Sentado en uno de los sillones de la sala de estar, mirando impaciente la hora en su reloj se encontraba el ojimiel.
Una parte de él creía que ella entraría por esa puerta en cualquier momento, y otra le decía que guarde esos pensamientos para un cuento de hadas.
- Muchas gracias.
Le pagó al señor y empredió de nuevo su camino. Aún no estaba segura si la decisión que había tomado era la correcta, pero ya estaba hecho.
- ¿Vas a alguna parte? -levantó una de sus cejas mirándolo fijamente.
Sientiendo como casi le deja de funcionar el corazón él dió media vuelta, y la vió, allí parada con una bicicleta.
- Yo..mm..eh ¿Y esa bicicleta?
- ¿No has dicho que me enseñarás la ciudad?
Shawn asiente sin comprenderla.
- Yo iré en ella.
- Oh no, para nada, tengo mi auto aquí iremos juntos.
- ¿Piensas que voy a subirme al auto de un extraño? Ni en sueños, qué tal si me llevas a un acantilado, yo no tendré como huir, es allí donde entra mi bicicleta en acción.
Él sonríe metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón, le divertía tanto su paranoia.
- Un simple "oye Shawn no quiero estar aquí, llévame al internado" -agudiza la voz imitandola- bastaría para traerte de vuelta. En cuanto quieras volver lo haremos, lo prometo.
- No prometas cosas que no sabes si cumpliras. De todos modos iré en bicicleta, contigo o sin ti recorreré la ciudad.
Frustrado y casi ofendido bufó mirando al cielo.
- De acuerdo, lo haremos a tu modo.
Él también compró una y juntos salieron andando del internado Bodwelly. Diez minutos después llegaron al Lago Moraine. Maravillada Aria dejó la bicicleta a un lado y se acercó lentamente al lago.
- Esto es.. wow.
La castaña llevaba en el rostro la sonrisa más grande de su vida, el paisaje era magnífico.
Unos cuantos pasos detrás estaba él, sentado observándola. Se veía tan linda con esa sonrisa y los ojos iluminados por la emoción. Definitivamente valía la pena estar allí. Tomó unas cuantas fotos ignorando la intensidad de la mirada del castaño, para luego sentarse en el césped. Aspiró fuertemente. Eso sí que era vida - pensó.
- Apuesto que la cascada del internado se ve ridícula comparado con esto ¿Verdad?
- Depende.
- ¿De qué?
- De cómo lo veas tú.
Él reprimió las ganas de fruncir el ceño, ¿De cómo lo vea? ¿Qué quiere decir? -se preguntaba a él mismo. Sin embargo la risa de Aria lo interrumpió.
- ¿No es más sencillo preguntar a qué me refiero, en lugar de estar dándole vueltas a mis palabras en tu cabeza? -pregunta divertida.
En cierto punto ambos estaban sorprendidos por la actitud de la chica. Ella no sabía el porque estaba hablando tanto, porque no solía hacerlo mucho y mucho menos divertida, riendo. Él creía que este paseo sería solo él el que hablaría, nunca esperó que la mirada de la ella se pose en él y mucho menos hacerla reír.
- Quizás, pero quería impresionarte.
Ella rió, perdiendo la cuenta de la cantidad de sonrisas que el chico le había sacado en el corto lapso que llevan conociendose.
- Me refiero a que la cascada del internado es arficial ¿No es así? -Mendes asiente- pero aún así es malditamente hermosa, y este lago tan natural también lo es. Uno hace esa comparación "el lago es natural, por lo tanto más bello es", pero hay algo que no tenemos en cuenta al decir aquello; nosotros somos seres superficiales, y apreciamos más lo arficial que lo natural, por lo tanto esa frase pierde sentido.
Esas palabras tan profundas se grabaron en la mente del muchacho, repitiendose una y otra vez. Porque, está más que claro que ella no habla solo de la cascada y el lago ¿Verdad?
- Al final el impresionado soy yo.
Aria sonrió volviendo la vista al lago. No podía creer que estaba allí, después de todo hace semanas estaba en el despacho de aquel abogado. Y ahora estaba aquí, en Canadá, frente a un paisaje maravilloso en compañía de alguien con el que podría usar el mismo adjetivo para describirlo Simplemente era increíble.
- ¿Nos tomamos una fotografía? -preguntó de repente el muchacho.
Una mueca fue lo que recibió como respuesta.
- Oh vamos, es solo una foto. Anda ven.
Se acercó a la chica y pasando un brazo sobre sus hombros la acercó aún más.
- No, Shawn no quiero -habla escondiendo el rostro en el pecho del chico.
Al percibir aquella acción pulsó la pantalla del teléfono, capturando el momento en una foto.
- Mira ya nos he sacado una, no se ve tu hermoso rostro pero igual es bonita.
Al darse cuenta de sus palabras las mejillas se le colorearon de un intenso color rojo.
Transcurrieron cinco minutos de denso silencio. Él seguía apenado por lo que había dicho. A ella ese comentario la incómodo demasiado y decidió no hablar más.
- Wow como ha pasado la hora ¿Tienes hambre? -habló luego de mirar el reloj en su muñeca.
Ella simplemente negó con la cabeza. Él suspiró, no podían seguir así era momento de hablar.
- Oye lo siento, ya sabes por lo que dije. Lamento si te he incomodado o..
- Déjalo, ya está -lo interrumpe.
- ¿Segura que no tienes hambre? Porque hay un lugar por aquí cerca que sirve comida deliciosa, además está cerca del parque al que luego quiero llevarte.
Aria lo pensó por un momento sin embargo al oir rugir el estómago del chico supo que era él el que tenía hambre.
- Okey vamos o si no me comerás a mi.
Eso quisiera - pensó el castaño.
Y así nuevamente juntos y en bicicleta emprendieron rumbo al misterioso restaurante.
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Inexorable
FanfictionMiró a su alrededor y aspiró fuertemente. Al fin estaba allí, lejos de todo y de todos. En paz, a solas. Como debía ser. O así lo creía ella, hasta que llegó él y le demostró lo contrario.