktor dijo durante nuestra charla en el jardín, de alguna manera lograron que pudiera tranquilizarme. Debía admitir y justificar que mi actitud hostil e insolente era principalmente como un reflejo natural de autodefensa.
Una vez que Viktor desapareció entre los pasillos dentro del palacio, me dirigí a mi habitación. Sí, mi habitación, pues él había prometido ser más considerado para darme mi propio espacio e intimidad.
Puesto a que ya era de noche, el personal que había visto dar vueltas en el lugar durante la mañana y la tarde, había disminuido, así que mi esperanza de encontrar a aquel joven de nombre Phichit se vino abajo cuando llegué a la puerta del cuarto, y no había cruzado con él en todo el camino.
Sentí un aire frío recorrer el ambiente, el invierno de Japón no se comparaba con el clima de este lugar. ¿Podría llegar a adaptarme? Tal vez, tendría que hacerlo. No es como si hubiera más opciones para mí.
Vestí mi pijama e inmediatamente preparé la cama para poder dormir en ella. Antes de poder conciliar el sueño, las palabras en la carta de mi padre se hicieron presentes en mis pensamientos. Él pedía que confiara en Viktor, ¿por qué? ¿Por qué tendría que confiar en un extraño? Pude notar su actitud en la cena, y no fue la de alguien que exige y amenaza de muerte a las personas, como me lo había imaginado días antes. Al menos no era una persona que pudiera provocarme temor, todo lo contrario. Fue paciente, comprensivo e incluso respetó mi espacio ¿será bueno permanecer con mi actitud de hasta ahora? ¿Podré llevarme bien con él? ¿Qué espera de mí?
Si hay algo que detesto de mí, son las dudas que genero y no tienen respuestas, dudas que siempre surgen de mi inseguridad y que dependen de más personas para ser resueltas.
Dejé de darle vueltas a aquellas preguntas cuyas respuestas no obtendría en ese momento y me dispuse a dormir, permitiendo que la cálida cama me abrazara y me sumergiera en el mundo de los sueños.
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