Capítulo 13

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-Señor... Sucedió lo que usted temía. Puede comunicarse con la chica, pero según mis fuentes ella no responde.
-¿Cuál es tu trabajo, amigo mío?
-Lo sé señor, sé que debía eliminarlo, pero...
-No me sirven tus excusas. Ya sabes por qué y para qué tenías que hacerlo- Hizo énfasis en la palabra "tenías"- Eres un inútil Michel. ¿Lo harás bien esta vez o tendré que encargarme también de ti?
-No, por favor no.
-Entonces, has tu desgraciado trabajo y punto.- Estaba contemplando el viñedo desde su ventana con las manos cruzadas atrás. Su expresión era dura y fría, y la sombra que dejaba el Sol en su rostro hizo erizar de nervios a Michel. Su cicatriz era terrible... El hombre dio unos pasos hacia él, mirándolo fijamente a los ojos.
-Qué estás esperando.- Dijo con los dientes apretados mientras cogía del cuello a Michel. Apretó durante unos segundos, hasta que sintió que sería suficiente para que aquél muchacho ingenuo hiciera su trabajo.
-Elimina a los que sean necesarios para llegar a él.
Michel salió con las manos temblorosas. Nunca le había gustado ese trabajo, pero sí que pagaban bien. Le servía al menos para mantener a Lauren, y aquél chico que crecía en su vientre. Mientras más pasaban los años, la situación empeoraba cada vez más. Inhumano. Despiadado. Había eliminado cientos de personas de su camino para poder salirse con la suya. No Michel, por supuesto. ¿O si? Temía los primeros meses de trabajo de comentarle a Lauren la manera en la que ganaba dinero, el cómo había conseguido un auto último modelo en tan poco tiempo, la razón por la que le hacía regalos costosos más seguido, y sobre todo, el porqué su cálida chispa se había apagado poco a poco, llevándose consigo su bella sonrisa. Todo había cambiado. Estaba atado a aquél siniestro negocio. Todo por el bienestar de El Área, que por cierto estaban a punto de destruir, según lo que hacía poco había escuchado. El paso de penitentes se convirtió en una amenaza para la ciudad, asimismo la llegada de chicos tras ellos con mentes revolucionarias como Minho, Newt y Ares. Ese sí que era un problema para el jefe. Mentes nuevas y frescas. ¿Cómo podía encerrar esa cantidad de muchachos brillantes allá? Y ahora que destruiría El Área, ¿por qué enviarlos al desierto? Pero era una completa ironía... Asesinó a los de bajo intelectual, dejó ir a los de inteligencia promedio, pero tiene de camino al Desierto a los más brillantes, al parecer todos se comunican mentalmente. Michel admitió para sus adentros que quizás, y sólo quizás, una parte de él quería que la revolución ocurriera.
Definitivamente su jefe era la persona más cruel que haya conocido.

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