Eternidad (Scorpius Malfoy y tu)

Capítulo 15|

___________'s POV:

—Hey, reina, despierta —me dice Scorpius moviéndome.

—¿Ya sabes cómo ir al mundo mágico? —le preguntó acomodándome un poco el cabello.

—Sí, vamos que la dependienta del local nos está mirando raro. Pareciera que somos indigentes —me dijo ayudándome a pararme.

—No lo sé Scorpius, sigo con la ropa de hospital no puedo quedarme por siempre en el mundo mágico —le digo preocupada mientras cogemos un bus que nos acercará a nuestro destino.

—Podemos ir a San Mungo, mi padre podría mandar a alguien por sus cosas pero no estamos seguros en este mundo —me dice el.

—Deberías escucharlo —nos dice el acosador detrás de nosotros en el bus.

—¿Y tú qué haces aquí? —le pregunta Scorpius con rabia.

—Hey, tranquilo, el nos advirtió y nos ayudó en cierto modo. Aparte no puedes hacer una escena aquí —le advierto con la mirada.

—Tan inteligente y precavida como siempre. No se preocupen, no la voy a dañar, solo deseo protegerla —nos dice sonriente, lo podríamos utilizar.

—No necesitamos tu ayuda —masculla Scorpius.

—En este momento, te llamaremos cuando te necesitemos. Ahora lo que más necesitamos es no llamar la atención y llegar a la casa de Scorpius lo antes posible —sonrío agradeciéndole al fantasma con la mirada.

—llámeme Adán —sonríe y se desvanece.

—Adán, Adán, menudo idiota —dice Scorpius entre dientes.

—¿Qué pasa Scorpius? —le pregunte ha sabiendo la respuesta, estaba celoso.

—Es igual que el idiota de Logan —dice poniéndose digno.

—Si estas celoso solo tienes que decirlo ¿sabes? —me río un poco.

—Ugh, es que todos se te lanzan encima y eso no me gusta —me dice resoplando.

—Claro que lo hacen —me río algo más alto—. Porque yo quiero que así sea.

—Y para colmo lo aceptas —rueda sus ojos fastidiado.

—Sí, ¿pero acaso ves que yo me lancé hacia ellos? —le digo exponiendo mi argumento.

—No, pero igual —sigue enojado.

—Ya, de por dios scorpius, no quiero nada con ellos. A estas alturas ya deberías saber.

—¿Qué debería saber según tu?

—Los celos son una manifestación de tu inseguridad.

—Yo, eh, pues —dice el apenado.

—No importa, todos somos inseguros en ciertos aspectos. Lo entiendo, pero tienes que pasar encima de esas inseguridades y ya —le digo besando su mejilla rápidamente y parándome hacia la salida con el a mis espaldas.

—Tienes razón —me dice a mi lado tomando mi mano.

Le sigo hasta dónde iríamos al mundo mágico y nos metemos los dos en la cabina, dejó que el haga sus cosas y en pocos minutos estamos en el ministerio de magia. Le miro extrañada y el me hace señas para que lo siga.

—¿Qué hacemos aquí Scorpius? —susurró a su lado en cuanto pasamos esquivando a varios brujos y brujas.

—Le avisaremos a la ministra —me dice y se me hela la sangre, la ministra.

—¿No es mejor esperar que las cosas se calmen? Digo, el cazador nos puede estar siguiendo aún —le advierto.

—¿Qué mejor lugar para escondernos que el ministerio, lleno de magos experimentados y de gente a por montones? —me dice y ahí entendí todo.