19. Memorias III

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Han pasado meses desde aquel incidente, por ahora procuro llevar mi vida como es de costumbre o al menos es lo que Celestino me dice que haga

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Han pasado meses desde aquel incidente, por ahora procuro llevar mi vida como es de costumbre o al menos es lo que Celestino me dice que haga. Supongo que es lo mejor, sin embargo la situación se ha vuelto más tensa y la seguridad dentro y fuera del castillo ha aumentado, pues mis padres y el mismo pueblo temen a que pase algo así, ya que muchas personas no sólo perdieron sus vidas con ese ataque, sino que también hubo quienes perdieron sus pertenencias, hogares y familiares por culpa de aquellas personas que aún se desconoce su paradero y además las intenciones que tenían.

Mis recuerdos de aquellos días aún están dispersos y no puedo recordarlos con claridad. Siento que pasé años encerrado ahí, pero todos me han dicho que sólo fueron dos semanas. Todo pasó tan rápido y ahora mi identidad tiene que ser un secreto. Nadie salvo el personal del palacio sabe de mi existencia, mis padres me han dicho que es por mi bien y el del continente. Mari aún sigue en tratamiento debido a su mala condición y todo el día se la pasa bajo atención médica, ahora no hay nadie con quien pueda pasar el día, mi hermana siempre ha sido mi mejor amiga y supongo que es culpa mía el que ella terminara de esa manera. Si tan sólo no la hubiera hecho salir ese día, ella estaría sana y mis padres no tendrían que llorar todas las noches.

Salgo de mi habitación por aire fresco, al menos podía salir al jardín sin tener que romper las reglas ¿no? Ya he cumplido con mis estudios por el día de hoy, así que supongo que puedo disfrutar un poco mi tiempo libre. Durante todo este tiempo, después de haber recobrado mi condición física he visitado la biblioteca, leo mucho y en especial libros sobre medicina, sé que de esa manera tal vez pueda encontrar la cura a la enfermedad de mi hermana. Muy pronto las cosas estarán como de costumbre.

Dentro del palacio todo está tranquilo, no como antes, ya que ahora mis padres tienen juntas todo el tiempo con personas del extranjero y tocan temas que yo no logro entender. Hace pocos días que empezó la primavera, así que como es de costumbre los cerezos comienzan a florecer así que es mi primera opción.

Camino hasta el cerezo más grande del jardín y a lo lejos puedo identificar a una persona que se encuentra recostada en el tronco de aquel árbol. Observo alrededor de la zona y no veo a los sirvientes cerca, la persona que está en frente de mi parece ser alguien ajena al castillo, su apariencia pareciera ser la de un ángel con su cabello largo con un color plateado que resplandece incluso más que el mismo sol y su piel es pálida. Me acerco lentamente dudando sobre cada paso que doy hasta estar frente a él.

—Di-disculpa —toco su hombro intentando despertarlo, pero fracaso en la tarea—. ¿Te has perdido? Esta zona está prohibida para los visitantes —insisto. A pesar de que no debería ni siquiera estar aquí por ser una persona desconocida, sin embargo por alguna razón estoy aquí parado frente a una persona desconocida mientras duerme. Puede ser la oportunidad perfecta para regresar y mantener mi identidad oculta.

Al ver que aquella persona no responde y parece estar profundamente dormida, me pongo de pie con la intención de regresar.

—Perdón —dice a penas abriendo los ojos, los cuales son de un color azul como el cielo pero a la vez tan profundos que cualquiera podría ahogarse en ellos como el mar— sólo quería descansar.

Hielo ❄️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora