La campana sonó, ella guardó todos sus útiles en la mochila y salió rumbo a la cafetería. Sintió como alguien se posicionaba a su lado, no tuvo que mirarlo para reconocerlo. Max se había pegado a ella cual lapa.
Miró molesta cada plato que descansaba sobre el aparador ¿acaso no podían servir algo que no contuviera carne? Molesta dejó de mala manera la bandeja que hasta ese momento llevaba en la mano. Caminando a paso lento se dirigió al exterior, donde se sentó en una de las tantas mesas que había.
Cada día a la hora del almuerzo era lo mismo. Llegó hasta a hablar con la cocinera pero solo se limitó a contestar que ella no era quién decidía que debía servirse cada día. Entendió que aquella persona era el director del internado.
Siempre se prometía a si misma que se cocinaría algo ella misma para llevar luego y comer, pero siempre lo olvidaba y volvía a pasar por ese mal momento.
- Ten - habló el ojiazul sentadose frente a ella, empujando una bandeja de plástico.
- No me mires así, come. Lo he comprado en la tienda frente al instituto.
Ella miró detenidamente el plato y al cerciorarse de que sus palabras eras totalmente verídicas devoró todo rastro de alimento.
- Muchas gracias, Max. Te debo una -habla luego de beber un sorbo de jugo de naranja.
- ¿Que tal si saldas tu deuda hoy mismo?
- ¿A qué te refieres?
- Veremos una película con los demás y luego iremos a cenar, unetenos.
- ¿Quiénes sería los demás? -pregunta aunque ya sabe la respuesta de antemano.
- Amber, Cain, Joe, Miles y Shawn -contesta con simpleza.
- No lo sé, sabes que Amber y yo no congeniamos muy bien.
- Sé que últimamente eso ha cambiado. Vamos acepta, por fissss -hace un puchero.
Ella rueda los ojos y Max se levanta a abrazarla. Estos dos, los últimos tres días se han vuelto casi inseparables ¿Quién lo diría verdad?
Ya estaba todo listo; palomitas, una buena película, sus cuatro buenos amigos junto a él ¿Qué más podría pedir?
- Max hace diez minutos has dicho que esperemos, que falta algo. Está todo ¿Puedes darle play? -habla exasperada la rubia.
En ese momento Aria apareció en sus campos de visión, todos sonrieron menos Shawn que se atragantó con una palomita.
- Lamento la tardanza es que tenía asuntos que atender -se disculpa en voz baja.
- Tranquila, Max nos ha hecho esperar por ti, ven siéntate -habló Amber haciéndose a un lado, dejando un hueco en el sofá a su lado y de Shawn.
- ¿Cómo has estado? -preguntó el cantante apenas ella estuvo a su lado.
- Bien ¿Tú?
- ¡Cierren la maldita boca que ya va a comenzar! -Ambos guardaron silencio, concentrándose en la pantalla.
Siquiera transcurrieron treinta minutos cuando sintió como la castaña apoyaba la cabeza en su hombro. Intentando no moverse demasiado, ladeo la cabeza y sonrió al captar tal imagen. Aria totalmente dormida, con la mitad de su cuerpo sobre él. Delicadamente pasó su brazo sobre los hombros de la chica, ella automáticamente y todavía inconsciente se acurrucó más cerca de él.
Ella en serio intentó con todas sus fuerzas mantenerse despierta, pero estaba tan cansada que le fue imposible. Hace tres noches recibió aquella llamada de su hermano, y desde entonces no deja de recibir mensajes suyos. Incluso hasta estudiar se le dificulta, cosa que nunca había sucedido. Está tan nerviosa y asustada por lo que Christopher pueda llegar a hacerle que no puede pegar ojo. Pero cuando estuvo junto al cantante sintió una calma indescriptible, sus músculos y su mente de relajaron dejándose caer en un profundo sueño.
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Inexorable
FanfictionMiró a su alrededor y aspiró fuertemente. Al fin estaba allí, lejos de todo y de todos. En paz, a solas. Como debía ser. O así lo creía ella, hasta que llegó él y le demostró lo contrario.