Look at ME

14.

¡Meti la pata!

Hakyeon tiene dos días sin escribirme, sin darme señales de vida.

La razón para no buscarlo hasta debajo de las piedras han sido esas lágrimas recorriendo su mejilla y su voz diciendo que le hago daño con mis dudas.

Jamás debí haber dejado que Yuri Noona me besara, sin embargo, no logré apartarme.

Una pequeña parte de mi necesitaba saber si ya no sentía nada por ella.

Jamás pensé que él lo vería en primera plana, pero supongo que cuando lo escuchara de mis labios, el dolor seguiría siendo el mismo.

No alcancé a detenerlo antes de que subiera a un taxi.

Que fuera inicio de vacaciones solo empeoró todo. Hakyeon nunca llegó a casa ese día.

¿Donde estás Hakyeon? Necesitamos hablar.

El mensaje era recibido pero no había ninguna respuesta.

Dos semanas después mi mundo se detuvo con un mensaje.

Necesito tiempo.

Dos palabras que me dejaron perplejo, y aunque sabía que era una posibilidad me negaba a aceptarlo.

¿Estaba terminando conmigo?

Estaba muy asustado, sin embargo, como si él estuviera frente a mí, viéndome totalmente devastado, me envió otro mensaje.

Solo… necesito tiempo. Por favor Woonah.

Me forcé a darle su espacio, a no escribirle aunque me dolieran las manos por hacerlo.

Desactive las notificaciones de las redes sociales para que no me alborotaran las ganas de verlo.

Mi vida se sumio en una pausa porque él no estaba allí.

Debido a que en un mes comenzaría nuestro último año, el profesor a cargo de mi formación me impuso participar en el campeonato de basket inter universitario para evitar “mi depresión pre graduación”.

Las semi finales se realizaron mientras estábamos de vacaciones.

Siempre miré hacia el público, antes y después de cada partido y él nunca estuvo allí. Las victorias no eran más que alegria pasajera, pero el deporte me mantenía centrado, evitaba que contara las horas desde la última vez que supe de él.

Y a pesar de que Noona no tuvo la culpa, de que para ambos ese beso no fue más que una reacción de costumbre, ella fue desde niño mi amor platónico y supe aprovecharme de mi corta edad para saludarla con besos en la boca, que al crecer dejaron de ser inocentes.

Aunque ella no era culpable, la evité en cada partido. No la quería en mi espacio, en nuestro espacio, estaba dolido y buscando a alguien en quien poner la culpa.

Así pasaban los días y pronto el mes que nos dieron de vacaciones había terminado, aún asi, me resistí a ir a su facultad.

No me interesaban los susurros que daban cuando yo pasaba, en mi mente el “espacio” de Hakyeon terminaba al finalizar el partido de este domingo.

Podía imaginarme salir corriendo a buscarlo para exigirle que me escuchara.

Y es así como de nuevo me encontré en medio del partido final buscándolo entre el público, solo para reforzar mi decisión de enfrentarlo apenas terminara el juego.

Cada encestada me acercaba más al final hasta que dos sonidos me hicieron parar en seco.

Uno, el pito del árbitro anunciando que habíamos ganado.