19. Domingo con D de ¿Donde mierda esta France?

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Domingo. El día más aburrido de la semana y por ende el día que mis hermanos ven las repeticiones de los partidos de Fútbol Americano en la TV.

Minnesota y Seattle jugaban, Tate y Tobías tenían una pelea personal entre quién iba a ganar. Se podía ver los bowl de cereales llenos en la mesa del centro, mis hermanos aún en pijama.

Como los viejos tiempo.

Camine hasta los sillones y empuje a Tyler para sentarme entre el y Trent.

— ¿Desde cuando tienes tanto trasero Fran? Casi me tiras —Se acomoda Tyler. 

— ¿Como dormiste pequeña? —Pregunta Travis.

— Muy bien Trav, ¿y Tío Dave? —Pregunté, se me hizo extraño no verlo por aquí.

— Se fue en la madrugada, unos asuntos —Habla Tobías.

Me entristeció un poco eso, el tío Dave es como un padre para mi y también es como un eclipse, viene cada mil años.

— Maldita sea, ¿porque siempre pierdo? —lamenta Tyler sacando un billete de 10 y entregándoselo a Tobías.

— ¿Sabe que es repetición? —preguntó a Trent y ese solo niega.

— ¡Tengamos Pool Party! —grita emocionado llegando con inflables para alberca Taylor.

— Llamaré a los chicos —sonríe Tobías.

— ¿Puedo invitar a Samantha y Matt? —preguntó.

— ¿Samantha? ¿La Samantha? ¿Hablamos de la misma Samantha? —pregunta Trent a Tate.

— Ya lo creo. ¡Toby ve por cervezas y papas! —grito Tyler desde la piscina.

— Los extrañaba mucho chicos —abrazo a Travis.

— Y nosotros a ti rayo de sol —besa mi cabeza Travis.

Rayo de sol, ese apodo me lo dio papá cuando estaba más pequeña porque siempre corría de un lado a otro con mi cabello suelto y ya que es rubio según ellos parecía un rayo de sol.

— Tiene tiempo que no me llaman así —sonreí.

— Siempre serás Rayo de sol —ríe Tate alado de nosotros.

En tiempo récord, Christian, Chad, Jacob, Dylan, Matthew y Samantha aparecieron en mi casa.

Matt y Samantha reían mientras bebían una soda, mire a Sam como tenía puesto un short no tan corto y una camiseta, se veía muy bien y no tan extravagante como acostumbraba.

Con una soda en mi mano, mire a mis hermanos quien jugaban en la piscina con sus amigos.

— ¿Entretenida? Te puedo traer una silla —ofrece. Yo me reí.

— ¿Que tal?

— ¿Es en serio Francesca?

— ¿Que? —pregunte confusa.

— ¿Es lo primero qué haces al verme? —sonríe y me jala para estar cerca de él, pecho a pecho, nos acercamos tanto, al grado de casi besarnos cuando.

— ¡TACLEADA! —grito Tobías. Gire a ver a mi hermano y a penas pude moverme unos centímetros de Dylan cuando mi hermano lo tacleo y lo arrojó a la piscina.

— ¡Chapuzón! —grito Chad.

Todos los chicos comenzaron a arrojarse al agua, también lo hice al igual que mis amigos. En medio de todo, Dylan tomo mi mano y salimos de la piscina.

Corrimos de puntillas a adentro de mi casa y nos comenzamos a reír, de un momento a otro el me beso y no puse resistencia.

— Hola —sonrió separándose.— ¿salgamos de aquí?

— ¿A donde iríamos? —pregunte.

— Contigo al fin del mundo.

Sonreí y lo besé, rápido porque corrí a tomar dos toallas y mi teléfono y salir corriendo a su auto.

Una de sus manos estaba en el volante y la otra en mi pierna. Su playlist consistía de canciones tranquilas, demasiado relajantes. Podría estar todo el rato escuchando a Radiohead.

El camino no fue largo, en menos de 15 minutos nos encontrábamos en el punto más alto de la ciudad. El mirador de Besos, como comúnmente lo llaman.

Donde se podían observar todas las casas, el río que pasaba a lo lejos y podía jurar que veía mi casa y a mis hermanos en la piscina.

Casi atardecía, así que el naranja del cielo se notaba con gran intensidad. Dylan solo me ayudar a subir al capote de su auto y sentarnos a ver todo.

— Quien lo diría —comienza a hablar.— estar con la chica más genial en el lugar que jamás pensé estar en mi vida.

— Quien lo diría —imite su tono.— Dylan  White intentando ser romántico.

El sonrió e hizo que me recargara en su hombro.

— No arruines el momento Francesca.

— No prometo nada —sonrió.

No se cuando tiempo pasó, no sé ni cómo se nos fue pero cuando ambos nos dimos cuenta después de decenas de conversaciones aleatorias sobre cosas sin sentido o al asar, como su primer perro Poncky o su tío Hank quien le regaló su auto a los 15 años, nos dimos cuenta que había anochecido.

— ¡¿Puedes creerlo!? —grito riendo.— Matty no se había dado cuenta que el huevo kínder no era un huevo de chocolate hasta que lo mordió.

Y estalle en carcajadas.

— Me odio por 3 semanas —platica.

Eso me hizo reír más.

Me baje del capote después de un gran tiempo ahí  y entre al auto a buscar mi telefono.

Cientos de llamas de partes de mis hermanos al igual que mensasjes.

"¿Donde mierda estás? -Toby"

Creo que deberíamos regresar.

— Tus hermanos me castraran —dijo este mirando su teléfono.

— No lo creo, ¿porque lo dices? —pregunte subiendo al auto.

— Porque Trent me envió un mensaje diciendo: Dylan, te castraremos —dijo conduciendo.

— Oh oh.

— No me arrepiento Fran, me la pase increíble contigo —tomo mi mano.

La escena era algo rara, mis hermanos afuera con una patrulla policial frente a mi casa. Tobías hablando con el oficial y Tyler con sus ojos hinchados, como si hubiera llorado.

— Francesca, no vuelvas a hacer eso —dijo Travis llegando y abrazándome.

— Solo salí con Dylan —dije mirándolos raro.

— Creímos que te habían llevado —hablo triste Taylor.

— Hablaré contigo después White —hablo severo Tobías.

— ¿Quien me llevaría? —hablé confusa.

— Olvídalo, no vuelvas a hacerlo —dijo Tate abrazándome.

No pude despedirme de Dylan porque los chicos me metieron a mi casa, aunque me quedé con esa incertidumbre.

¿Quien quiere apartarme de mis hermanos?

Los Hermanos T©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora