Estaba concentrada haciendo los ejercicios de matemáticas, cuando siento que tocan, miro la hora en el celular y eran las cinco, que pasó rápido el día hueón.
Guarde mi cuaderno, mi estuche, y me paré, más lo que me empujaron los culiaos de mi curso, si igual van a salir los sacos de huea.
Por fin salí de la sala y ya estaba respirando, fui al baño a laarme la cara, bajé las escaleras y llegue a la salida, afuera habían un montón de minas de media rodeando a alguien, no cache quién era, porque yo estaba buscando al Max.
—Oye tú, mina de lentes– escuche que gritaron, miré a todas partes, y entre medio de tanta mina, vi a un Max a lo lejos, me acerqué sorprendida a el.
—¿Que onda?– solté una risa.
—No sé, pero vamonos, me tienen entero tocado– me reí por su comentario, por que la minas de aquí son mas lanzas.
—Oye po, ¿nos vai a dar tu número?– le gritó una mina.
—Sorry, estoy con alguien– será cierto?
—¡NO SOY CELOSA!– le gritó la mina, oh las hueonas locas, me agarró la mano y comenzamos a caminar rápido.
—Hueona loca, la cagó– dije aguantandome de la risa.
—No te riai, tengo que aguantar eso toda la semana en mi colegio.
—Tshoa, pa' las minas eri el medio wacho.
—¿Y para ti, que tal soy? Ah.
—¿Pa' mi? Igual eris bonito, teni lo tuyo, ah casi– dije tapandome las mejillas.
—Tu igual eris linda.
—Pa' que mentí hueón.
—Ah huea tuya si me creí o no– dijo poniéndose serio.
Después que siguiéramos caminando en silencio, íbamos llegando a nuestra pobla y lo llaman.
—¿Quién chucha me llama a esta hora?– sacó su celular del bolsillo y contestó.
—¿Aló?- No hueón, no estoy en mi casa- ¿y pa' que?- andai varsa culiao, chupala hueón, siempre tengo que andar pasandote hueas o tapandote, no chao– cortó y me miró, yo hice una mueca.
—No preguntaré quien era, no es de mi incumbencia– dije comenzando a caminar.
—Bueno, te dejo aquí, no quiero llegar a mi casa– mi papá iba a llegar tarde hoy, y si lo llevaba a la casa, o no, ah filo.
—Oye, pero si queri podi quedarte un rato en mi casa, mi papá no está, va a llegar tarde– agrandó los ojos y sonrió.
—¿No será mucha molestia?
—No tranqui, por algo te lo pregunto.
—Ah, ningún problema entonces.
Dijo y partimos a mi casa, comenzamos a hablar de como nos iba en el colegio, que música nos gustaba, nuestras vidas pasadas, etc.
—Llegamos– dije sacando las llaves.
—¿Vives en departamento?
—Si jaja– dije y entramos a los departamentos, nos fuimos al ascensor y subimos.
—Que buena, yo siempre quise vivir en un depa, pero mi vieja tiene casa– dijo sentándose en el suelo.
—Que triste, yo desde que nací, vivo acá, mi papá pensaba en cambiarnos de ciudad – dije lo último y la cara del Maximiliano se deformó.
—¿En serio?
—Si, pero es el medio huebeo, ya parate que ya llegamos –me hizo caso y salimos de allí.