Capítulo 2

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Aria luego de ese gran incidente - como llamó a lo sucedido - decidió que no le tomaría importancia, después de todo no eran tantas personas, solo Amber y cuatro chicos.

Conforme de como había dejado su habitación se recostó en la cama mirando al techo.

- Nada será igual - se dijo a si misma.

Y tenía toda la razón, en tan solo días su vida cambiaría por completo, él ya estaba aquí pero ella no lo sabía.

A unos cuantos metros de la habitación 0310 en el pasillo 3A, Amber se encontraban en la sala de estar junto a sus cuatro amigos.

- Deberías invitarla Amber, es nueva no conoce a nadie - habló el ojiazul llamado Max.

- Así podrían conocerce y comenzar a ser amigas - agregó Caín, castaño, alto, linda sonrisa y buen humor.

- Además es hermosa y podría pasar tiempo con ella.

Todos rodaron los ojos ante la acotación del moreno, Joel Giesler.

- Cierren sus estúpidas bocas, no pienso invitarla porque a) -comenzó a enumerar con sus dedos- no es mí problema que sea nueva. B) ni en sueños quiero a esa tipa como amiga y c) -golpea al joven Giesler- llegas a posar tus ojos en ella y te corto los testículos. Ahora dejemos de hablar de la rara y díganme en donde rayos se metió Mendes.

Emocionado un chico alto, de tez blanca, cabello castaño y de bellos ojos mieles se encontraba llegando en su auto. Él amaba ir al internado Bodwelly al que asistían dos de sus amigos ¿La razón? Allí él era considerado uno más, no lo paraban cada dos segundos por una foto y/o autógrafo. Caminaba libremente por todos lados, disfrutando de las instalaciones como cualquier chico de 19 años con su grupo de amigos. Solo allí sentía que era un adolescente normal y no una súper estrella de la música.

Bajó del auto y se adentró al edificio del centro. Subió escaleras, dobló pasillos, en ningún momento le hablaron o trataron diferente, solo lo ignoraban. Allí lo conocían todos y estaba seguro de que cada uno tenía una foto con él por lo que ya no les interesaba. Siguió caminando hasta que al fin divisó a sus amigos.

- Oh allí viene. Amber por el amor de dios ya relájate - el castaño, Miles,  intentaba con todas sus fuerzas controlar las ganas de insultar a esa histérica chica.

Shawn saludó a todos y se disculpó por llegar tarde, no era habitual en él pero como para todo siempre hay excepciones.

- Cenaremos sushi ¿Estás de acuerdo Shawn?

- Claro que sí, comeré lo que sea.

Su amigo Joe-como solían llamarlo- se acercó y habló con él.

- Ya que hablas de comer, no sabes que buena está la nueva.

- Joe es inició de clases, hay muchas nuevas -contesta divertido.

- Pero hablo de la compañera de cuarto de Amber. Apuesto a que se llevarían bien, tiene una voz hermosa además alcancé a ver qué tenia una guitarra.

Ahora sí que el ojimiel estaba interesado.

-¿Y tú cómo sabes que tiene linda voz? No me digas ¿Has hablado con ella?

Fue allí cuando Joel contó lo sucedido, agregando descripciones de la chica.

Ella cansada de estar entre esas cuatro paredes decidió ir a recorrer un poco el internado. Colocándose una chaqueta salió de la habitación y comenzó a caminar. Era todo muy hermoso, grande e incluso un poco ostentoso pero estaba bien era uno de los mejores internados de Canadá. No podía estar más agradecida de estar allí. Sacudió la cabeza ante aquel pensamiento, no estaba agradecida porque nadie le pagó los estudios ni nada que se le pareciese. Estaba orgullosa de si misma ya que gracias a su esfuerzo y dedicación logró llegar hasta ahí. Aria había sido seleccionada entre tantos de sus compañeros para ser ella quien realice el intercambio, sus excelentes notas y ejemplar comportamiento habían sido la clave.

Llegó a la sala de estar que había visto anteriormente y decidió inspeccionarla. No había mucha gente -por suerte- solo algunas chicas sentadas cuchichiando en la esquina, tomando batidos.

No estaría mal probar uno -pensó- mientras caminaba hacia la barra.

- Hola podría ser un.. -no sabía que pedir era su primer día aquí así que solo leyó el primer nombre que aparecía en el letrero del menú -Mocca doble de frutilla, por favor.

Minutos después estaba frente a un ventanal mirando el exterior bebiendo el batido que para su sorpresa era delicioso.

La vista era impresionante pensaron ambos. Ella observaba como el agua caía por la pequeña cascada artificial y las hojas de los árboles se movían suavemente mientras la luz de la luna le daba el toque mágico.

Él la observaba a ella.

InexorableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora