Prólogo

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-Por el amor de Dios, Shawn, déjame ayudarte- Le dije, tratándo de contener las lágrimas.

Este chico es imposible.

-¿AYUDARME? ¿AYUDARME EN QUÉ? NO PUEDES AYUDARME, NI TÚ, NI NADIE.

-EL QUE TÚ NO QUIERAS, NO SIGNIFICA QUE NO PUEDA. Y TEN POR SEGURO, MENDES, QUE NO VOY A DESCANSAR HASTA QUE ESTÉS BIEN- Esta vez, las lágrimas caían por si solas.

-¿Por qué te interesa tanto?- Dijo, esta vez más calmado, sentándose en el sillón de su sala.

-¿Por qué me interesa tanto qué?

-Ayudar a alguien como yo, a alguien que no vale nada, que lo único que hace es cometer errores.

-No digas eso otra vez, vales mucho; y lo sabes.

-No haz contestado mi pregunta- Dijo mirando al suelo, con sus dedos entrelazados.

-¿Sabes porque me interesa tanto?

NO LO DIGAS, ESTÚPIDA.

-Porque estoy perdidamente enamorada de tí.

AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora