El beso III

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Los días pasaron y con ellos las semanas. May seguía sin hablarme, articulaba palabra conmigo cuando era urgente, nunca teníamos tema de conversación abierta, nuestras palabras trataban de si llegaríamos tarde, a donde iba alguna de las dos o sobre algo de materia, nada mas.

Seguía a lo suyo, enganchada a esa mierda. -Me voy a correr un rato, en poco vuelvo.-le dije, tenía que llegar pronto, mañana tenía examen y tenía que repasar.

-como quieras.-dijo fría. ¿Cuánto tiempo iba a seguir así conmigo?

Fui a correr por el campus una hora y poco y volví para la habitación.
Por el pasillo se escuchaba a alguien cantar en acústico la canción de The 1975 - Me. A medida que me iba acercando a la puerta de mi cuarto se escuchaba con más intensidad.

Abrí la puerta...me quedé mirándola.
Tenía los ojos entrecerrados y a veces los cerraba para sentir las notas de la guitarra la cual tenía sobre su pierna. Estaba sentada en el sofá que teníamos al lado de la ventana y a su lado tenía el cenicero con un cigarro el cual iba deshaciéndose y dejando ceniza, dando humo al resto del aire que se encontraba dentro del cuarto.

Me limité a seguir mirándola, pero esta vez sentada, intenté hacer el menor ruido, ella no me había escuchado entrar. Era perfecta, su voz, su rostro, simplemente hermosa.
Entonces me paré a pensar... Era ella quien me llamaba todos los días, quien con una canción me alegraba un par de minutos, me hacia sentir que a alguien le importaba, nunca supe reconocer lo maravilloso que tenía en mis manos.
Con esa canción en mis oídos y su voz penetrando mis tímpanos me provocó tristeza, desde el minuto uno fui una completa estúpida con ella y sin embargo siempre estuvo en todos mis momentos.

Paró de cantar y siguió tocando la guitarra hasta que se percató de mi presencia. -¿No decías que te ibas a correr?-me miró seria mientras agarraba el cigarrillo casi consumido del cenicero.

-Eras tu.-le dije sin gesticular, sin sonrisa, me salió de aquella manera.
Veía que mis ojos le penetraban la mirada, no paraba de mirarle a los ojos, pero con ellos sentía paz y si me miraban era estar en trance, como si nada pasara a mi alrededor.

Ella inquieta se acercó y se sentó enfrente de mí, en el frío suelo en donde me encontraba yo, rozando mis rodillas con las suyas, todo lo más próximo que podía. -Te prometí que nunca me iría de tu lado.-acercó su mano y la puso en mi mejilla. Yo arqueé la cabeza al lado donde estaba su mano, dando a entender que correspondía esa caricia.

En ese momento recordé, "Nunca me iré." Repetía mi subconsciente en mi mente, esas tres palabras me bastaron para preguntarle.-¿Qué debo hacer para recuperarte?- May borró la sonrisa que tenía y me apartó la mano de la mejilla despacio. Me cogió la mano que tenía apoyada en mi pierna y volvió a mirarme.

-No se que puedes hacer, mi corazón está roto Sophie y por mas que me acerco a ti los pedazos van haciéndose más pequeños-me sonrió y veía como esos ojos se volvían cristalinos, brotándole así lágrimas por su hermoso rostro. -Has sido mi droga y te quiero, pero como cualquier droga consume a su destinatario, tu me estas consumiendo y eso es malo.

Hizo un gesto de levantarse, pero no le dejé. Le abracé con todas mis fuerzas entrelazando mis brazos en su cuello.
Me agarró la cintura y me puse encima de ella, dejando mis piernas al rededor de sus caderas. Ella dejó de llorar, o al menos eso creía, solo notaba sus manos finas rozarme la espalda para aliviarme.

-Te amo.-ella paró de acariciarme y me distanció de su cuello cuando escuchó lo que le dije entre sollozos.

Miró mis ojos y mis labios.-¿Que pasa?-le dije sollozando con los ojos hinchados de llorar.

No me dijo nada, alzó la cabeza y me dio un beso en la frente. Ese beso me tranquilizó, pero habría preferido que hubiera sido en otro sitio. Cerré los ojos al sentir el contacto en mi frente y suspiré aliviada.

Volvimos a la posición inicial y nuevamente lloré en su hombro.

Lo que nunca te dije. (Lesbian Story)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora