Minner Foran [TomTord/TordTom]

10.Venganza.

¿Qué es más humano que la venganza?

...

Las cabezas parecían rebotar y rodar. La desesperación se respira en el polvo que se levanta. Los gritos se mezclan entre sí. Explosiones pequeñas provenientes de cañones de armas retumban como estuvieran a un lado del oído. Su cuerpo entero vibraba.

Ese era el sentimiento de guerra. Uno que quema cruel y lentamente a las víctimas.

Tord se apresuró a llegar al lado de sus amigos, quienes estaban escondidos detrás de un tanque que no se estaba usando.

El más joven se lanzó sobre la tierra para evitar posibles balas disparadas hacia él y aterrizó de manera dolorosa sobre su hombro, no le extrañaría si se lo hubiera dislocado.

Apoyó su espalda lo menos perpendicular posible y escondió su cabeza en el casco negro con detalles dorados que le dieron en forma de broma Paul y Patryck.

Se lo regalaron a escondidas, y lo estaba usando ya que ese momento era perfecto para un acto de rebeldía contra la autoridad que estaba obligado a seguir.

Era lo menos que podía hacer por sí mismo, estaba en pleno campo de batalla.

Miró con ojos ardientes cuerpos caer, chocar, lanzados, perforados y masacrados, una vista horriblemente traumática para la mente juvenil de Tord, que de a poco se corrompía más.

Cerró fuertemente los ojos al escuchar las retumbantes bombas y disparos. El fuerte ruido de las ruedas de tanques le daba una mortal curiosidad que tras matar su ingenuidad no le hizo caso.

Abrió con esfuerzo los ojos, para ver a sus amigos hablarse a gritos por el escenario bélico.

Estaban preocupados, y eso no ayudaba.

Sus huesos parecían temblar, queriendo arrancar cualquier cosa de cualquier parte.

Maldijo internamente al soldado que lo obligó consumir la droga que ayuda al ejército nazi movilizarse.

No pudo seguir el ejemplo de sus amigos, quienes después de haber fingido que se inyectaron el líquido salieron corriendo. Tord no tuvo la misma suerte, y cuando quiso lanzar a la nada la jeringa, un soldado de mayor rango le ordenó que se la inyectara frente a sus ojos, no tuvo opción.

Sentía su interior arder en adrenalina, era doloroso.

El sentimiento tan humano de destruir todo a su paso se le hacía cada vez más atractivo y despreciable.

Su respiración se descontrolaba de a poco y sudor se resbalaba desde su frente a sus pómulos, para después caer a su ropa desde a su barbilla.

Un fuerte agarre en su hombro lo hizo dirigir su mirada aterrada a quien lo sujetaba con fuerza.

Se encontró con la nuca de Paul, el cual miraba alerta de todo menos al noruego. La mitad del rostro de Patryck, al ser la otra mitad tapada por el holandés, apareció con seriedad en sus expresiones.

Los ojos de Tord ardieron más que sus pies al querer correr y menos que su adolorida alma al desear desaparecer.

No quería perder a esos sujetos.

Estaría solo nuevamente...

No podría cumplir las expectativas que tenía de pasear por la calle y divertirse con sus amigos, como si nunca se hubieran involucrado en esa cruel batalla.

No sería capaz de sobrellevar una vida solo.

No tendría a donde ir.

Si es que salía vivo de esa.