I.

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Holi, me llamo Nicol, tengo 14 años, cumpliré los 15 mañana, soy de Talca, vivo con mi papá solamente porque mi mamá murió cuando yo nací, así que no tengo fotos con ella, suelo ser una hueona amargada, no tiendo a ser sociable, me basta y me sobra con mi celular.

Aquí comienza mi historia. 

—Nicol, despierta, Nicol, teni que ir al colegio, levantate, floja– sentí que me movían, pero yo no me quería levantar, me gusta estar acostada.

—No quiero– me tape hasta la cara con las frazadas. 

—Nicol, perdiste un año, un año sin clases y no lo aprovechaste niñita, así que no, levantate, yo te iré a dejar– me decía mi papá sacandome de la cama.

—Puta papá– fruncí el ceño, y me quedó mirando con esa cara que me da miedo.

—Levantate, ¡ahora!– me dijo y se fue de la pieza.

Me tuve que levantar y buscar mi uniforme, tenía que usar una falda súper fea, la hueá no me gustaba, así que tuve que ponermela igual, me peine, me puse mis lentes y me fui al baño a lavarme los dientes, salí del baño y fui al living, ahí estaba mi papá tomando desayuno, el trabajaba todo el día, así que el me iría a dejar todos los días en la mañana al colegio, estaba comenzando primero recién, así que ojalá los de mi curso no sean unos hueones desordenados, más lo que me carga esa hueá.

—¿Estás lista?– asentí y tomé mi bolso, salimos del departamento y fuimos al estacionamiento.

Me subí al auto de mi papá y me puse a revisar Facebook mientras me iba a dejar, no había nada interesante, pura mierda.

—Llegamos, que te vaya bien, ojalá hagas muchos amigos, cuidate, toma– me pasó cinco lucas– para que te compres algo y después te vayas a la casa.

—Gracias, nos vemos a la tarde– le hice una sonrisa falsa y me bajé del auto, estaban entrando muchos hueones, que paja todo esto, entré y no tenía ni pico idea de donde estaba.

Verga.

Donde chucha queda mi sala, anduve perdida unos diez minutos, no se me había ocurrido preguntarle a algún inspector, así que me acerqué a inspectoria y pregunté donde estaba la sala del primero de, si, quedé en el peor curso.

—Segundo piso, sala 17.

Partí al segundo piso, miraba puertas, nada, no encontraba la hueá de sala, en una vi una puerta abierta y decía, sala 17, me acerque y estaba la sala culia llena hueón, entré y todos me quedaron mirando, que miran sapos culiaos, busqué con la mirada algún puesto vacío y al final atrás había uno, me fui a sentar ahí, y había una loca que también usaba lentes, tenía el pelo largo, tenía brackets, era de contextura delgada, tez blanca, ni pico idea de como se llamaba.

—Hola– me dijo la mina que estaba al lado, no la pesque porque no me interesaba conocerla, así que bai– que hueona más pesá.

Fea culia, me caiste mal, a mi lista negra conchetumare, tai' via', que flaite.

—Hola chiquillos, yo seré su profe jefe– entró una mina que su cara se me hacía re conocida– me llamo Pamela, pero diganme profe Pame, con confianza.

¡EURECA!

La mina de lentes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora